Las cajas de regalos de Operation Christmas Child abren oportunidades estratégicas en el Cáucaso.
Cerca de doce niños y adolescentes corrieron por un pasillo enlodado para asistir a un servicio cristiano de adoración esa tarde. Hablaban y reían, algunos incluso pateaban un balón antes de subir las escaleras externas de concreto y metal al segundo piso del centro de ministerio. Esta no es una escena común en esta parte del país de Georgia, donde la mayoría de los residentes son de minorías étnicas y que tradicionalmente han rechazado el Evangelio.
Una de las líderes entre los adolescentes es una chica de 15 años que recibió una caja de regalos cuando tenía 6 años. Ketevan* recuerda algunas de las cosas dentro de la caja: lápices, un cepillo de dientes y unos guantes, sus favoritos. “No solemos tener nieve, pero se enfría en inverno”, dijo. “Me alegró mucho cuando abrí la caja. Me encantan los reglaos y me puse feliz de recibir este”. El regalo abrió la puerta a una relación con los misioneros de Corea que se la entregaron.
Ketevan comenzó a asistir al centro los domingos para escuchar más sobre Jesús. Recuerda una de las discusiones sobre el fin del mundo. “Ese día, decidí creer en Jesús y vivir para hacer su voluntad y ser una cristiana. Le dije: ‘Dios, no quiero ser una esclava de Satanás, quiero seguirte’”.
“That day, I decided I wanted to believe Jesus, and I wanted to live for His will and be a Christian.”
Desde ese día, ha notado cambios en su actitud. Antes de recibir a Jesús, les decía cosas malas a los otros y peleaba con sus amigos, incluso en el centro de ministerio. Dijo: “A veces mis compañeros de escuela me dicen malas palabras porque creo en Jesús, pero oro por ellos, porque sé que no son creyentes y yo estaría igual que ellos”.
Orar por un cambio espiritual
Ketevan refers to Brennan* as “teacher.” He has been a church planter in this part of the world for 21 years, though he is from Korea. He learned of Operation Christmas Child when he was working in another country. In Georgia, he gives out 300 to 500 shoebox gifts each year as he tries to reach children and their families with the Gospel of Jesus Christ. “I really think Samaritan’s Purse shoeboxes have been great to reach the kids,” he said.
Before distributing any shoeboxes, Brennan will first go to a village and determine how many children are there. Then he begins planning the outreach event, which includes fun activities and a presentation of the Gospel. As a church planter, he knows that if even one family decides to follow Christ, there’s hope that God can start a church in that village. If after receiving a shoebox the children—or their parents—want to learn more about Jesus, someone from the team follows up.
It’s not an easy job. The predominant religion in this area is intertwined with every part of people’s lives. The community is not open to outside people or ideas. That’s one reason for intermarriages within the community. When they’re only 15 or 16 years old, young people often prepare to marry cousins. Brennan says that in many immigrant communities, the people try to learn the Georgian language, but this particular group isolates themselves within the country. “We need the power of the Spirit of freedom to actually free them from this community and culture,” Brennan said. “But only through the Gospel is this possible.”
“Only through the Gospel is this possible.”
Entre este grupo, es difícil para los nuevos cristianos, especialmente jóvenes, crecer en su fe después de recibir al Señor. Algunas veces los padres les prohíben ser discipulados antes de alcanzar el punto de madurez.
Everyone knows that Brennan is teaching about Jesus, and they see the mission house as sort of a weekend school. He said, “We made a name for the group of students—YBTJ (Youth Back to Jesus). We encourage the kids to do worship at school. They are allowed, but we didn’t necessarily teach them how.” Several missionary kids attend local schools, and they model Christian worship for the local students.
Brennan has been praying for at least one local believer to rise up and become a spark for spiritual change in Georgia. “I’ve been praying that that person will be one of the youth,” he said.
Tal vez esa persona sea Ketevan. Ella comparte con valentía su fe con sus amigos; algunos ya asisten a las reuniones en el centro.
Su sueño para el futuro es ir a otros países y hablar de Jesús. Y tiene una petición de oración: “Queremos un avivamiento en Georgia. Nuestro grupo de jóvenes va a las escuelas para orar. Lo hacemos tres veces a la semana. Vamos al patio y oramos. Oramos por nuestras escuelas para que más niños sepan de Jesús y que nuestros compañeros se unan en las oraciones. Quiero ver 7000 de estos grupos en Georgia”.
“Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, en amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).
*Los nombres se han cambiado por motivos de seguridad.