Nuestro Hospital Móvil de Emergencias en Gadarif, Sudán, brinda cuidados intensivos a las madres embarazadas y a sus hijos, que huyen de la violencia.
Envuelta de la cabeza a los pies por una tela floreada y suelta, Amira saca el balde del hospital de al lado de su camilla y sale de la guardia pediátrica para lavar la ropa. La guardia es una de las ocho carpas que conforman el Hospital Móvil de Emergencias de Samaritan’s Purse, que funciona desde el Día de Navidad junto al hospital público aquí, en Gadarif.
Aun en invierno, el calor del mediodía es abrasador en Sudán. Las pocas camisetas, enteritos y prendas para recién nacidos que Amira cuelga en la cerca alambrada que rodea los terrenos del hospital se secarán enseguida. Sus bebés, una niña y un niño, tienen 42 días de vida, y llegaron a nuestro hospital móvil hace 15 días. Sus ropitas (diminutas en la cerca) les quedan enormes a los gemelos de apenas unos 1,360 kg cada uno.
Afuera de la cerca, en la parte delantera del hospital, hay una fila de cientos de mujeres y niños desplazados internamente, que esperan incluso hasta altas horas de la noche la inusual oportunidad de ser atendidos gratuitamente por un médico.
Brindar atención compasiva en el nombre de Jesús
Se estima que unos tres millones de personas han venido a vivir a Gadarif, lo cual ha duplicado súbitamente la población de la ciudad. El hospital local está sobrepasado, y derivar pacientes a Samaritan’s Purse ayuda a aliviar la carga.
Desde su apertura el 25 de diciembre, nuestro hospital móvil ha ayudado con una gran cantidad de partos seguros y naturales. También hemos realizado decenas cesáreas, además de brindar atención prenatal y cuidados posnatales.
Si bien Amira fue derivada a Samaritan’s Purse desde el hospital público luego de dar a luz, dijo que lo que más la influyó fueron las recomendaciones positivas de sus amigas y vecinas.
“Este hospital es muy renombrado por las personas que vinieron anteriormente, y lo que me han dicho es realmente lo que yo experimenté”, reconoció Amira. “Las personas me reciben con amor, cuidan a mis bebés e, incluso, les dan leche. Mi única meta es ver que mis bebés crezcan”.
El personal médico de Samaritan’s Purse trabaja esmeradamente para el mismo objetivo, controlan minuciosamente a los gemelos, y les darán leche maternizada especial hasta que estén suficientemente fuertes para continuar siendo amamantados. La mayor parte del día Amira no puede quedarse con sus bebés porque tiene otros seis niños en casa, pero dijo que se siente segura dejándolos con el personal de Samaritan’s Purse.
“Los médicos son muy buenos con mis hijos”, dijo Amira. “Es la primera vez que he visto personas que amen y cuiden a los bebés como lo hacen ellos”.
Desde hace unos años, la seguridad es una preocupación permanente en Sudán, ya que hay grupos enemigos que luchan por el dominio del país. Las historias de violencia contra las mujeres continúan filtrándose de las zonas conflictivas a medida que los residentes huyen. En algunos casos, las familias que buscan seguridad y estabilidad terminan separadas durante el proceso.
Amira fue desplazada por primera vez hace 13 meses, cuando huyó de su pueblo natal en el estado de Sennar con su esposo y sus hijos, y dejó atrás a su madre. Siendo hija única, Amira tiene la esperanza de poder visitar a su madre nuevamente para mostrarle a sus nuevos bebés.
“Ser mamá es un regalo”, dijo Amira. “Oro para ver que mis propias hijas se casen y sean madres”.
Cuando su nuevo hogar en Gezira se volvió peligroso, Amira huyó por segunda vez. Su esposo ya estaba viviendo en Gadarif por una oportunidad laboral, y ella tuvo que hacer el viaje sola.
“Fue un viaje realmente peligroso”, relató Amira. “Yo tenía miedo por mi hija. Estamos muy agradecidos porque ahora estamos aquí”.
A medida que Amira observa cómo sus hijos mejoran en nuestro hospital, hay alegría en su rostro y en su voz, pero está teñida de dolor. Su viaje no estuvo exento de una pérdida terrible.
Marcamos la diferencia
El tiempo parece volverse lento en el tramo más caluroso de la tarde. Los gritos de la sala para la labor de parto y la maternidad llenan el aire cuando las mujeres que están adentro se aferran a sus camillas de metal durante las contracciones. Cuando llega el momento de pujar, las mujeres son conducidas a la intimidad en una silla de partos ubicada detrás de un tabique plástico.
Los ventiladores hacen circular el aire caliente en la sala, mientras las acompañantes cuidadoras (normalmente, una pariente servicial) escuchan los llantos de los recién nacidos. Las voces de los seres queridos ondulan con los sonidos del festejo cuando estas nuevas vidas llegan al mundo y son colocadas en los brazos de sus madres.
La dura labor de nuestros equipos médicos es aliviar la carga causada por la crisis que ha asolado a la región por casi dos años hasta el presente.
“Están marcando la diferencia en este país que atraviesa este conflicto”, dijo Harith Mohammed Ali, a pediatra sudanés nacido y criado en Gadarif, que trabaja junto con el personal de Samaritan’s Purse en el hospital. “Están ayudando a un montón de personas (a miles, diría yo) que no pueden acceder a ninguna atención médica aquí por causa del hacinamiento”.
Estas condiciones pueden parecer duras según los criterios occidentales, pero, en el hospital local, a veces ubican a las madres de a tres por camilla para hacer espacio, debido a las inmensas necesidades. Cuando los pacientes llegan al hospital móvil de Samaritan’s Purse, nuestro personal se asegura de que reciban la atención compasiva que demuestra el amor de Dios por cada persona.
“El hospital móvil fue muy bueno”, dijo Samar Algali, quien acaba de dar a luz a su tercer bebé, su primera hija. “Vimos que todo el personal nos ha tratado perfectamente, y estamos muy contentas”.
“El hospital móvil tiene un buen equipo de verdad”, dijo Malik Awadelah, una madre primeriza rebosante de alegría. “Siempre están pendientes del paciente y brindan un servicio de alta calidad… el personal sanitario, los médicos, y todas las personas tratan estupendamente a la gente”.
Mientras el personal nacional y nuestros equipos trabajan juntos, aprenden unos de otros. El Dr. Ali dijo que el trato con el paciente es una diferencia que él ha observado entre los médicos y las enfermeras de Samaritan’s Purse.
“Aprendemos un montón de experiencia y de habilidades de ellos”, afirmó el Dr. Ali. “Observamos cómo tratan con el paciente. Sinceramente, nosotros tratamos al paciente de una manera muy agresiva; no como las personas de Estados Unidos”.
Amar a los necesitados
Cuando cae la noche, el aire refresca hasta una temperatura agradable y el personal local, que trabaja turnos de 24 horas, echa mano de alguna camilla donde poder descansar un poco entre los controles a los pacientes. Las temperaturas más frescas son un alivio para los adultos.
Sin embargo, los gemelos de Amira, bebés que no cuentan con nada de grasa corporal, pueden enfriarse peligrosamente. Es por esta razón que desplegamos más que solo médicos y enfermeras a nuestros hospitales móviles. Dios usa a tecnólogos médicos; a ingenieros; a especialistas en agua, sanidad e higiene para lograr que todo funcione sin problemas. Estas llegan a ser destrezas que salvan vidas en el servicio.
Ken Punter ayudó a instalar el hospital móvil de emergencias a su llegada. Construyó baños y estaciones para el lavado de manos, y es el encargado responsable de que siempre haya agua limpia y potable. Cuando se enteró de que existía la preocupación por mantener el calor de los gemelos durante la noche, Punter se puso creativo y armó una incubadora que funciona alimentada por un secador de pelo.
“Parece que funciona muy bien”, dijo Punter. “Los gemelos se acurrucan allí; pusimos una ventanita de acrílico en la parte delantera. No es lo menor, se ve borroso, pero fue lo único que teníamos”.
Luego de que Punter describe los mecanismos para diseñar una incubadora segura y eficaz con los escasos suministros, tiene que hacer una pausa antes de poder continuar.
“Verás, ella perdió a uno de los trillizos”, dijo cuando comenzó a relatar la historia más larga y desgarradora de cómo Amira llegó aquí.
Ella había dado a luz a tres bebés en otro hospital local. El tercer bebé de Amira problemas respiratorios. Se le practicaron medidas de salvamento, pero el recién nacido falleció.
Amira está desconsolada, aun cuando observa cómo los otros dos mejoran en nuestro hospital móvil. No puede evitar pensar cuán distintas habrían sido las cosas si ella hubiera podido venir antes a nuestro hospital, cuando estaba en labores de parto.
“Si hubiera existido la misma atención que mis hijos están recibiendo aquí, quizás mi hijo no habría huerto”, dijo.
Las balas, las bombas y otras formas de la violencia del conflicto en Sudán no son las únicas causas de las pérdidas humanas en la guerra. La historia de Amira no es infrecuente. Alabado sea Dios porque su recorrido la trajo aquí, al hospital móvil, y porque su historia ahora está impregnada de la esperanza y el amor del pueblo de Dios.
“Ustedes me han tratado tan bien”, dijo Amira. “Me siento como si estuviera con mis parientes”.