El campamento Corazón en Uganda, parte de nuestro programa Children’s Heart Project, se una oportunidad para que los niños que han tenido cirugía del corazón se relacionen y experimenten el amor de Dios.
En una tarde cálida y soleada en las afueras de Kampala, Uganda, docenas de niños corren, ríen, sonríen y juegan varios juegos infantiles en un área verde. Los niños corren y patean un balón, mientras que las niñas saltan la cuerda. Otros ríen mientras tratan de balancear un aro en sus cinturas. Más tarde, todos tiran de la cuerda. Nada especial, dirán algunos. Pero para estos niños, estas actividades habrían sido imposibles hace unos años. Y algunos, ni siquiera estarían vivos.
Cada uno de estos niños, entre 6 y 12 años, ha tenido una cirugía congénita del corazón que se organizó mediante Children’s Heart Project, un ministerio de Samararitan’s Purse. Hay casi 1600 niños en más de una docena de países que han recibido operaciones a través del programa en los últimos 27 años.
Conectar a los niños
Los niños que juegan en el césped han venido a Kampala para asistir al campamento 20204, un retiro anual de una semana para los niños en Uganda que han tenido cirugía del corazón mediante nuestro programa. Se hacen dos campamentos por año, uno para los más jóvenes, y otro para adolescentes entre 13 y 17. Este campamento permite que los niños se den cuenta de que estar sano físicamente implica que pueden correr y jugar como los otros, y crea el ambiente para que se relacionen y compartan experiencias. También está centrado en Cristo y el discipulado.
“Estos niños vienen con corazones heridos”, dijo Irene Mwanje, la directora del campamento. “El campamento Corazón trae estos niños que han sido rescatados de la muerte y esto nos ayuda a guiarlos al propósito de Dios en sus vidas”.
Karen Bahizi, la co-directora, hizo eco de estos pensamientos. “El propósito del campamento es dejar que estos niños sepan que han sido sanados físicamente y pueden también sanar espirtualmente2, dijo. “También es un tiempo para que olviden sus preocupaciones porque la mayoría viene de familias pobres. Este es un lugar para ser amados y sentirse especiales. Pero, sobre todo, para conocer a Dios y Su amor por ellos”.
Cindy Bonsall, la directora de Children’s Heart Project, concibió el campamento Corazón en 2010 cuando Dios la guio a conectar con los niños que habían tenido cirugía. Dijo que Dios le dio la promesa de Isaías 54:1: “El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar”.
“Muchos de estos niños tienen cirugía cuando tienes uno o hasta tres años”, dijo Cindy. “Son demasiado jóvenes para oír el Evangelio, así que el campamento es una oportunidad para escucharlo. Hemos visto a muchos aceptar al Señor durante el campamento”.
Un nuevo capítulo
Cada día, durante el campamento, los niños toman una clase bíblica, participan de alabanza y adoración, hacen manualidades divertidas y disfrutan actividades deportivas. Incluso después de la cirugía, muchos no van por el temor de sus padres de que su hijo no esté cien por ciento sano. En el campamento, los niños adquieren mayor confianza cuando ven a otros con alguna cicatriz en su pecho correr y jugar. Se sienten amados y aceptados. Muchos niños que sufren defectos congénitos son descuidados e incluso abandonados en África. Algunas familias creen que estos niños están hechizados y que Dios los está castigando. Un niño en el campamento dijo que le decían “el muerto viviente”.
“Cuando los niños vienen al campamento, inicia un nuevo capítulo en sus vidas”, dijo Sheena Basemera, la directora del programa de Children’s Heart Project en Uganda. “Aprenden que Dios los ama y que pueden conocer a Dios personalmente. Un niño con un trasfondo de descuido y abandono, ahora se siente abrazado”.
Shenna personalmente conoce el valor del campamento. Ella tuvo cirugía del corazón cuando tenía 15 y asistió a su primer campamento en 2012, cuando empezó en Uganda. (Corazón Campamento también se ofrece en otros dos países, entre ellos, Bolivia). Después de su cirugía, Sheena luchó con muchas preguntas. ¿Sanó totalmente? ¿Era normal? ¿Por qué Dios le dio una segunda oportunidad cuando muchos morían? En el campamento, descubrió que otros niños más tenían las mismas dudas.
“Mi vida dio un giro en el campamento”, dijo. “Conocí a otros niños como yo. Vi niños con cicatrices e historias como la mía. Finalmente, tenía hermanos con quiénes identificarme. Compartíamos experiencias. Compartíamos trasfondos. Compartimos nuestros testimonios y pudimos ver que pasamos por lo mismo”.
Sheena le dio su vida a Cristo la segunda vez que fue al campamento. Ahora, ayuda a dirigir el campamento, junto con Irene y Karen. “Los maestros hablan vida a estos niños”, dijo. “Veo cómo los niños se transforman emocional y espiritualmente. Salen sabiendo que pueden hacer lo que sea y mejorar poque alguien les dijo que son amados e importan”.
“¡Me encanta venir!”
Khloe, de once años, asistió a su tercer campamento. Aceptó a Jesús como Señor y Salvador este año. “Aquí aprendí que Jesús murió por nuestros pecados. Tomó nuestro lugar”, dijo. “Me gustan los maestros porque nos enseñan sobre Dios y que quiere que estemos con Él para siempre en el cielo. Un día, yo también voy a enseñar en el campamento y contaré a otros de Jesús. ¡Me encanta venir!”
Daisy, también de once, ha asistido cuatro veces. Ama leer la Biblia. Su versículo favorito es Mateo 4:4 cuando Jesús dijo: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
“Es mi verso favorito porque nos señala a la Biblia”, dijo. “Me encanta el campamento. Nos enseñan de la Palabra de Dios. Es lo que más me gusta”. Los padres de Daisy perdieron dos hijos por defectos del corazón antes que Daisy naciera. Después de la operación de Daisy, su madre le entregó su vida a Cristo. “Vi cómo los de Children’s Heart Project eran tan amables y nos amaban por causa de Jesús”, dijo. “Quería una relación que se construyera sobre la fe y la confianza y el amor en Jesucristo, también. Así que empecé en el camino de la salvación”.
Lideres en capacitación
Algunos niños han asistido al campamento para ser mentores a través del programa de capacitación de líderes. Reagan, 17, es uno. Tuvo cirugía a los dos años para reparar cuatro orificios en su corazón. Ha venido al campamento ocho veces y aquí creyó en Jesús.
“Después de darle mi corazón a Cristo, adquirí más confianza”, dijo. En casa, Reagan no podía lavar los trastes ni ir a la escuela después de su operación por miedo a que se agotara. “Me dijeron que moriría si no me protegía”.
Pero en el campamento, Reagan descubrió que estaba sano y podía jugar como otros niños. También aprendió del amor de Dios. “No sabía nada de Dios. Pero en el campamento me dijeron que Dios me ama y que ellos me amaban. Por eso volví”. Ahora Reagan es capitán de su equipo escolar de balonmano y ha ganado varias competencias para su escuela y el equipo nacional de Uganda. Sirve como mentor, dice, para inspirar a otros niños y llevarlos a Cristo.
“Quiero que estos niños sepan de Cristo y lo sigan”, dijo Reagan. “Cuando le das tu vida a Cristo, tu vida cambia de inmediato. Nuestros corazones están oscuros, pero la sangre de Jesús los limpia”.
Oración por los niños
Al final de cada día, los líderes se reúnen para orar por los niños. “Queremos orar todo el tiempo, día con día, e invertir en sus vidas”, dijo April Johnson, coordinadora regional de Children’s Heart Project. “Oro que Campamento Corazón siga siendo un refugio seguro para estos niños donde pueden encontrarse y sentirse amados y cuidados para crecer en su fe”.
Sheena estuvo de acuerdo. “Oro que muchos niños sigan teniendo cirugías a través de Children’s Heart Project y que muchos tengan la oportunidad de venir y conocer a Cristo. Sin importar los desafíos del futuro, oro que permanezcan fuertes en Jesucristo y que tomen este testimonio y lo usan para la gloria de Dios”.
Por favor, ora por las docenas de niños que recibirán cirugías este año a través de Children’s Heart Project y por los que asistirán al campamento, que puedan encontrarse con el Cristo resucitado y hacerlo su Señor y Salvador de sus vidas.