Los liberianos que padecen cataratas están viviendo el amor de Jesucristo por medio de las manos de los equipos quirúrgicos de Samaritan's Purse.
Desde sus primeras semanas, fue obvio que la curiosidad y la inteligencia de la pequeña Deborah la llevaban a explorar lo que la rodeaba y todo lo que podían alcanzar sus manos. Pero había algo más que también fue obvio desde temprano: Deborah apenas podía ver.
“Se frustraba mucho cuando intentaba hacer aun las cosas más simples”, dijo Emmanuel. “Pero incluso con su impedimento, es enérgica todo el tiempo y es todo un desafío seguirle el ritmo”.
Después de las primeras consultas con los cirujanos y de darse cuenta de que probablemente nunca podría pagar el costo de la atención que ella necesitaba, él había perdido toda esperanza de que ella podría ver plenamente. Entonces, Emmanuel se enteró del equipo de cirugías de cataratas de Samaritan’s Purse vendría a Liberia durante este verano.
El padre joven de poco más de veinte años, que cría a Deborah en la casa de sus padres mientras asiste a la facultad de agronomía, llevó a su hija a ELWA con la esperanza de que mejorara su vista.
“Lo único que hace es correr alrededor de nuestra casa y jugar con todo lo que encuentra”, relató Emmanuel, contemplando alegremente a su hija, que en ese momento exploraba los terrenos del hospital mientras esperaban la intervención que habían estado esperando por tanto tiempo. “Ella es mi alegría”.
Los estudiantes ahora reciben ayuda de muchas maneras
Otros pacientes como Elijah (16 años) no pudieron recibir un tratamiento a una temprana edad. Elijah es uno de los nueve estudiantes que vinieron por una cirugía desde la Escuela para ciegos de Liberia, un internado rural con el que Samaritan’s Purse colabora desde 2022. Les hemos provisto a los alumnos útiles escolares, Biblias en idioma Braille, computadoras accesibles, así como apoyo espiritual y emocional.
Ahora también hemos podido suministrar a una cantidad de estudiantes una cirugía corrective que les cambiará la vida; a quienes padecían de cataratas congénitas.
“Me daba vergüenza no poder hacer las cosas que tantas otras personas podían hacer con facilidad”, contó Elijah.
A pesar de los desafíos que ha enfrentado durante la mayor parte de su vida, Elijah ha aprendido a alabar a Dios. Incluso mientras esperaba la cirugía, contaba historias, hacía chistes y cantaba canciones con sus amigos.
“Solamente quiero poder ayudar a mi madre”, dijo Elijah, relatando cómo ella también estaba impedida de la vista. “Pase lo que pase, yo creo que, por la gracia de Dios, Él hará que todo se solucione. Dios es el único que me da vida y alegría”.
Las cataratas no suelen ser tratadas en África Occidental
Lamentablemente, muchos liberianos viven durante años con cataratas, ya sea de nacimiento, por una lesión o porque la enfermedad afectó a sus ojos. Las cataratas (una opacidad en el cristalino que causa una discapacidad en la vista) pueden empeorar ininterrumpidamente y producir ceguera permanente si no son tratadas. En Liberia, donde existen pocos servicios para las personas con limitaciones en la vista, las cataratas además pueden traer como consecuencia el desempleo y mayores riesgos de accidentes graves. El rechazo social y el escarnio son habituales.
Desde 2017, Samaritan’s Purse ha desplegado equipos de cirujanos altamente capacitados, oftalmólogos y enfermeras en Liberia, donde han podido completar con éxito cientos de intervenciones para devolverles la vista a hombres, mujeres y niños desesperados. En junio de este año, nuestros equipos quirúrgicos realizaron 150 cirugías en ELWA, todas gratuitamente.
Muchos pacientes nunca podrían pagar estas intervenciones. Otros ya han gastado todo el dinero que podían en otras operaciones que no funcionaron.
Los pacientes pueden ver, la esperanza es recuperada
Al día siguiente de sus cirugías, Elijah, la pequeña Deborah y su padre, Emmanuel, se sumaron a muchos otros que estaban reunidos con los ojos cubiertos, esperando qué podía depararles esa mañana.
Elijah tocaba su percusión y cantaba, ya agradecido por lo que Dios había hecho al traerlo aquí. Entonces, quitaron el primer parche. Elijah comenzó a sonreír y a mirar alrededor, a sus amigos. Veía con nuevos ojos y su sonrisa se hacía más grande.
Emmanuel tuvo en brazos a la pequeña Deborah mientras las enfermeras le retiraban los parches. Ella abrió los ojos de par en par mientras miraba alrededor. Emmanuel se dio cuenta de la diferencia inmediatamente cuando Deborah descubrió su vista.
“Muchas gracias”, dijo Emmanuel. “Gracias. Alabado sea Dios por ustedes”.
Por favor, ora por nuestro trabajo continuo con los pacientes con cataratas en diversas partes de África, incluido Sudán del Sur. Si eres un profesional de la salud y te interesa sumarte a uno de nuestros proyectos, averigua más aquí.