Mientras los refugiados huyen de Ucrania, Samaritan’s Purse cubre las necesidades médicas en lugares claves en su camino.
Cerca de 4 millones de personas han huido de Ucrania desde que inició el conflicto, con otros 6 a 7 millones desplazados internamente. Muchas familias transitan en Ucrania, de un pueblo a otro buscando seguridad.
Por lo general pasan solo unas noches en un nuevo lugar antes de que se vuelva un objetivo de la guerra y eso los obliga a moverse. Otros se han ubicado en ciudades al oeste o han decidido cruzar la frontera con lo que pueden cargar en una maleta con ruedas o su mochila al hombro.
Sus ojos son perseguidos por la violencia que han atestiguado, pero siguen avanzando. Es su única opción a la seguridad.
En su ruta, Samaritan’s Purse está respondiendo a sus necesidades más críticas: cuidado médico urgente, limpieza de heridas, vendaje, y orando por ellos antes de seguir su camino.
Tenemos clínicas médicas en la estación de trenes del centro y la estación de autobuses en Lviv. Decenas de miles de personas pasan por estos puntos cada día. Están escapando la guerra. Han sobrevivido ataques de misiles, han perdido a seres queridos y sus familias han sido separadas.
En su ruta, Samaritan’s Purse está respondiendo a sus necesidades más críticas antes de seguir su camino.
Están enfocados. Sus mentes están decididas a obtener seguridad. El tiempo es oro. No se desvían ni siquiera para atenderse médicamente. La única manera de satisfacer sus necesidades es estar estratégicamente posicionados en el camino.
“La estación de trenes es una experiencia ruda, sin filtrar, de primera línea”, explicó Peter, un enfermero en nuestra clínica en la estación de trenes. “Las personas están confundidas, llorando, heridas, y somos el primer punto de contacto cuando llegan a lo que consideran una ciudad más segura en Ucrania y un último empujón para entrar a un país de la OTAN”.
“Hemos visto de todo, desde heridas de guerra hasta infartos a simple catarro”.
Mientras los refugiados bajan las escaleras de la estación de trenes o buscan comprar un boleto de autobús hacia el oeste, pasan por la tienda de Samaritan’s Purse que tiene un logo de la cruz. Docenas de pacientes entran cada día. Muchos luchan con presión alta, dolores de cabeza, nausea, deshidratación y otros problemas que escalan por el estrés, el trauma y los muchos días de huida. Su ansiedad se muestra en sus signos vitales.
“Están muy, muy cansados. Físicamente, solo actúan de forma mecánica”, explicó Gabi, una enfermera en la estación de autobuses. “Estamos en un lugar privilegiado donde podemos ayudarles a la siguiente parte de su viaje. No hacemos todo el viaje con ellos, pero podemos honrarlos y amarlos en esta sección y en lo que están viviendo”.
No se desvían ni siquiera para atenderse médicamente. La única manera de satisfacer sus necesidades es estar estratégicamente posicionados en el camino.
Tetyana
“Fue horrible escuchar ese ruido”.
Un misil cayó en el complejo de departamentos de Tetyana en Kharkiv. Sobrevivió, pero supo que la próxima vez no tendría tanta suerte. Las casualidades entre civiles eran cada vez más comunes en el vecindario.
“Fue horrible escuchar ese ruido”, recuerda Tetyana. Las ventanas se rompieron y parte de su edificio se derrumbó.
Después de checarle la presión, tomó su bolso para continuar. Dijo: “Estamos resistiendo, estamos resistiendo”.
Valentina
“Estoy feliz que las personas sean tan amables aquí. Pensé que mi herida era grave, pero ahora estoy tranquila”.
Mientras corría hacia un refugio antibombas en medio de un ataque aéreo, Valentina se cayó y lastimó su pierna. En ese momento se dio cuenta que su única esperanza de sobrevivir sería escapar. De 73 años, huyó de Kharkiv mientras que su esposo de 52 años se quedó atrás para defender su amado país.
“Mi corazón está ansioso por regresar, pero debo huir de Ucrania”, dijo mientras describía las bombas cayendo en su vecindario.
Vino a la clínica de Samaritan’s Purse preocupada por la herida en su pierna. Después de un examen riguroso, el equipo le aseguró que, con hielo, elevación y descanso, su pierna sanaría. Este sencillo tratamiento será difícil para Valentina en los siguientes días, pero su cuidado compasivo atenuó sus temores.
“Estoy feliz que las personas sean tan amables aquí. Pensé que mi herida era grave, pero ahora estoy tranquila”, dijo.
Violetta
“Las bombas y misiles están en todos lados”.
Violetta llegó a la clínica de la estación de trenes quejándose de nausea y un intenso dolor de cabeza, probablemente provocado por el estrés de un viaje de muchos días en medio de la guerra. En la clínica, recibió medicina para calmar sus síntomas.
“Las bombas y misiles están en todos lados. Las casas están en ruinas”, dijo Violetta. “Los niños tienen miedo, cadáveres y casualidades hay en todas partes”.
Oksana
“Hubo una explosión cerca de la casa donde vivimos. Es muy duro y complicado hablar de esto”.
Durante dos semanas, Oksana se ocultó en su sótano con sus hijos y nietos mientras llovían misiles alrededor.
Los autobuses y trenes iban atiborrados. Era imposible para ellos huir así que se escondieron en Kharkiv, orando y esperando sobrevivir un día más.
"Fue muy duro para mí. La cuidad entera fue bombardeada, y la escuela destruida con cohetes y misiles. Hubo una explosión cerca de la casa donde vivimos. Es muy duro y complicado hablar de esto. No podíamos dormir en la noche debido a los sonidos permanentes de bombas y misiles”, dijo Oksana.
Finalmente, pudieron salir, pero no saben qué sigue para su familia. El doctor le dio medicina para el dolor y la alentó con oración.
Olya and Kimal
Muchos pacientes llevan prisa y están ansiosos por avanzar
Olya entró corriendo a la carpa blanca cargando a su hijo de dos años, Kimal. Durante días, había sufrido de vómito y diarrea. Estaba letárgico y deshidratado cuando llegó.
El equipo médico quiso un examen completo y evaluó su necesidad por fluidos intravenosos, pero el tiempo corría. Llegó con menos de cinco minutos para que saliera su autobús. Estaba claramente conflictuada: ¿debía tomar el autobús al oeste con su hijo enfermo o detenerse para recibir cuidado médico?
Al final, decidió arropar a su hijo para el frío y continuar. El doctor le dio consejo para que su hijo estuviera hidratado, pero en su escape, Samaritan’s Purse solo cumplió con amar y apoyarlos en su camino, sin importar cómo luce este.
En el nombre de Jesús
“Estamos aquí para mostrarles el amor de Jesús en un tiempo de mucha oscuridad para sus vidas”.
Como Olya y Kimal, muchos pacientes llevan prisa y están ansiosos por avanzar. Algunos solo estarán entre 5 y 15 minutos antes de seguir para tomar el siguiente tren o autobús. Los momentos que nuestros doctores y enfermeras tienen son cortos, pero tienen toda oportunidad para ser la luz de Jesús en su camino.
“No estamos solo aquí para tratar sus padecimientos físicos de los pacientes”, dijo Shannon, otra enfermera de Samaritan’s Purse sirviendo en una clínica de la estación de autobuses. “Estamos aquí para mostrarles el amor de Jesús en un tiempo de mucha oscuridad para sus vidas, y podemos tener un minuto para mostearles el amor de Dios y ser un espacio seguro para ellos”.