Un niño ugandés recibe una segunda oportunidad en la vida, y su madre celebra la salvación en Cristo, a través de nuestro programa Children's Heart Project.
Pero Francis tenía algo que no podrías ver: el avance de un defecto cardíaco complejo que atrofiaba su crecimiento físico y causaba otras complicaciones.
“Francis empezó a tener diferentes enfermedades e infecciones recurrentes”, relató Amina, la madre del niño, al evocar las experiencias que aún hoy la afectan cuando las recuerda. “Entrábamos y salíamos del hospital”.
Aunque recibieron el diagnóstico de que había un orificio en el corazón de su pequeño, perdieron las esperanzas cuando se enteraron del costo abrumador. En Uganda, la cirugía a corazón abierto no estaba al alcance de la mayoría de las personas.
“Era una suma enorme”, dijo Francis padre. “No sabíamos por dónde empezar a buscarlo”.
Durante años lo intentaron y juntaron lo suficiente para pensar qué podía pasar, solo para gastarlo en las estadías del hospital.
“Tuvimos que llegar a la conclusión de que será Dios quien decida qué hacer sobre la vida de Francis”, dijo Amina. Decidieron que necesitaban un milagro. Y su milagro llegaría, pero, en el proceso, Dios también transformaría el corazón de Amina.
El camino hacia la nueva vida
Vivieron los mejores días en años cuando un médico del Instituto Cardiológico de Uganda apareció pidiéndoles ver las tomografías de Francis. Él les dijo las palabras más esperanzadoras que habían escuchado de parte de un doctor: describió cómo funciona Children’s Heart Project.
Desde 1997, los corazones de más de 1500 niños y de más de doce países han sido sanados por medio del programa de Samaritan’s Purse. El Instituto Cardiológico de Uganda, uno de nuestros hospitales asociados, ha derivado a varios pacientes cardíacos jóvenes al proyecto, proporcionando cirugías de corazón que salvan vidas, sin ningún costo para la familia del paciente.
“Recuerdo que hice una oración silenciosa”, recordó Amina. “Dije: ‘Dios, si Tú de verdad existes, te pido que el informe de este cardiograma cuente con Tu favor, para que mi hijo pueda recibir la ayuda que necesita’”.
Unos días después, recibió una llamada de Samaritan’s Purse. El corazón de Francis podía ser subsanado en un hospital de Islas Caimán que realiza operaciones que salvan vidas, asociado con Children’s Heart Project. Por causa de sus propios problemas de salud, Amina no podría acompañar a su hijo. Una de sus sobrinas, Christine, viajaría con él.
“Estaba viajando hacia mi trabajo cuando recibí la llamada”, contó Christine. “Me dijeron que Francis tenía la oportunidad de recibir un tratamiento. Me puse muy feliz”.
Complicaciones inesperadas
Empacaron las maletas y, unas semanas después, emprendieron el viaje hacia el Caribe, junto con el transporte médico que Samaritan’s Purse había arreglado para que los acompañara. Pero la alegría pronto se convirtió en desesperación cuando Francis comenzó a convulsionar y quedó inconsciente, apenas una hora después de su primer vuelo, que se dirigía a Ámsterdam.
Christine sollozaba y temía lo peor. “¿Cómo es posible que el niño se muera incluso antes de llegar?”, se preguntaba.
Francis llegó en un estado crítico y fue llevado de urgencia a un hospital en Ámsterdam. No podría embarcar ningún avión en el corto plazo. De hecho, necesitaba una cirugía cardíaca urgente en Países Bajos.
Los meses siguientes fueron penosos, ya que a Francis le practicaron dos operaciones importantes, seguidas de una serie de complicaciones y una prolongada recuperación posoperatoria en un hospital en Leiden, donde recibió una atención excelente. Los miembros del equipo de Samaritan’s Purse sostuvieron y animaron a Francis y a Christine. Además, llamaron a Amina y a Francis padre todos los días con las novedades sobre su hijo.
“Teníamos a Samaritan’s Purse de nuestro lado”, dijo Francis padre. “Ellos se mantenían en contacto con nosotros para ver cómo estábamos y para darnos esperanzas. No nos sentíamos solos, y eso nos quitó un gran peso de encima. El equipo nos enviaba fotos y novedades a diario, lo cual era alentador. Nos ayudaron a lo largo del camino”.
Mientras esto pasaba, un ejército de creyentes de todo el mundo comenzó a orar todos los días por Francis. Y en su tierra natal, en Uganda, la comunidad se solidarizó con su familia. También los visitó un pastor local.
Respuestas asombrosas a la oración
Un día, April Johnson, quien sirve en Children’s Heart Project, estaba en su llamada diaria con Amina, cuando sintió que Dios la incitó a leerle Mateo 11:28: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso”.
Johnson sabía que Amina necesitaba con desesperación el descanso que únicamente Jesús podía darle. Había leído las Escrituras con Amina por teléfono durante semanas, animándola con la esperanza del Evangelio y orando para que ella conociera a Cristo.
Ese día, sus oraciones fueron contestadas cuando Amina dijo que creía en Jesús y que estaba lista para confesar a Cristo.
“Nunca he creído, hasta ahora”, dijo. “He visto al Señor obrar en y a través de la vida de mi hijo y de las personas que están cuidándolo”. Johnson y el equipo de Samaritan’s Purse se regocijaron con Amina y con su familia en Uganda, orando por teléfono y cantando alabanzas a Dios.
“Tuve paz cuando recibí a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Cuando repaso el recorrido, veo que Dios estaba tratando de llamarnos la atención”, dijo Amina.
Mayor fue la alegría durante las semanas siguientes, a medida que Francis mejoraba. Comenzó a reaccionar cuando los doctores decían su nombre y empezó a sonreír y, luego, a hablar. Por fin logró estar suficientemente saludable para regresar a casa.
Cuando vio a sus padres por primera vez en meses, Francis miró a su padre y exclamó: “¡Papá, siente mi latido! ¡Me siento fantástico!”. Su padre reconoció de inmediato la diferencia de este nuevo latido, del que Francis tenía cuando estaba enfermo.
Nuestro personal visitó a Francis y a su familia cuando volvieron a Uganda. El niño jugaba, lleno de energía. Cuando vio a nuestro equipo, enseguida les dirigió una gran sonrisa y les mostró su avión de juguete. Luego, dijo: “Gracias por orar por mí”.
Amina, Francis padre y Christine les agradecieron no solo por transformar la vida de su pequeño, sino por llevar esperanza a toda su familia y su comunidad.
“Dios quiso confirmarnos que Él se interesa en nosotros”, dijo Amina. “Él nos conoce, y nos ama”.