Hace tres años, un receptor del CHILDREN’S HEART PROJECT y su madre recibieron a Jesús en su vida mientras estaban en Estados Unidos para una cirugía cardíaca de emergencia. Hoy en día, él desea convertirse en un pastor
A primera vista, Erdembayar parece un niño común y corriente de doce años. Le gusta participar con sus amigos de la clase de Educación Física de la escuela, así como montar a caballo y cocinar comidas coreanas, arroz frito y pasteles. Pero hasta hace tres años, no tenía energías para ninguna de estas cosas.
Antes, y durante años, a Erdembayar le costaba dormir por las noches; por eso, lo compensaba durante el día. A veces, incluso se dormía durante la clase, en la escuela, y la maestra lo despertaba cuando terminaba la hora.
“En general, no podía jugar tranquilamente con mis compañeros”, contó él describiendo cuánto le costaba correr.
Pero en 2019, todo eso cambió para Erdembayar, cuando le practicaron una cirugía cardíaca a través del Children’s Heart Project, el ministerio de Samaritan’s Purse que brinda a los niños cuidados cardíacos de emergencia que no están disponibles en sus países de origen.
Los primeros indicios de que algo andaba mal
A los 44 años, Dolgor quedó embarazada de Erdembayar. Era su quinto hijo, después de dos varones y dos niñas, y todo pareció desarrollarse sin problemas durante el embarazo y el parto. Pero a las primeras semanas que lo tuvo en brazos, comenzó a notar que su bebé emitía sonidos raros mientras lo amamantaba. Cuando él tenía tres meses, lo llevó al médico a causa de una tos y terminó enterándose de que Erdembayar, además, tenía una disfunción cardíaca.
Cinco meses después, médicos de la capital de Ulaanbaatar viajaron doce horas hacia Bayandun, la localidad de Dolgor en la provincia de Dornod, ubicada en el límite oriental de Mongolia. Estos expertos examinaron al pequeño Erdembayar y determinaron que tenía un orificio en su corazón.
Durante los ocho años que siguieron, Dolgar y su esposo, Bayaraa, buscaron desesperadamente ayuda para su hijo menor. Ambos maestros de profesión, parecían no poder costear cada alternativa que descubrían. Es decir, hasta que se encontraron con el Children’s Heart Project.
El mensaje y los pilares cristianos de Samaritan’s Purse inmediatamente les trajeron a la memoria un folleto cristiano sobre Jesús que habían dejado en el terreno de la pareja a fines de los años 90. Lo que Dolgor escuchó sobre Children’s Heart Project le recordó acerca del amor sobre el que había leído en ese folleto, en aquella ocasión.
La esperanza, al fin
Dolgor estaba dando una clase el día que recibió la llamada de Children’s Heart Project para anunciarle que Erdembayar había sido seleccionado para la cirugía.
“Me quedé muda de felicidad, no pude decir nada”, relató Dolgor. En seguida, se excusó para ausentarse de la clase. “Salí al pasillo y, cerca de la ventana, me eché a llorar”.
En 2019, una enfermera llegó de Estados Unidos para acompañar a Erdembayar (de 9 años entonces) y a su madre en el viaje desde Mongolia hacia Carolina del Sur. Viajaron juntos con Zaya, una intérprete del Children’s Heart Project.
“Cuando aterrizamos en Estados Unidos, nos recibió el equipo de Samaritan’s Purse”, dijo Dolgor. “Yo estaba muy feliz. La familia anfitriona nos trató realmente de muy buena manera, siempre sonrientes y con mucha paciencia. Esas personas me sorprendieron”.
Jesús, mi mejor amigo
Durante su estadía en Carolina del Sur, todas las mañanas después del desayuno, Zaya estudiaba la Biblia con Dolgor y Erdembayar, usando “La gran aventura”, el programa de discipulado de doce lecciones diseñado para los destinatarios de las cajas de regalos de Operation Christmas Child. Cuando terminaron la última lección, Zaya le preguntó a Dolgor si le interesaba pedirle a Jesús que fuera su mejor amigo. Dolgor dijo que necesitaba más tiempo para tomar una decisión tan importante.
De pronto, Erdembayar preguntó: “¿Puedo aceptar a Jesús como mi mejor amigo?”.
La pregunta sorprendió a Zaya; ella pensaba que él era demasiado joven para entender lo que habían estudiado juntos cada mañana.
“Luego de eso, huyó corriendo hacia la planta alta”, dijo Zaya. “Él dijo: ‘Espera, por favor. Es una decisión muy importante. Primero necesito hablar con Dios”.
Luego, en su habitación en la casa que los hospedaba, Erdembayar meditó un rato la decisión que cambiaría su vida y que estaba a punto de tomar. Entonces, regresó donde estaba su madre. Junto con Zaya y la familia anfitriona, el grupo oró con Erdembayar para dedicar su corazón y su vida al Señor Jesucristo.
“Ellos estaban muy felices y lloraban”, recordó Dolgor. “En ese momento, me sentí un poco incómoda con la noticia y le pregunté: ‘¿Estás seguro, hijo mío? ¿Vas a creer en Jesús? En Mongolia es diferente. Se burlan de los niños que creen en Jesús, diciéndoles cosas como: «¡Ay, el nenito de Jesús!»’”.
“Eso no es un problema”, dijo Erdembayar. “Yo creo en Jesús”.
Esto causó una buena impresión en Dolgor. Mientras seguía leyendo y pasando en limpio los versículos para memorizar que Zaya les había dado, dijo: “¡Empecé a pensar que era esto lo que yo necesitaba! Entonces, recibí a Jesús”.
Efectos duraderos
Por la gracia de Dios, tanto Erdembayar como Dolgor recibieron un nuevo corazón espiritual, incluso antes de que tuviera lugar el procedimiento quirúrgico. Para alivio de la familia y los amigos, cuando finalmente llegó el día tan esperado, todo salió bien en la cirugía.
“Cuando salí de la sala, mi mamá estaba muy feliz; al mismo tiempo, lloraba de alegría”, dijo Erdembayar.
“Estoy muy agradecido a Dios. Realmente, deseo cumplir sus mandamientos de compartir las Buenas Nuevas con las personas”.
Tras un período de recuperación en Estados Unidos, Erdembayar y Dolgor regresaron a Mongolia, donde él pronto empezó a jugar libremente con sus amigos. Las mejorías físicas producidas por la cirugía fueron obvias, pero también las espirituales, logradas a través de Jesucristo.
“Viví muchos cambios”, dijo Erdembayar. “También noté que mi mamá se quedaba más tranquila cuando recibía ciertas noticias. Estaba mucho más relajada. Por mi parte, creo que recibí la vida eterna y creo que Jesús está conmigo en todo momento”.
Un corazón agradecido
En la actualidad, Erdembayar y Dolgor asisten a la iglesia “El poder del Señor”, donde su clase de escuela dominical recientemente terminó el cuaderno de discipulado de “La gran aventura”. Fue la segunda vez que Erdembayar cursó estas lecciones, y él valoró especialmente la historia de David.
“Fue un muchacho muy valiente y siempre permaneció en su fe en Dios”, dijo Erdembayar, señalando que él también quiere ser como David.
Erdembayar sueña con ser un chef y dirigir su propio restaurante, pero también quiere ser pastor y crear una iglesia.
“Estoy muy agradecido a Dios”, dijo él. “Realmente, deseo cumplir sus mandamientos de compartir las Buenas Nuevas con las personas”.
Dolgor también vive su fe. Ayudó a organizar un evento de evangelismo en su comunidad y, por pedido de su pastor, tiene el privilegio de compartir con su congregación lo que está aprendiendo de Dios en las semanas que el pastor está de viaje.
Juntos, madre e hijo alumbran como luces brillantes para Jesucristo en el este de Mongolia.
“Les doy las gracias a todos”, dijo Erdembayar. “Les agradezco a mis doctores y a las personas que oraron por mí, a quienes brindaron ayuda económica. Les agradezco a todos y me siento muy en deuda con ustedes. Nunca, en toda mi vida, olvidaré su apoyo y su ayuda. Siempre recordaré sus buenas obras. ¡Muchísimas gracias!”