Una jovencita de Mongolia reibió una caja de regalos de Operation Christmas Child y descubrió que Dios la ama. Años después, está iniciando una iglesia.
Mongolia es un país espiritualmente en tinieblas, donde el budismo y las sectas son populares y los cristianos son escasos.
Pero una joven pareja comprometida con servir a Jesucristo está orando para que esto cambie. Jargalmaa y su esposo, Munkh-Erdene, se mudaron con sus dos hijitos a Arvaikheer, en el sur de Mongolia, porque la ciudad es conocida por ser una de las más difíciles de evangelizar.
Jargalmaa y Munkh-Erdene están alcanzando a los niños con el Evangelio a través de campamentos futbolísticos, cajas de regalos de Operation Christmas Child y La Gran Aventura. Sin embargo, esto no habría sido parte de su visión si Dios no hubiera utilizado dramáticamente una caja llena de regalos en la vida de Jargalmaa, hace 14 años.
Un día común y corriente se vuelve extraordinario
Jargalmaa pensó que aquel era solo otro día de escuela cuando su maestra hizo un anuncio inesperado. Le contó a la clase que una iglesia local estaba organizando un evento especial y todos estaban invitados.
En ese momento no lo sabía, pero el evento de evangelismo de Operation Christmas Child al que asistió a los 7 años cambiaría el resto de su vida.
“Fue un día muy emocionante. Había adoración y, también, muchísimos niños”, dijo ella. “Cuando recibí mi regalo, lo tuve todo”.
Jargalmaa se llenó de alegría por el primer regalo que recibió en la vida. Los bonitos papeles para cartas y los sobres serían usados inmediatamente en el siguiente año escolar. Su objeto favorito fue un juego de hebillas para el cabello que mostró orgullosa a sus compañeros de clase y que incluso compartió con su maestra.
Ahora, como adulta, Jargalmaa todavía guardar recuerdos tiernos de aquel día. “Recuerdo perfectamente la emoción que tenía la primera vez que abrí la caja. También encontré una carta en mi caja de regalos, que decía: ‘Eres sumamente valiosa para Dios; él te ama’. Ese fue un mensaje importante para mí. Aún hoy lo tengo muy cerca de mi corazón”.
Esa simple carta influyó a Jargalmaa porque ni sus padres ni sus abuelos le habían dicho nunca que la amaban. Sin embargo, ahora sabía que Dios la amaba incondicionalmente.
La decisión de seguir a Jesús
Jargalmaa asistió, además, a La Gran Aventura, el curso de discipulado de Samaritan’s Purse creado específicamente para los destinatarios de las cajas de regalos. Aprendió que Dios creó el mundo y todo lo que hay en él, un concepto nuevo para una niña que era educada en una cultura empapada en el budismo.
Jargalmaa se volvió muy curiosa sobre la Biblia y empezó a ir a la iglesia para aprender más. A pesar de que algunos de los compañeros de clase de Jargalmaa se burlaban de ella porque iba a la iglesia, no permitió que eso le impidiera crecer en el conocimiento de Dios.
A medida que Jargalmaa continuaba asistiendo a la iglesia y aprendiendo más de la Palabra de Dios, supo que quería entregar su vida para seguir a Jesucristo. “Decidí aceptarlo como mi Padre y mi Salvador”.
Comenzó a enseñar a otros niños las lecciones bíblicas de La Gran Aventura y a compartir su fe con su familia y sus amigos. “Me di cuenta de que tengo que ser luz y sal, y ser un buen ejemplo”, dijo.
Dos de sus amigas íntimas pronto se hicieron creyentes. Por medio del testimonio de Jargalmaa, su padre, su hermana, su hermano menor, su abuela y su bisabuela también declararon a Jesucristo como su Señor y Salvador personal.
Después de graduarse en la escuela secundaria, Jargalmaa asistió a una escuela de discipulado y se sumó al personal, tras concluir sus estudios. Allí fue donde conoció a su futuro esposo, Munkh-Erdene.
Luego de casarse, Jargalmaa y Munkh-Erdene estaban listos para consagrar su vida a servir juntos a Dios. Aunque sabían que Arvaikheer sería un lugar difícil para servir y dar testimonio, la pareja no se desanimó: Dios los había llamado y ellos obedecerían.
Ellos oran para que el Señor los ayude a abrir una iglesia en su comunidad. Jargalmaa y Munkh-Erdene organizan campamentos futbolísticos e invitan a los niños para que también participen en Operation Christmas Child y en La Gran Aventura, donde muchos escucharán por primera vez que Dios los creó y quiere tener una relación con ellos.
“Al recibir una caja de regalos, sentí la alegría y el valor que Dios puso en mi vida”, dijo Jargalmaa. “Entendí que todos en este mundo somos valiosos para Dios”.
Quiere mostrar el amor de Dios a niños que, como ella, nunca recibieron regalos ni se sintieron amados. Y está deseosa de que otros se sumen a ella en el evento de evangelismo.
“Me gustaría desafiar a quienes están preparando cajas de regalos a que además escriban una carta para presentar el amor de Dios”, dijo Jargalmaa. “Lo que escriban allí puede ser muy simple, pero esas simples palabras podrían cambiar completamente la vida de alguien”.
Y no se sabe cómo Dios puede usar una vida transformada.