Samaritan’s Purse está en el sur de Brasil, colaborando con iglesias locales para satisfacer sus necesidades.
Cuando el sistema de la presa del río Guiba se vio comprometido, se inundaron todos los barrios, excepto tres, de la ciudad de Canoas. Los edificios que quedaron sobre el agua se han convertido en refugios y centros de distribución, mientras las donaciones comienzan a llegar a la región, provenientes de todo Brasil.
Mientras las aguas descienden, se han descubierto nuevas necesidades, y Samaritan’s Purse sigue apoyando iglesias, líderes de la comunidad y voluntarios que trabajan sin descanso para cuidar a las personas desplazadas. Mientras colaboramos juntos para ayudar con estas necesidades físicas, los cristianos brasileños y nuestro equipo de asistencia en respuesta para desastres esperan compartir la esperanza del Evangelio del Señor Jesucristo.
Satisfacer para las necesidades abrumadoras
El 4 de mayo a las 6 p.m., la subdirectora Marcia Tavares recibió una llamada telefónica del gobierno de la ciudad. Se le pidió que juntara a su personal y fuera a la escuela pues sería un refugio para sobrevivientes de las inundaciones. Pronto llegaron autobuses con gente que no tenía a dónde ir. Muchos llegaron con las manos vacías, empapados y sin zapatos.
“No tuvimos tiempo de procesarlo”, ella dijo. “Íbamos aquí y allá tratando de encontrar comida y ropa para ellos”.
Cerca de 200 personas llegaron a la escuela y el personal trató de juntar lo necesario. Dos semanas después, un equipo de Samaritan’s Purse encontró el refugio y escuchó la historia de Tavares. Nuestro equipo rápidamente regresó con ropa térmica, kits de higiene y lonas.
“Trataba de mantenerme fuerte desde el 4 de mayo”, dijo la subdirectora. “Pero lloré por primera vez cuando los de Samaritan llegaron y oraron por nosotros y nos dieron un abrazo”.
Sin importar la profesión, trabajar en medio de una catástrofe no es lo que uno espera y las necesidades abundan.
“Pareciera que no acaba el primer día”, dijo el pastor Isaac, cuya iglesia distribuye regularmente comida, agua embotellada y otros artículos a 400 personas. “Parece que todavía es el viernes cuando empezaron las inundaciones”.
El pastor Isaac explicó que muchos de los beneficiados que han venido por las donaciones están traumatizados por el desastre. Señala las palabras en la pared de su iglesia: “No estás solo”. Y ora por ellos mientras trata de cubrir su necesidades físicas.
Cuando Samaritan’s Purse tocó a la puerta, fue el turno de Bohm de acordarse de que no estaba solo. “Fue un milagro”, dijo. “No teníamos contacto con ustedes, y Dios lo hizo”.
Samaritan’s Purse rápidamente estableció un punto de distribución de agua en la iglesia del pastor Isaac. El nuevo sistema puede proveer agua potable a 10 000 personas por día, y es solo uno de los 10 sistemas enviados a Brasil en nuestras aeronaves 757 y DC-8 de Samaritan’s Purse.
La mayoría de los puntos de agua están en iglesias con mucho tráfico peatonal para que cualquiera en la calle pueda obtener agua.
Ofrecemos agua y esperanza
En otra parte de Canoas, Marilia caminaba cuando se fijó en una línea de personas en el patio de una iglesia. Por curiosidad, se acercó y se alegró de saber que las personas recibían agua ilimitada y gratuita.
Marilia, quien vive en el hogar de una amiga con otros desplazados, dijo que el agua era una de sus mayores preocupaciones.
“Debíamos racionar el agua para todo”, dijo Marilia. “Usábamos agua y la re-usábamos. Cuando lavábamos los trastos con agua, la regresábamos a la botella para usarla de nuevo”.
Al mismo tiempo que Marilia, Paulo añadió: “El agua llegó en el momento justo, y es agua buena. Miren, les dijo algo, ni siquiera el agua tratada sabe tan bien”.
Tanto Paulo como Marilia han regresado al punto de agua en su barrio varias veces. Se han hecho amigos de los que viven ahí, incluyendo al pastor Ricardo, quien comparte su experiencia al huir de la inundación.
“Es duro cuando tú y tus seres queridos deben dejar un lugar tan rápidamente y las cosas se arruinan de un momento a otro”, dijo. “Creo que los recuerdos que tengo con mis hijos y personas del área se han perdido, se pierde tanto y no puedes hacer nada”.
A pesar de la pérdida, el pastor Ricardo está lleno de esperanza y comparte la razón.
“Es un tiempo tan hermoso poder decir a otros que aún hay esperanza”, dijo. “Su nombre es Jesús.
“Suena increíble, pero si tuviera que dar todas mis posesiones materiales para estar donde estoy hoy, evangelizando, lo hubiera hecho hace mucho”.
Mientras los desplazados empiezan a regresar a casa, enfrentarán más sus pérdidas. Samaritan’s Purse está comenzando talleres de recuperación de trauma para capacitar a pastores, voluntarios y líderes comunitarios para que se cuiden y a otros en los meses venideros.