Una madre refugiada entreteje una nueva vida en Sudán del Sur

26 de agosto, 2024 – Sudán del Sur
The Samaritan's Purse tailoring class in South Sudan has given Mary and her fellow students a useful skill to help support her family.
La clase de costura de Samaritan’s Purse en Sudán del Sur ha dado a Mary y sus compañeros una habilidad útil para sostener a sus familias.

Dios hilvana la esperanza y el gozo en las telas de nuestras vidas que se han teñido de pérdida, desplazamiento y duelo.

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Mary se concentra mientras intenta coser una línea recta sobre un trozo largo de tela. Es su tercera semana en las clases de costura de Samaritan’s Purse en la iglesia local en la ciudad de Mankien, Sudán del Sur.

Cada semana, durante cinco semanas, se despide de sus hijos y sale temprano para una caminata de tres horas en la carretera para ir a sus lecciones de costura que enseña uno de nuestros equipos.

La clase de costura es parte de nuestros programas de sustento en Sudán del Sur. Nuestros instructores enseñan a las personas habilidades útiles para ganar y proveer para sus familias como criar ganado, tener un jardín, hacer pan, o como Mary, comenzar su negocio de costura y remiendos de ropa en su aldea.

Los estudiantes también aprenden cómo manejar su dinero y una pequeña empresa para sostener a sus familias. Sobre todo, escuchan la verdad transformadora de la Palabra de Dios.

Hoy Mary sonríe, hace mucho que no lo hace.

  • Mary dice que la larga caminata le da tiempo para pensar sobre costura, el futuro, sus hijos y su creciente conocimiento en la bondad de Dios.
    Mary dice que la larga caminata le da tiempo para pensar sobre costura, el futuro, sus hijos y su creciente conocimiento en la bondad de Dios.

Está emocionada porque después de un año de constantes mudanzas con sus hijos, preguntándose qué sería de ellos y su futuro, tiene una nueva habilidad y fuente de ingresos.

Desde que huyó con sus hijos de la violencia en Jartum, la capital de Sudán, le ha costado trabajo encontrar comida y trabajo en Sudán del Sur. Y aunque sobreviven en un hogar improvisado, las clases de costura le dan una oportunidad real de ganar dinero para sus hijos.

Pequeños destellos de un futuro brillante

Cuando termina de coser, ve que logró una línea recta y su rostro brilla.

Al principio de la capacitación vio que era más difícil de lo que pensaba.

“No sabía si podría hacerlo bien”, dijo.

It takes time for the fingers and foot to work in sync, but three weeks in and Mary's confidence has grown with the foot-operated machine.

Toma tiempo sincronizar los dedos y el pie, pero después de tres semanas la confianza de Mary mejora con la máquina de coser.

Los estándares son altos. Los instructores quieren que domine lo básico antes de avanzar. Como a todos los que aprenden a coser, el progreso es lento y pequeño.

Al principio, solo bosquejaban sencillas líneas rectas, luego avanzaron a patrones redondeadas. Todo en papel antes de moverse a las telas.

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La capitación con Samaritan's Purse también incluyó el funcionamiento de las máquinas, como acelerar o desacelerar con el pie y el motor, cómo se comportan el hilo y la aguja con ciertas telas, cómo guiar a la aguja.

“Hemos aprendido a escuchar a las máquinas para ver qué necesitan. También vimos cómo ponerles aceite”, dijo. “Finalmente, aprendimos a colocar los hilos a las bobinas y ensartarlos a la aguja”.

Todo esto, aunque tedioso, se necesita para que regresen a casa después de cinco semanas y sepan cómo armar su propio negocio. Han aprendido cómo diseñar y hacer ropa, cómo reparar y alterar ropa, y cómo mantener y reparar el equipo.

  • Each student will know how to operate and repair the foot-powered machines, which they will take with him at the end of five weeks.
    Cada estudiante sabe cómo operar y reparar las máquinas de coser, que se llevarán consigo al finalizar las cinco semanas.

Los instructores de Samaritan’s Purse son estrictos por una buena razón, para que gente como Mary pueda entrenar a otros en su aldea.

Mary se llevará la máquina de coser que usa cuando terminen las clases para abrir así su tienda. Esto ayudará a que Mary y su familia reconstruyan sus vidas. Un cimiento espiritual también se ha colocado, ya que escucharon la verdad del Evangelio cada día.

“Vemos esto como un vehículo para la Palabra de Dios”, dijo Joel, uno de nuestros instructores. “Queremos que regresen a casa con Su Palabra en sus corazones para cuando enfrenten pruebas. También queremos que cuenten a otros de Él”.

Las pruebas han sido muchas para Mary y sus compañeros. La vida como la conocían se trastornó con violencia el año pasado. Mary dijo que trataron de quedarse en Jartum, incluso cuando comenzó el conflicto. Al final, temieron por sus vidas.

Huir de la violencia en Jartum

“Nuestra vida en Jartum era sencilla”, ella dijo. “Solía comprar ropa y zapatos del mercado y venderlos con una ganancia. Mis hijos iban a la escuela, no teníamos grandes problemas”.

Después de la Guerra Civil en el pasado abril, las familias empezaron a enfrentar decisiones difíciles. “Tratamos de quedarnos durante semanas”, dijo Mary. “Pensamos que el conflicto duraría poco, pero se extendió. No había dónde comprar comida. Muchos murieron”.

Familias sudanesas desplazadas levantaron refugios provisorios en un campamento para refugiados.

Familias sudanesas desplazadas levantaron refugios provisorios en un campamento para refugiados.

Ella y sus hijos huyeron de Jartum con lo que podían cargar. Su viaje los llevó a más de mil kilómetros al sur. Viajaron en camiones repletos de gente durante días, en canoas, luego a pie con el sol encima, antes de llegar a donde hoy viven, a 24 kilómetros de Mankien, donde se ubica la base de Samaritan’s Purse. Decenas de miles de familias desplazadas huyeron aquí y a otras áreas del condado Mayom, un distrito grande en la parte norte del Sur de Sudán.

Mary dice que sus recuerdos del viaje y los horrores que vieron siguen en su mente día y noche. Los niños todavía sufren pesadillas.

“Muchos no han visto a otros morir. Nosotros sí”, dijo. “Mis hijos lo han visto. Nuestra historia es una mala historia”.

A algunos los balearon, dijo Mary, y detalló las atrocidades durante su escape. Otros murieron de hambre, enfermedad o sed en el camino.

“Cuando alguien moría en los botes”, dijo, “teníamos que ser fuertes y lanzar el cuerpo al agua. No había dónde enterrarlos”.

Todo era terror y trauma. Las cicatrices tardan en sanar.

“Cuando estás donde la gente ya no puede reír, es malo”, dijo. “No estaba segura de poder sonreír otra vez”.

Esperanza para el futuro

Las clases de costura han traído nuevas cosas para pensar. Durante las caminatas de tres horas a Mankien cada domingo por la tarde, Mary piensa en la costura. Cuando regresa los viernes a casa para ver a sus hijos, piensa en la costura.

  • A través de nuestras clases de costura, los desplazados aprenden a coser y vuelven a sonreír.
    A través de nuestras clases de costura, los desplazados aprenden a coser y vuelven a sonreír.

Incluso cuando está lejos de sus clases y la máquina de coser, puede escuchar el murmullo de las máquinas y sentir la tela en sus dedos. Se alegra cuando ve los rostros de sus hijos iluminarse cuando llega a casa. Le da gozo saber que se emocionan de verla trabajar.

¿Puede una nueva habilidad como coser traer de vuelta las risas a su familia y la aldea? Por supuesto que no solo se trata de coser, sino de ver un destello divino de una existencia restaurada para trabajar para el futuro.

Cuando Mary regrese a su aldea en unas semanas, regresará con la máquina de coser y otros suministros. Samaritans’s Purse le da a cada estudiante una máquina y un kit.

También llevará muchas otras cosas, como nuevos amigos.

Los estudiantes en la clase, antes desconocidos, ahora son amigos cercanos. Han crecido como sastres y costureras, pero también se conectan por sus historias de sufrimiento.

“Lo mismo que me pasó a mí le pasó a otros”, dijo Mary. “Y Dios nos sostuvo y nos trajo aquí´. Y Dios trajo a Samaritan’s Purse. Creemos que es una bendición de Dios que nos ayuden cuando más lo necesitamos”.

Gratitud por el amor y la protección de Dios

Mary dijo que no siempre pensaba que Dios cuidaba de su familia. Pero los instructores durante las clases y las comidas animaban a los estudiantes por medio de la Palabra de Dios. Esto transformó el pensamiento de Mary.

“Los maestros nos recuerdan que es una bendición de Dios que estemos a salvo y en esta clase”, dijo. “Cuando viajábamos, a veces pasábamos hasta cuatro días sin comida, y luego llegaba algo de comer. Volaban misiles —moría gente—, y no nos tocaron”.

Mary dijo que los instructores le enseñaron del perdón en la Biblia, y cómo Dios nos perdonó por medio de la muerte de Jesús en la cruz. Todavía hay mucho qué perdonar. Mary todavía está tratando de entender todo lo que pasó, como la pérdida de estabilidad e inocencia en su familia.

“Los maestros nos enseñaron a no abrazar el mundo o las cosas de este mundo”, dijo. “Nos enseñaron sobre el reino de Dios”.

“En esos días del viaje de Jartum hacia acá, no clamaba a Dios. No creía que Dios nos hubiera preparado el camino. Pero a través del testimonio de los otros, hoy sé que Dios ayuda a cada uno. Dios nos ve a cada uno en el camino. Él interviene”.

Mientras la luz matutina se filtra por las ventanas de la iglesia e ilumina el área de trabajo de Mary, donde crea sus primeras prendas, reflexiona en lo que Dios ha hecho. Y lo que está haciendo.

“Agradezco a Dios”, dijo. “Y doy gracias a Dios por enviar a Samaritan’s Purse aquí. Dios los envió a ayudarnos. Por esa razón estoy aprendiendo que puedo reír otra vez. Creo que tengo un futuro por delante”.

The students travel from surrounding villages each week for the tailoring classes at a local church.

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Ayuda para Sudán del Sur Samaritan's Purse está brindando alimentos de emergencia y agua potable a las personas de Sudán del Sur quienes han sido desplazados internamente debido al conflicto continuo en su país. Continuamos ayudándolos al proveerles asistencia de emergencia a los refugiados que han huido la violencia en las montañas Nuba y otras partes de Sudán. Otros proyectos adicionales incluyen la excavación de pozos para obtener agua potable, distribución de alimentos para combatir el hambre y la desnutrición, servicios médicos para los enfermos y trabajando con las iglesias locales para construir comunidades por medio de la educación y literatura bíblica.

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