Cómo las subvenciones en efectivo y las capacitaciones sobre finanzas generan esperanzas en las familias de las zonas rurales de Camboya.
La lucha de un padre
Considerados los más pobres de su aldea, Chheng y sus seres queridos solían ser menospreciados por la comunidad. Para Chheng, un hombre casado y con nueve hijos, la necesidad de proveer un sustento estable era urgente, pero encontrar empleo en la zona rural de Camboya parecía algo imposible.
“Mi familia era muy pobre”, compartió. “Siempre había escasez de comida. A veces, teníamos para comer a la mañana, pero no teníamos comida para la noche, así que fue una época muy difícil para vivir”.
Ver que sus hijos y su esposa vivían sin lo necesario era una enorme carga para Chheng; por lo tanto, hizo todo lo posible para ganar dinero. Llegó a dejar a su familia y emigró a Tailandia por un tiempo en busca de mejores oportunidades, pero nada parecía ayudar. Cuando finalmente volvió a casa, Chheng aceptó cuanto trabajo en la construcción consiguió, para ganar apenas siete dólares al día. “Es muy duro tener que suplicar por trabajo a la gente”, confesó él.
A medida que las presiones económicas aumentaban, Chheng luchaba por salir adelante. “Estaba muy preocupado y estresado porque no tenía idea de cómo conseguir mayores ingresos”. Con el tiempo, empezó a consumir alcohol, lo cual puso más a prueba su matrimonio y hundió a su familia en la peor desesperación económica. Cuando relató esta época de su vida, dijo con tristeza: “Eso causó un montón de problemas”.
La decisión más difícil para una madre
Para Phors, la necesidad de mantener a sus hijos la llevó a la decisión más difícil que debió tomar en la vida. Cuando su hijo menor tenía solo 7 meses, su deuda para cubrir las necesidades básicas había llegado a los 10 000 dólares, y ya no podía seguir aplazando los pagos: ella y su marido tendrían que emigrar en busca de trabajo.
Dejando a sus hijos al cuidado de su abuela, Phors y su esposo se fueron a Tailandia, donde seguirían pagando las deudas con su trabajo durante 10 años, a menudo soportando que los trataran injustamente y no les pagaran lo debido. Al describir su vida en Tailandia, compartió: “Era muy difícil. Trabajaba muchísimo y no recibía una paga acorde a mi trabajo. A veces, trabajaba dos meses, y me pagaban un mes”.
Phors contó que durante esa época solamente veía a sus hijos en las vacaciones de Año Nuevo. “Echaba de menos a mis hijos. Me apenaba mucho pensar en ellos, pero no me quedaba opción. Tenía que pagar la deuda”, explicó. “No era nada feliz”.
Cuando la pandemia del COVID-19 se llevó el mundo por delante, Phors y muchos otros camboyanos que trabajaban en Tailandia debieron regresar a casa. Gastaron casi todo el dinero que habían ahorrado durante los años que trabajaron en el exterior en la cuarentena obligatoria y en los costos del viaje para llegar a casa. La situación era desoladora, y los años que Phors perdió de estar con sus hijos mientras trabajaba en Tailandia nunca serían reemplazados.
Posibilidades de subsistencia ofrecidas en el nombre de Jesús
Para infinidad de familias de Camboya y de todas partes del mundo, la falta de posibilidades de subsistencia puede llevar a las personas a tomar medidas desesperadas. Luego, la inmigración ilegal, las adicciones y los traumas generacionales les tienden una trampa, sometiéndolos más al dominio de la pobreza. Las historias son desgarradoras y muy comunes.
Para ayudar a cubrir las necesidades físicas tanto como espirituales de las familias vulnerables, Samaritan’s Purse ofrece programas de subsistencia que incluyen capacitaciones financieras y subsidios para pequeños negocios, que ayudan a forjarse un camino para un futuro más promisorio. A muchos, los resultados les han cambiado la vida.
Un nuevo amanecer para Chheng y su familia
Rodeado por un gran inventario de bocadillos, refrescos e ingredientes de cocina, Chheng sonreía mientras presumía de su tienda nueva. “El almacén fue una idea mía”, explicó. Si bien siempre quiso manejar su propio negocio, tenía pocas probabilidades de que eso sucediera debido a su falta de ingresos. Sin embargo, luego de inscribirse en el proyecto de Samaritan’s Purse en Camboya, este sueño se hizo realidad.
Chheng fue uno de los muchos miembros de su aldea seleccionados para recibir un subsidio de $400 con el propósito de comenzar un negocio propio, mientras recibía orientación y lecciones con un enfoque bíblico sobre administración financiera. Cuando explicó qué había aprendido, Chhen dijo: “Estaba asombrado. El capacitador calculó cuánto dinero gastamos en alcohol, y descubrí que era un gasto muy grande”.
Continuó contando que, debido al conocimiento que había adquirido recientemente, tomó la decisión de dejar de beber, como una manera de tratar sus problemas y, en cambio, volcó su tiempo y su energía en desarrollar algo que beneficiaría a toda su familia. Actualmente, el almacén recibe una cantidad de 40 clientes por día y la familia de Chheng puede ahorrar el dinero excedente para sus objetivos futuros, como expandir el negocio. “Sé que Dios me ayudó. El crecimiento de nuestro negocio y de nuestra familia es porque Dios me ayudó. Realmente, le doy gracias y lo adoro”, compartió.
Además de la libertad económica, Chheng vio mejorías asombrosas en la relación con su esposa y sus hijos. “Antes, mi esposa siempre se quejaba diciéndome: ‘¿Por qué no haces algo más? ¿Por qué estás siempre borracho?’ Pero, por medio de la ayuda de Samaritan’s Purse y de Dios, ahora tenemos un hogar feliz. Nos amamos unos a otros”, explicó. Chheng notó que las cosas también mejoraron en su comunidad: “Nuestros vecinos nos respetan ahora. Ya no nos menosprecian”.
Un negocio y una vida transformados
Cuando el personal de Samaritan’s Purse visitó a Phors, se emocionaron al ver una gran muchedumbre reunida en su nueva tienda. Encontraron a una sonriente Phors, vendiendo sus albóndigas caseras, hielo picado y un surtido de comestibles a los miembros de su comunidad. “La vida es tan diferente”, compartió ella. “Ya no ha más escasez”.
Cuando Phors se inscribió en el proyecto de subsistencia de Samaritan’s Purse en Camboya, todo empezó a cambiar para ella. Aprendió sobre la importancia de ahorrar una parte de su ingreso para necesidades futuras y pudo usar una subvención en efectivo para poner en marcha su propio negocio.
Cuando le preguntaron qué planes tenía para todas sus ganancias extra, Phors dijo que su familia está preparándose para edificar una casa nueva y mejor, para la que ya tienen puestos los cimientos. Reconoció que el mérito de este increíble cambio en su vida es de Dios y, como seguidora de Cristo, afirmó: “Yo sé que Jesús está conmigo”.
Cómo involucrarse
Aunque las historias de Chheng y de Phors son emocionantes, hay una cantidad al parecer interminable de personas que aún no han experimentado esa libertad. Mientras los miembros del personal de Samaritan’s Purse continúan ministrando a lo largo de Camboya y dirigiendo programas similares en todo el mundo, por favor, sigue orando por ellos. Ora para que aquellas personas a quienes están sirviendo lleguen a conocer a Jesucristo como su Señor y Salvador.
Para saber más sobre estos tipos de proyectos y ayudar a más familias, visita nuestra página de proyectos de Subsistencia.