Las cirugías de cataratas ofrecen resultados transformadores y puertas abiertas para el Evangelio.
Con un brazo estirado y el otro sujetando un bastón, Morry tambaleó hacia la enfermera que lo llevó a la sala de operaciones. Antes de la cirugía, Morry hizo la misma oración que ha repetido en los últimos siete años: “Dios, por favor libera mis ojos otra vez”.
Morry estaba entre los 181 pacientes que recibieron la vista durante una campaña de unas emana en Liberia. Samaritan’s Purse colaboró con una clínica para dar cirugías sin costo a los pacientes.
Desesperado por ayuda
Al principio, los ojos de Morry ardían, pero poco a poco empezó a solo ver sombras y luego esas sombras se volvieron oscuridad. Morry perdió su trabajo en el mercado local donde vendía zapatos.
“Me sentía miserable y desanimado”, dijo. “No podía hacer nada. Incluso me tenían que dar de comer”.
Morry no podía continuar pagando las cuotas escolares de sus cinco hijos. Los más pequeños se quedaron en casa para cuidar a su padre mientras los más grandes buscaban trabajo.
Una vez diagnosticado con cataratas, Morry estaba desesperado por un tratamiento. Si recuperaba la vista, podría recuperar su negocio y sostener a su familia.
Aunque el procedimiento es relativamente simple, Morry pronto se dio cuenta que el costo de la cirugía estaba fuera de su alcance.
“Seguí orando a Dios para encontrar el mejor camino”, dijo.
Oraciones contestadas
Un día, Morry estaba en casa escuchando la radio cuando oyó el anuncio de cirugías para cataratas gratuitas que Samaritan’s Purse proveería en una clínica local. Por fin, sus oraciones serían contestadas.
El hijo de Morry lo acompañó a la clínica. Después del procedimiento, Morry pasó la noche en recuperación y esperaba con ansias la mañana cuando removerían el vendaje.
Al día siguiente, mientras la enfermera removía las vendas, Morry abrió los ojos y dijo: “Está usando una mascarilla. ¡Puedo ver!” Aplaudió con emoción.
Luego la enfermera colocó algunos dedos arriba. Uno, dos, tres. Morry sonrió al reconocer los números.
“Alabo a Dios y agradezco a Samaritan’s Purse”, dijo. “Podré volver al trabajo y ayudar a mi familia y enviar a mis hijos a la escuela”.
Con el bastón ya descartado, Morry salió de la clínica sin ayuda. Estaba feliz por ver el rostro de su hijo y poder hacer las tareas más sencillas, como alimentarse, una vez más.
Dos días después, Morry recibió la cirugía para el otro ojo. Volvió a casa agradecido por volver a su vida normal y rutina.
La libertad de cataratas implica libertad de ser inválido y la nueva vista viene con un propósito renovado.
Otra vez un carpintero
Cletus es un carpintero que disfruta trabajar con sus manos para construir casas y hacer otro tipo de trabajo de construcción. Sin embargo, esto implica largos días bajo el sol y consistente exposición al calor intenso que a final de cuentas lo llevó a problemas de la vista.
“Empezó con algo como rocío cayendo frente a mis ojos”, explicó. “Puedo ver pequeñas, muy pequeñas cosas, pero hay muchas sombras”.
Cletus no pudo continuar como carpintero una vez que perdió la vista. “Echo de menos mi trabajo. Lo extraño mucho. Cuando trabajas, puedes ayudar a tu familia”.
Cletus dijo que aunque la vida se volvió difícil cuando perdió la vista, no dejó que los problemas disminuyeran su fe. “Dios está conmigo. Confío en Dios. No tengo miedo”.
Cletus vio cómo Dios obró en su vida cuando recibió la operación de cataratas por medio de Samaritan’s Purse. No pudo dejar de sonreír mientras celebraba la vista recuperada.
“Estoy emocionado por ver a mis hijos y a mi querida esposa”, dijo. “Tengo un testimonio para dar del Todopoderoso”.
Damos gracias a Dios por los siete pacientes que no solo fueron librados de las cataratas durante la semana de la campaña de cirugías. Después de oír el Evangelio de parte del personal y ver el amor de Dios mostrado a través de palabras y acciones, siete pacientes vinieron a la fe en Jesucristo.
La compasión de Jesús por los enfermos y oprimidos atrajo a “grandes multitudes” que “llevaban cojos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó” (Mateo 15:30). En países en vías de desarrollo donde la cirugía de cataratas no está disponible oe s muy cara, las personas pierden la vista sin esperanza. Nuestros cirujanos van en el nombre de Jesús para restaurar su capacidad física de ver, y dar al os pacientes una nueva visión espiritual mientras comprenden su necesidad de conocerlo como Salvador. Tu donación puede ayudar a proveer de una cirugía transformadora para un paciente, para recuperar la vista, traer gozo y abrir puertas para el Evangelio.