Un colaborador de Samaritan’s Purse en Filipinas se enfrenta a terreno difícil para llevar cajas de regalos de Operation Christmas Child. Dios usa sus esfuerzos para traer a las personas a Cristo en una remota aldea.
El pronunciado camino de tierra, a la par del cerro, consistía en lodo pegajoso e implacable. Pero era la única manera de llegar a la comunidad filipina oculta en el bosque montañoso, una caminata de más de 50 kilómetros del pueblo más cercano.
Sin importar las condiciones, el pastor Jacob*, junto con su esposa, su hija y un pequeño grupo, amarraron las cajas de Operation Christmas Child a una moto de cross. La carga triplicaba el tamaño del vehículo, pero contrataron a un conductor y empezaron la travesía para entregar las cajas a los niños en una remota aldea. Aún más, lo hicieron para llevar a estos niños y sus familias el mensaje que no habían oído antes: el Evangelio de Jesucristo.
La naturaleza de transformación eterna de esta misión les dio el valor a pesar de los obstáculos.
La moto se fue de lado por el peso de las cajas más de 15 veces cada kilómetro del camino.
“La moto cross se fue de lado como 15 veces cada kilómetro por el peso de las cajas”, dijo el pastor Jacob. “El conductor dijo que renunciará, pero le pedía que descansara y lo volviera a intentar”.
Cuando eso tampoco funcionó y el terreno ya no dio más para la moto y su carga, el equipo decidió cargar las cajas por los caminos sinuosos.
“Pusimos los pies y manos en las raíces de árboles para escalar y evitar resbalar”, dijo el pastor Jacob. “También abrimos algunas cajas grandes para poner las cajas de regalos en sacos y que así los niños nos ayudaran a subir la montaña”.
Traer Buenas Nuevas, Gran Gozo
Después de cruzar tres ríos, el equipo se alegró por el descenso final hacia la aldea.
El pastor Jacob y su familia viajaron con un equipo y cruzaron tres ríos para traer las cajas de Operation Christmas Child a los niños no alcanzados.
El pastor Jacob rápidamente reunió a los niños de la aldea para un evento evangelístico y les explicó por qué habían venido. Usó ayudas visuales coloridas provistas por Samaritan’s Purse, y su esposa y su hija presentaron el Evangelio a los niños de una manera comprensible, mientras el pastor Jacob compartía un mensaje similar de Buenas Nuevas a sus padres.
Cuando llegó el momento de compartir las cajas de regalos, los niños se entusiasmaron. Abrieron las cajas con emoción y los regalos divertidos reforzaron en sus pequeños corazones cuánto Dios los ama.
La esposa del pastor Jacob y su hija comparten el Evangelio con los niños en un evento evangelístico con ayudas visuales provistas por Samaritan’s Purse.
Al día siguiente, el pastor Jacob y su esposa invitaron a los niños a participar de La Gran Aventura, el programa de discipulado y seguimiento. Al compartir las lecciones bíblicas, los niños aprendieron a seguir a Dios y compartir a su Hijo, Jesucristo, con amigos y familiares. Los niños terminaron las 12 lecciones y se graduaron de La Gran Aventura, además memorizaron textos bíblicos y los compartieron con los vecinos que vinieron a la ceremonia.
El pastor Jacob y su esposa enseñan las lecciones del programa de discipulado de La Gran Aventura a los niños en la semana siguiente al evento evangelístico.
Las Buenas Nuevas empezaron a compartirse con más y más gente en la comunidad, ¡y muchos vinieron a la fe en Jesucristo!
Muchos de estos adultos desearon hacer una declaración pública de su nueva fe en Cristo, así que el pastor Jacob los bautizó en un río cercano. Ahora, este grupo de creyentes ha recolectado suficiente madera para construir una iglesia en su aldea.
El pastor Jacob bautizó a algunos nuevos creyentes en un río cercano.
Con todos estos emocionantes eventos, el pastor Jacob y su equipo consideraron su travesía como un precio pequeño a pagar.
Recordar la fidelidad de Dios
Mientras el pastor Jacob y su familia regresaban a su propia aldea en las montañas de Las Filipinas, recordaron cómo su propia comunidad había estado años atrás sepultada en el animismo. Los aldeanos le habían orado a cierto árbol, y en ocasiones creyeron recibir respuestas a sus oraciones. Entonces el abuelo del pastor Jacob habló en contra de eso. Cuando después el árbol se partió en dos y murió, las personas se dieron cuenta que el Dios del abuelo de Jacob era más grande que el árbol.
Su abuelo también oró por una niñita en la aldea que estaba muy enferma. Cuando la familia se preparó para lo peor, el abuelo pidió a Jesucristo que la sanara ¡y vivió!
Estos testimonios del poder del Dios del abuelo abrieron la puerta para que su nieto, el pastor Jacob, viviera en la comunidad. Día tras día, mientras los aldeanos se preparaban para ir a cazar, pasaban primero a la casa del pastor Jacob por café. Mientras esperaban que el café se enfriara, el pastor Jacob contó a esta nueva generación de aldeanos sobre el Dios de su abuelo. El discipulado diario culminó en el establecimiento de, no una, sino cuatro iglesias en el área. El pastor Jacob se capacitó como pastor para poder guiar a una de estas nuevas congregaciones.
Debido a su trasfondo, esperaba dar a la nueva iglesia de la aldea que recibió las cajas de regalos un pastor. Por la gracia de Dios, el pastor Jacob pudo entregar el liderazgo espiritual de esta nueva congregación a un hombre llamado Edmon* que vive más cerca de esta aldea que él. Edmon ahora camina las dos horas para ir al a nueva iglesia y animar a los nuevos creyentes en su fe.
Los nuevos creyentes trabajaron para construir su propia iglesia en la aldea.
Ora por el pastor Jacob, Edmon y la nueva congregación para que estén “arraigados y cimentados en amor” (Efesios 3:17) mientras establecen una herencia de fe en Jesucristo para las generaciones venideras de Filipinas.
*Nombre cambiado por razones de seguridad.
