Los propietarios alaban a Dios porque los protegió y por los muchos voluntarios que están sirviendo en el nombre de Jesús a su pueblo de Carolina del Norte, azotado por la tormenta.
El reloj de Gene Housley marcó las 12:35 p.m. cuando la energía eléctrica se apagó. Luego, el interior de su casa quedó a oscuras por la sombra de la tormenta que cayó con violencia sobre Claremont, Carolina del Norte, el 9 de enero.
“De pronto, se puso negro”, dijo Gene. “Oscuro como a la medianoche. Yo estaba en mi sillón, donde miro la televisión y leo mi Biblia. Escuché un estruendo, como dice la gente. Como un tren”.
Pero, a diferencia del tren que pasa por el pueblo, cerca de su casa, al estruendo lo siguió el temblor violento de puertas y ventanas de su casa rodante. La estructura resollaba, las puertas y las ventanas comenzaron a vibrar, y no pasó mucho tiempo hasta que se dio cuenta de que él estaba en la trayectoria del tornado.
El huracán de enero destrozó casas y derribó árboles mientras trazaba su trayectoria destructora de catorce kilómetros de ancho a su paso por el condado. Por lo menos cuatro personas resultaron heridas. Una perdió la vida. Gene se enteró después que era un exvecino suyo, que murió protegiendo a su novia en el momento que su hogar se desplomó.
El tornado categoría EF1, con vientos de 110 millas (180 km) por hora, pasó ante la ventana del frente de Gene a media tarde.
“Me levanté y miré afuera por la puerta principal, hacia el otro lado. El tornado iba en línea recta y en la parte externa parecía como una ventisca, excepto que no era blanca”, dijo. “Era negro, con todos los desechos en el viento”.
Samaritan’s Purse respondió en la región devastada, a las pocas horas de la tempestad, desplegando equipos de evaluación y un camión remolque con provisiones y equipamiento. Los voluntarios comenzaron a trabajar al día siguiente limpiando los jardines, retirando los árboles caídos y emparchando con lonas los techos dañados.
Gene es apenas uno de los muchos propietarios a los cuales estamos asistiendo en el nombre de Jesús, prestándole ayuda con los muchos árboles que cayeron alrededor de su casa.
“El Señor puso Su dedo sobre mi hogar. Nosotros plantamos esos árboles a lo largo de los años. Lo único que golpeó la casa fue una rama”, relató mientras inspeccionaba dónde habían caído los árboles grandes, todos lejos de la vivienda. “Y el Señor envió a los voluntarios. Llegaron como un ejército”.
Con maquinaria pesada y equipos con motosierras que trabajaron en todas las comunidades, los voluntarios hicieron rápido el trabajo de los árboles, que Gene dijo que hubiera sido imposible retirarlos en semanas.
“Todo eso sucedió el miércoles; golpearon a mi puerta el jueves. Y si echas un vistazo alrededor, puedes ver todo lo que trabajaron”, dijo Gene. “El Señor los mandó hasta aquí. Trabajaron sin parar. Nunca me permitieron ayudarles”.
En aproximadamente tres días, el jardín de Gene quedó despejado. Nuestros voluntarios y los capellanes del Equipo de Respuesta Rápida pudieron obsequiarle una Biblia de Estudio Billy Graham muy especial, con las firmas de todos los voluntarios.
“Me demostraron bondad y amor”, dijo Gene. “No puedo poner en palabras lo que significa tener alguien que me haya ayudado de esta manera”.