Por medio de la capacitación en medios de subsistencia de Samaritan's Purse, Dios está reconstruyendo sus vidas en una tierra que todavía está recuperándose de la guerra.
Hace doce años, Timothy se escapó para salvar su vida. Su familia le había advertido que huyera de Yuba, la capital de Sudán del Sur, porque la guerra civil había estallado por motivos étnicos. Como miembro del pueblo nuer, quedarse hubiera significado morir.
Entonces, debió huir de la ciudad a los pueblos, a las aldeas, sin saber nunca dónde dormiría, o si sobreviviría un día más.

La formación que recibe Timothy en la clase de costura también va acompañada de la educación bíblica en cuanto al manejo de conflictos y a la verdad de las Buenas Nuevas de Jesucristo, que reina en los corazones de las personas.
Luego, se enteró de que al menos tres de sus compañeros de clase (quizás, más) habían sido asesinados simplemente a causa de su tribu. “El conflicto cambió todo para nosotros”, dijo.
Hoy en día, los mismos pies que lo pusieron a salvo, ahora accionan los pedales de una máquina de coser que Samaritan’s Purse está enseñándole a utilizar. El rostro de Timothy muestra la rigurosa concentración mientras él cose la tela que se convertirá en un vestido. A los 21 años, recién casado y formando una vida a cientos de kilómetros del lugar donde creció, camina varias horas cada semana para asistir a la clase de costura en el pueblo de Mankien, sin temor.
“Si no hay paz, ni siquiera puedes ir de un lugar a otro”, reflexiona Timothy. “No puedes labrar tus campos. Ni siquiera puedes asistir a una clase como esta”.
Aprender habilidades y tender puentes
Timothy se encuentra ya en la mitad del programa de costura de seis semanas que enseña Samaritan’s Purse, una de las varias clases sobre medios de subsistencia que damos en la región, junto con la capacitación en agricultura, ganadería y pastelería.

Sus pies lo llevaron lejos de años de peligro. Ahora, le dan potencia a su máquina de coser, mientras él trabaja para lograr una vida nueva, puntada tras puntada.
Cada domingo del programa que dura seis semanas, doce estudiantes o más viajan horas a pie desde sus aldeas hasta Mankien. Duermen en las casas de las familias de la iglesia local, comparten comidas y pasan horas juntos, aprendiendo, antes de hacer la larga caminata de regreso a su casa, el sábado siguiente; solo para volver a emprender el viaje otra vez al día siguiente.
Lo que hace que esto sea notable es quién está sentado al lado de Timothy. Sus compañeros de clases incluyen personas provenientes de los dinka, los nuer y otras tribus que pelearon entre sí durante la guerra civil de Sudán del Sur, que duró 21 años.
“En esta clase, somos como vecinos y amigos”, dijo Timothy.
Cada semana, durante los cinco días que están juntos, dominan el manejo de la máquina de coser, el diseño de ropa y los fundamentos comerciales. Aprenden a ahorrar dinero, invertir en su oficio y desarrollar pequeños emprendimientos. El objetivo que tienen es realizar operaciones listas para implementar una vez que estén en casa, y adquirir la capacidad de enseñar a otras personas.
Pero las habilidades técnicas no son el único núcleo de su plan de estudios. A lo largo de cada encuentro, los profesores y los pastores enseñan las Escrituras, abordando traumas y resolución de conflictos, además de las habilidades comerciales.

La clase pasó rápidamente de los pespuntes en línea recta a diseñar y crear prendas femeninas de calidad, tales como vestidos y faldas.
“He aprendido que la Biblia es muy importante”, afirmó Timothy. “Puede que haya un conflicto en casa, o con un vecino. Pero cuando vienes a escuchar la Biblia, tu mente se renueva. La Biblia nos está aconsejando. Nosotros tenemos traumas, pero la Biblia nos aconseja y nos inspira a vivir en armonía con otras personas”.
Este enfoque es parte integral de la estrategia de Samaritan’s Purse en Sudán del Sur, donde hemos trabajado por más de 30 años en muchos conflictos, inundaciones, hambrunas y brotes epidémicos.
Operando desde las oficinas que se encuentran en la calle Adís Abeba (calle que recibió este nombre por el acuerdo de paz del año 1972, que finalmente no logró cumplir su promesa), la organización trabaja junto en colaboración con las iglesias locales, con la convicción de que “desarmar al corazón con la enseñanza bíblica es desarmar las manos”. Oramos para que, por la gracia de Dios, la paz prevalezca en el país.
La necesidad sigue siendo urgente.
Así como se reúne la clase de Timothy, Samaritan’s Purse está proveyendo comida, agua y atención médica a decenas de miles de refugiados que huyen de la violencia en el vecino país de Sudán. Muchos se han asentado en Sudán del Sur, y viven en pueblos al norte de Mankien, un recordatorio de que la paz en esta región sigue siendo frágil.
Costura tras costura hacia la paz
En pocas semanas, Timothy caminará por última vez a su casa, provisto de su capacitación, su nueva máquina de coser y sus materiales: regalos que le dará Samaritan’s Purse por finalizar el curso. Como sastre de la aldea, él hará ropa para las familias mientras forja su reputación en una comunidad donde todavía es relativamente nuevo.

La estabilidad y la abundancia pueden ser parte del entramado de las comunidades que formen una nación de paz, pero no por medio de firmas y ofrecimientos grandiosos. Es algo que comienza en los corazones, y luego comienza a extenderse hacia afuera, costura tras costura, conforme al diseño de un Dios que ama la paz.
Pero esta visión va más allá del éxito personal. “Se correrá la voz de que aprendí esto de Samaritan’s Purse”, dijo él, detallando los planes que tiene de enseñarle a su esposa y a otras personas. “No quiero quedarme con este aprendizaje para mí solo”.
Timothy cree que este oficio atraerá a clientes de otras tribus, lo cual generará oportunidades para las conexiones humanas que ayudan a fomentar el entendimiento y la paz a nivel local.
“Cuando la gente escuche que puedes diseñar buenos modelos, pueden venir desde distintos lugares a buscar nuestro trabajo”.
“Esto podría significar tribus diferentes. Cuando nos encontramos, nos saludamos. Nos sentamos. Empezamos a hablar. Si las personas ya están sentadas para conversar acerca de cómo puedo servirles para mejorar su vida, en ese momento, hay paz entre nosotros”.
Cada compañero de clase de Timothy regresará a casa con esperanzas similares, y una comisión similar de difundir tanto sus habilidades para la costura como, según sus oraciones, la Palabra de Dios que trae paz, para crear un lugar donde los vecinos puedan prosperar juntos.

“Cuando la gente escuche que puedes diseñar buenos modelos, pueden venir desde distintos lugares a buscar nuestro trabajo”.
“Esto podría significar tribus diferentes. Cuando nos encontramos, nos saludamos. Nos sentamos. Empezamos a hablar. Si las personas ya están sentadas para conversar acerca de cómo puedo servirles para mejorar su vida, en ese momento, hay paz entre nosotros”.
