Mientras Samaritan's Purse continúa trabajando tras el huracán Otis, las iglesias están alcanzando a niños y familias a través de Operation Christmas Child y de La Gran Aventura.
Los niños y muchos de sus padres reunidos bajo el gran cobertizo de La Barra de Coyuca. La población joven de este pueblito ubicado apenas al oeste de Acapulco recuerda, como si hubiera sido ayer, la pesadilla del huracán Otis. Aun ahora, cuando comienza a llover o el viento se remonta lo suficiente como para sacudir sus techos, los niños reviven la tormenta fatal del 25 de octubre. Muchas familias perdieron todo.
“Creí que era el fin del mundo”, relató Henry, de 11 años. Se escondió con su madre y su hermana dentro de su pequeño baño, mientras el viento destruía su casa. Él fue uno de los niños de la comunidad a los cuales invitó Yesenia Rodríguez para que aprendan acerca de Jesucristo.
Apenas unos días después de que Otis azotó la ciudad, Yesenia y su esposo Ulises (en contacto con amigos e iglesias de Acapulco) condujeron tres horas hacia el sur desde su hogar en Toluca, para ayudar. Llevaron provisiones de socorro e, incluso, ropa y juguetes para los niños.
Han venido para ayudar a las comunidades en aprietos cercanas a la Barra y a una aldea vecina llamada Tercera de Enero. Como pastor, Ulises también vino para ayudar a las iglesias de la zona, traumatizadas por sus propias pérdidas. Una manera de ayudar fue encabezando los eventos de evangelismo de Operation Christmas Child, seguidos por las invitaciones a los cursos de discipulado de doce lecciones de La Gran Aventura.
Con alegría, Yesenia abrió su libro para darles a los niños su primera lección de discipulado. Apenas la semana anterior, estos niños de La Barra de Coyuca habían recibido su propia caja de regalos en la escuela secundaria cercana. Su techo de metal aún permanecía retorcido en el suelo, donde había sido lanzado durante la tormenta.
Una niña llamada Litsea (11 años) asistió a ese evento de evangelismo. Oró para recibir a Cristo y ahora era una de las decenas de niños que asistieron a las clases con Yesenia.
La caja de regalos (que incluía un cuaderno, un cepillo de dientes, un pingüino rosado y azul y otras cosas) había abierto la puerta para recibir al Mejor Regalo: el Señor Jesús mismo. Ella estaba deseosa de aprender más de Él.
Mientras Yesenia enseñaba el relato bíblico de la creación, describiendo todos los hermosos animales y las plantas que Dios hizo en el principio, los niños hacían dibujos de los animales exóticos.
“Yo dibujé un tiburón”, dijo Litsea, describiéndoles a Yesenia y a los demás lo que había aprendido. El tiburón era una animal que ella no esperaba ver jamás en persona, dijo, a pesar de que toda su vida había vivido cerca del mar. También compartió detalles de la tormenta que se había llevado la casa de su familia. “Me escondí bajo la cama con mi mamá, mi papá, mis hermanos y nuestro perro. Cuando el viento paró un poco, mi papá corrió a buscar a mis abuelos. Todos nos ocultamos allí hasta que pasó la tormenta”.
Los días posteriores a la tempestad, Samaritan’s Purse llevó en camión miles de cajas de regalos de Operation Christmas Child al estado de Guerrero. Previo a la Navidad, los líderes locales capacitaron a más de 300 iglesias sobre cómo conducir los eventos de evangelismo. Los maestros de La Gran Aventura se prepararon para iniciar los cursos desde los pueblos costeros hasta las comunidades de montaña de los alrededores de la Sierra Madre.
“Amo a Operation Christmas Child”, dijo Yesenia, maestra de La Gran Aventura desde hace más de cinco años. “Todavía recuerdo que recibí mi propia caja de regalos hace 13 años”.
Más de una década después, todavía recuerda los bolígrafos, los lápices, el cepillo de dientes y el rompecabezas que encontró cuando miró dentro de la caja. Además, recibió a Jesucristo ese día.
“Este ministerio es importante para mí, porque ese también fue el día en que levanté la mano y oré para recibir a Jesucristo. Es por eso que hoy estamos aquí. Es por eso que vine desde Toluca”.
La multifacética respuesta de ayuda
Samaritan’s Purse tiene varios socios ministeriales en Acapulco y en la región aledaña. Estas iglesias han sido esenciales en nuestra respuesta de ayuda inicial, porque ayudaron a nuestros North American Ministries y a los Equipos de Respuesta para Asistencia en Desastres (DART, por sus iniciales en inglés) a conectarse con las comunidades para evaluar y cubrir las necesidades fundamentales.
Nuestro equipo de North American Ministries ha desplegado a más de 500 voluntarios, muchos desde la Ciudad de México, para ayudar a más de 100 propietarios a cubrir con lonas los techos averiados. Los miembros de DART han provisto sistemas de agua potable para las iglesias de nueve comunidades y ayudaron a reemplazar y reparar los techos de decenas de iglesias locales. A través de las iglesias asociadas, se han distribuido miles de kits para refugios y filtros de agua domésticos.
Muchas de estas congregaciones han sido nuestros socios durante años a través de Operation Christmas Child, y ahora siguen evangelizando y discipulado a las familias en sus comunidades, por medio de las cajas de regalos y del curso de discipulado La Gran Aventura. A través de todos estos esfuerzos, las iglesias están llegando a sus comunidades, que siguen sufriendo, para presentarles a los niños el mejor regalo y la única esperanza verdadera: Jesucristo.
El pastor Pedro Victorino de la Iglesia Fuente de Agua Viva en Los Manantiales dice que la tormenta ha abierto caminos que nunca antes habían sido posibles.
“La tormenta no sorprendió a Dios. No estaba fuera del plan de Dios”, dijo el pastor Pedro. “Ahora están viniendo personas nuevas a nuestra iglesia y se convierten en creyentes genuinos. Y Dios ha podido bendecirnos a través de Samaritan’s Purse. Ahora tenemos estufas de cocina para dar de comer a más personas. Tenemos agua potable. Ustedes nos proveyeron un techo nuevo, luego de que el viejo fue destruido. Y ahora oramos por estas cajas de regalos, pidiéndole a Dios que a través de ellas cubra las necesidades específicas de cada niño que las reciba”.
Y esas oraciones están siendo respondidas de maneras maravillosas a lo largo de la región conmocionada por la tormenta.
“Ver a estas personas que ayudan a mi nieto me recuerda que Dios está ahí para ayudarnos”, dijo Sebastiana, la abuela de un niño de 6 años llamado Sebastián, durante un evento de evangelismo y cajas de regalos en otra aldea lejana.
El rostro de un niño de 12 años llamado Miguel, un artista en ciernes, se iluminó con una sonrisa cuando vio el cuaderno de artista que había en su caja. Inmediatamente, se puso a dibujar flores.
Unas gemelas de 12 años se sorprendieron al encontrar un juego médico y materiales de costura entre sus artículos. Yeni quiere ser doctora. Dyessamin está aprendiendo a coser en la escuela y necesitaba sus propios materiales.
“Sí. Son pequeñas cosas”, dijo el pastor Pedro. “Pero para un niño que lo ha perdido todo, son una manera de presentarles el amor de Jesucristo”.