La Iglesia Bautista Glade Spring, en Virginia, celebró una fiesta para empacar cajas para una congregación vecina que sufrió daños durante el huracán Helene.
Miró por una ventana rota hacia el interior del subsuelo de la Iglesia, y vio que las aguas de la inundación del huracán Helene habían dejado un desastre fangoso. Los artículos para las cajas de regalos de Operation Christmas Child que la Primera Iglesia Bautista de Damascus, Virginia, había recolectado durante el año ahora estaban mojados y sucios.
Jaz, de 11 años, vio algo que le dio esperanzas: una muñeca sobre un recipiente plástico de almacenamiento que parecía limpia. Quería desesperadamente que la muñeca llegara a las manos de una niña en algún país extranjero, que se la entregaran dentro de una caja de regalos de Operation Christmas Child.
“Realmente, no sé cómo explicarlo, pero empacar las cajas de regalos es muy divertido”, dijo Jaz. “Sabes que son para los niños que lo necesitan y que, sin duda, las disfrutarán”.
Pero incluso la muñeca, que parecía intacta, resultó estar empapada cuando los miembros de la iglesia la retiraron. Estaba demasiado estropeada para regalarla. Y como todos los objetos que la iglesia había reunido estaban destruidos, parecía poco probable que Jaz llegara a empacar las cajas de regalos este año.
Sanidad para los corazones, puertas que se abren para el ministerio después de Helene
Cuando Lisa DeBusk, la tía abuela de Jaz, se enteró de que Jaz estaba triste y desilusionada, inmediatamente se sintió obligada a ayudar.
“Yo no puedo acercarme a su iglesia y limpiar el barro, pero puedo contribuir a sanar sus corazones ayudándolos a empacar las cajas de regalos”, dijo. “Me dolió profundamente pensar que Jaz no podía empacar las cajas de regalos”.
Durante 20 años, Lisa ha servido como líder de proyectos de Operation Christmas Child en otra iglesia local: la Iglesia Bautista Glade Spring, a 20 minutos de la Primera Bautista. También sirve como coordinadora de área.
En su primer año, Glade Spring empacó menos de una docena de cajas de regalos, pero su compromiso de décadas para con el proyecto de Samaritan’s Purse se ha multiplicado. Solamente el año pasado, la congregación de 50 miembros empacó más de 600 cajas de regalos y, además, sirvió como centro de recolección para la comunidad.
Lisa agradece a Dios por el crecimiento de este fructífero ministerio en Glade Spring a lo largo de los años. Ha aprendido a confiar en que Él proveerá. “Él me ha enseñado a esperar y ser fiel”, dijo.
Su fidelidad a Dios y su pasión por compartir el Evangelio con los niños la llevó a coordinar una fiesta para empacar cajas de regalos entre ambas iglesias. No estaba dispuesta a permitir que el huracán Helene enfriara el deseo que estas dos iglesias en aprietos tenían por compartir las Buenas Nuevas con niños y niñas.
Ambas iglesias coordinaron recursos y empacaron juntas. “Me siento tan bendecida por ser parte de esto”, dijo Lisa.
En los días previos a la fiesta para empacar, los miembros de la iglesia trabajaron largas horas para clasificar los artículos por género y grupo de edad. Montaron puestos para que las personas escribieran las cartas que incluirían en las cajas de regalos. Y pasaron tiempo de oración por cada una de las cajas que empacaron.
Alabado sea Dios porque, en una noche, las dos iglesias empacaron 710 cajas. Tienen planes de empacar otras 300 cajas para cuando termine La Semana Nacional de Recolección.
Lisa sabe que cada caja de regalos es una oportunidad para que un niño o una niña en alguna parte del mundo escuche las Buenas Nuevas. También ora para que Dios use la fiesta para empacar organizada en Glade Spring para obrar en el corazón de cada niño que participaron.
“Esta es una enseñanza de vida: cuando las personas de tu comunidad están sufriendo, tienes que ver qué puedes hacer para ayudar y dar de ti mismo”, dijo.
La hija de Lisa, Brandi Powers, también se sumó a la fiesta para empacar. Ella, que vive en una pequeña comunidad muy unida, conoce a muchos de los miembros de la iglesia Damascus. "Es lindo reunirse y poder ayudar a tus vecinos", dijo.
Confiar en la provisión de Dios
Así como Lisa y los miembros de Glade Spring estaban contentos de realizar la fiesta para empacar, los miembros de la Primera Bautista Damascus también se entusiasmaron en la misma medida por sumarse a la celebración festiva.
“Dios nos abrió un camino”, afirmó Angie Fritz, líder de proyectos de Operation Christmas Child en la Primera Bautista Damascus. “Nos emociona tener aún esta posibilidad de empacar las oportunidades para el Evangelio”.
Angie se enteró de que la iglesia había sufrido daños durante la tormenta, pero cuando la vio por primera vez, se sintió abrumada.
“No pude llegar a la iglesia sino hasta dos días después de la inundación, porque nuestros caminos estaban arrasados. Había un montón de personas que no podían salir de su casa”, dijo. “Todo era irreal”.
El subsuelo de la iglesia también albergaba el salón social, las aulas de la escuela dominical y el espacio para el ministerio infantil. Pero lo que más afligió a Angie fue ver que las cajas y los regalos de Operation Christmas Child quedaron arruinados.
“Tenía el corazón roto, porque sabía que cada artículo perdido y cada caja que no se llenara era una oportunidad perdida para el Evangelio”.
Angie da gracias a Dios porque Él envió a Glade Spring para animarla a ella y a otros miembros de la iglesia. Su generosidad durante el angustiante período posterior al huracán Helene les levantó el ánimo y fortaleció a la congregación para enfrentar los días por delante.
“No se trata de mí ni de la Primera Bautista, o de Glade Spring. Se trata de Dios demostrando lo que Él está haciendo”, destacó ella.
El domingo anterior a la llegada del huracán, Samuel VanSlyke, el pastor de la Primera Bautista, predicó sobre la fidelidad de Abraham a Dios, aunque ello significara sacrificar a su hijo, Isaac. Él estaba dando una serie de sermones sobre el libro de Génesis.
Luego de que la tormenta golpeó, la congregación se reunió al domingo siguiente en la escuela secundaria local, donde el pastor Van Slyke enseñó sobre la fidelidad de José cuando tuvo que enfrentar las pruebas, incluso después de que sus hermanos lo lanzaran a una cisterna.
Dijo que no había sido una coincidencia que el Señor lo hubiera guiado a preparar esos dos sermones. Lo consideró un recordatorio de que nuestro Salvador siempre tiene el control, y que siempre obra durante los momentos más difíciles.
“Tenemos fe en que Dios nos permitió soportar esa tormenta por una razón”, dijo él. “El nuevo lema de nuestra iglesia es: ‘El Señor proveerá’”.
Al mirar el salón durante la fiesta para empacar, vio muchos corazones gozosos y rostros sonrientes. El pastor VanSlyke supo que era una experiencia que él nunca olvidaría.
“Siempre tendremos un testimonio sobre la bondad de Dios”.