El programa de evangelismo en hospitales de Samaritan’s Purse ofrece nuevas herramientas para capacitar y animar a los capellanes a compartir las Buenas Nuevas del Gran Médico.
En 2009, el reverendo Mark Sukulao estaba en una cama de hospital en Zimbabue, muy enfermo, desconsolado y en constante dolor. El hospital era el tercero al que ingresaba en menos de dos meses y enfrentaba una nueva cirugía.
Muchos pensamientos ansiosos atravesaban su mente. ¿Por qué Dios permitía su sufrimiento? ¿Sobreviviría? Si no, ¿qué pasaría con su esposa Joyce y sus tres hijos? ¿Qué sería de la congregación que había servido con fidelidad por años?
Seis meses y cinco cirugías más tarde, Sukulao alabó a Dios cuando finalmente volvió a su familia y a su iglesia. Un punto brillante en su travesía fue la amabilidad de un capellán que pasó muchas horas con Sukulao y su esposa, y oró por ellos, les dio palabras de consuelo y a veces, solo sostuvo sus manos.
“Sentí el amor y el cuidado, y eso me hizo responder al llamado de servir como capellán. Regreso lo que recibí”, dijo Sukulao, quien vino al hospital misionero de Karanda en Zimbabue hace dos años.
Ahora, como director del programa de capellanía, trabaja con nueve hombres y mujeres que
visitan pacientes en los pabellones, dirigen servicios de adoración en los hospitales y llevan a cabo evangelismo en la comunidad.
Sukulao se emocionó cuando escuchó que Samaritan’s Purse lanzaba un curso de capacitación llamado “El corazón del capellán” en algunos hospitales de World Medical Missions en África, e incluían Karanda. El curso se necesitaba mucho ya que la mayoría de los capellanes son pastores que no recibieron una capacitación formal de consejería.
“Cuando alguien está llorando en un hospital, nos necesiten. Los capellanes venimos con el corazón de Dios y conectamos con el corazón del paciente”, dijo. “Nos ponemos en los zapatos del paciente y les señalamos a Cristo en medio de su dolor”.
El curso de 20 lecciones empezó como un proyecto piloto en el hospital misionero Tenwek y el hospital AIC Kijabe en Kenia en 2020. Debido a su éxito, el curso se hizo este año en cinco más hospitales misioneros en Kenia, ocho en Zambia y en el hospital de Karanda en Zimbabue.
Cuidado integral
Mientras que los doctores y el equipo médico atienden las necesidades físicas de los pacientes, los capellanes proveen cuidado espiritual. La muerte es una realidad en los pabellones. A veces los capellanes se agotan de cansancio emocional.
“Es una labor abrumadora”, dijo Stephen Rhyne, que sirve como director asistente con World Medical Mission. “Los capellanes ven nueva vida venir al mundo, pero también mucha irse. Enfrentan mucho sufrimiento, más de lo que un pastor local experimenta, pues lo ven diariamente”.
Rhyne visitó a Sukulao y su equipo en Karanda en abril para ayudarles a comenzar el curso. Durante los siguientes 12 a 15 meses, miembros del equipo tomarán turnos para enseñarles sobre los temas difíciles, pero importantes, que forman parte del libro de trabajo. Los temas incluyen: “Ministrar a enfermos y moribundos”, “Una teología del sufrimiento, esperanza y la fidelidad de Dios”, y “Cultos, idolatría y falsas creencias en culturas africanas”.
“¿Cómo te acercas a una familia que ha perdido a un ser querido? ¿Cómo compartes con ellos por qué tenemos esperanza después de la muerte y les dices sobre Jesús durante un tiempo trágico en sus vidas?”, pregunta Rhyne. “¿Qué de los pacientes que lidian con adicciones o que han tratado de suicidarse? Este curso ayuda a que los capellanes sepan de estos temas”.
El reverendo David Kilele, un capellán jubilado que sirvió en Tenwek durante 40 años, ayudó a desarrollar el material del curso. Junto con el libro de trabajo, los participantes reciben una tableta precargada con videos que tienen mensajes de Kilele y el reconocido evangelista Billy Graham.
Para apoyar el ministerio de sus pacientes, Samaritan’s Purse provee de Biblias a los hospitales, así como Biblias de audio que funcionan con energía solar, en el idioma local.
Los capítulos introductorios del libro de trabajo animan a los capellanes a ejercitarse en las disciplinas espirituales a través de una vida de oración y devocional más fuerte. Este fundamento los equipa para conocer la Palabra de Dios y ser más efectivos para comunicar el Evangelio a los pacientes y dar ánimo al personal médico.
Ministerio enfocado en el Evangelio
Los doctores y enfermeras no son el único personal que experimenta estrés y fatiga. Los capellanes también, y “El corazón de un capellán” les da la oportunidad de sentarse juntos y discutir sus luchas personales.
“La gente nos busca por guía espiritual y dirección. Es una responsabilidad que nos puede agotar”, dice el reverendo Geoffrey Ndivo, que supervisa a los capellanes del hospital AIC Kijabe en Kenia.
“Por ejemplo, te alegras con un paciente que acaba de tener un hijo, y luego te das la vuelta y alguien está en duelo. Nos enseñan a llorar con los que lloran, y a gozarnos con los que se gozan, pero no es fácil cambiar de alegría a tristeza”.
El hermano Boston Mbilikita ha servido en el hospital misionero de Chitokoloki en Zambia por 15 años. Valora cómo el curso capacita al personal con nuevas ideas para su ministerio personal con los pacientes, algunos que enfrentan muchos desafíos de salud.
“Tenemos un paciente en sus treintas que quedó paralizado hace dos años por un accidente y sobrevive por medio del cuidado médico. Su situación pesa en todos los corazones en el hospital”, dijo Mbilikita. “Nos hace muchas preguntas sobre el amor de Dios, el porqué de su sufrimiento y porqué sus parientes no lo cuidan”.
Son preguntas complicadas, y aunque el personal no tiene las respuestas, comparten lo más importante y oran para que esto haga una diferencia en el futuro de este joven.
“Lo visitamos todos los días y compartimos con él la esperanza del Señor Jesucristo para animarlo en su enfermedad”, dijo Mbilikita.
Recientemente, pasó tiempo con un paciente de 50 años que sufre de bocio, pero no puede ser operado por su presión alta. El hombre oró para recibir a Cristo como Salvador y dijo que ya no se sentía abrumado por la preocupación.
“Dijo que había un mejor lugar para él si algo sucedía. Tenía una sonrisa grande en su rostro”, recuerda Mbilikita.
Cosecha espiritual abundante
En el hospital misionero Tenwek, los capellanes han visto el poder del Evangelio transformar vidas. Algunos que ahora son seguidores de Jesús han pedido el bautismo en el hospital. Otros regresan a casa y empiezan a construir iglesias en sus comunidades. A través del consejo de un consejero, muchos han buscado sanar relaciones rotas en sus familias.
Las primeras graduaciones de “El corazón de un capellán” fueron al principio de año con 14 participantes de Tenwek y siete en Kijabe, que recibieron sus certificados y disfrutaron una cena provista por Samaritan’s Purse. Otros 90 capellanes estudian el curso actualmente en otros hospitales.
Ndivo aprecia el ánimo de parte de Samaritan’s Purse que ha reavivado su llamado para seguir ministrando a los pacientes y personal en Kijabe. “Oren que seamos fieles a lo que Dios nos ha llamado, y que es para la gloria de Dios”, dijo.
De igual manera, “Servir a Dios, servir a otros”, es el lema del hospital misionero Karanda donde Sukulao encuentra el mayor gozo al llevar a los que están sufriendo o perdidos al Gran Médico, Jesucristo.
“Veo mis experiencias de vida como una herramienta para animar a los enfermos”, dijo Sukulao. “Cuando un paciente se sana, todos celebramos, y celebramos aún más si esa persona hace una decisión para seguir a Cristo”.
World Medical Mission colabora con más de 50 hospitales y clínicas en más de 30 países. El curso solo está disponible en inglés por ahora y está enfocado a una audiencia africana. Sin embargo, hay planes para adaptar los materiales para usar en otros contextos culturales.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren” (2 Corintios 1:3-4).
AMINATOU WAS HEARTBROKEN after her baby died in childbirth. But she was comforted by a mission hospital chaplain who prayed for her and told her that Jesus loved her. That day, Aminatou came to faith in Christ. She still receives encouragement from the audio Bible the chaplain gave her. Through our Hospital Evangelism Program, we are equipping dozens of chaplains around the world to minister to the spiritual and emotional needs of people like Aminatou. “This is my comfort in my affliction, for Your word has given me life” (Psalm 119:50).