Samaritan’s Purse continúa ayudando vidas trastornadas por un año de guerra en Ucrania.
Antes de la guerra, Olga* disfrutaba su vida en el este de Ucrania. Se subía al tren rumbo a un trabajo que disfrutaba, atesoraba su cómodo hogar con una cocina trasera de verano y atendía su jardín. Plantaba hermosas rosas y nutría con cuidado su cerezo, que vio a la madurez. Dos décadas en este pueblo la afianzaron a la tierra y la comunidad.
Así que, con una mezcla de desánimo, tristeza y determinación nos muestra el presente estado de su modesta propiedad. Su hermoso hogar está en ruinas, un nido vacío, arruinado por meses de lucha. Su cocina exterior y el baño adjunto son escombros. Un fragmento de misil se encuentra sobre las vigas cercanas. Su patio muestra las cicatrices del avance de un tanque. Todo parece destrozado, arrancado y destruido.
“Cuando camino por aquí, lloro cada vez porque no tengo nada, salvo esta propiedad. No tengo familia, no tengo hijos, no tengo padres”, dijo. “No me queda nada”.
“Tenía flores aquí; rosas por acá; ya no hay nada”, continuó.
La guerra le quitó a Olga lo que tenía. No tiene trabajo ni dinero. Sin auto, no puede salir de la ciudad y no tiene a dónde ir. El tren ya no funciona ya que la electricidad, los puentes y los rieles se vieron dañados durante la ocupación rusa que empezó la pasada primavera y la subsecuente liberación ucraniana el otoño pasado. No ha habido electricidad en muchos meses, y no se restablecerá pronto. Se queda, sin permiso, en la casa dañada de un vecino que huyó debido a la violencia.
A pesar de tantas pruebas devastadoras, como dos meses en el sótano que se convirtió en un refugio antibombas, Olga no renuncia a Dios ni a la oración. Le pide al Señor ayuda en base al salmo 91. “Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío» (v. 2). Y agradece profundamente la ayuda que ha recibido de Samaritan’s Purse.
Nuestra iglesia colaboradora ha estado trabajando sin cesar con el alcalde del pueblo para identificar y ayudar a los que tienen gran necesidad, como Olga. Un capellán lleva regularmente canastas con comida de Samaritan’s Purse, que incluyen arroz, pasta, avena, aceite y frijoles enlatados. Además, hemos provisto, a Olga y a otros, de estufas, que pueden ayudar a calentar la casa y cocinar; también madera para combustible y materiales de construcción, todo para ayudar con los meses más fríos de Ucrania.
“Gracias por su apoyo”, dice Olga. “No tenemos otros medios para sobrevivir”.
Ayuda continua en el nombre de Jesús
La situación en este pueblo en la provincia de Donetsk Oblast es precaria. Aunque el área está bajo control ucraniano desde principios de octubre, los intercambios de artillería continúan y los tanques siguen en las calles.
Olena, su esposo y sus dos hijos se refugian en un pequeño sótano en cuanto perciben el peligro. Con la estufa instalada que les dio Samaritan’s Purse, “nos mantenemos calientes en caso de emergencia o si tenemos que ocultarnos”.
“Da tanto miedo cuando empieza el bombardeo”, añadió. “Tu cuerpo empieza a ponerse a la defensiva. Piensas menos. Cuando el fuego cesa, tu mente no puede parar de repasar lo que ha sucedido, y eso da más miedo”.
La familia de Olena está muy agradecida este invierno por la estufa, la comida y otra ayuda que han recibido. “En el verano estuvimos bien gracias al jardín”, dijo. Pero ahora, sin verduras ni papas, y sin poder trabajar, dependen de la ayuda.
Unas calles más allá, Darya y su familia agradecen por la comida y la estufa que proveyó Samaritan’s Purse. Con temperaturas bajo cero, “necesitamos las estufas”, dijo. “A veces estamos dentro del sótano un largo tiempo; a veces solo un poco”.
Cerca de 600 personas quedan en el pueblo; eran 2000 al principio de la guerra el 24 de febrero, 2022. La mayoría evacuó al principio; algunos nunca se marcharon. El alcalde dijo que 48 civiles murieron en el primer año de guerra. Los que quedan enfrentan un futuro precario con mucho temor.
Sin embargo, Natalya, 85, y Vitaliy, 87, casados por 60 años, no piensan dejar su hogar. Sufrieron los altos y bajos del primer año de guerra; no se fueron ni siquiera cuando los rusos ocuparon el poblado y aun cuando solo un camión de ayuda llegó en verano, contó Natalya. La mayoría de los que quedan han perdido entre 9 y 27 kilos.
Ahora la comida viene más regularmente, y la pareja se mantiene abrigada con su nueva estufa. “Ustedes [Samaritan’s Purse] nos ha ayudado mucho”, dijo. “Cuando recibo ayuda de una organización cristiana, pienso que es preciosa porque todos aquí somos cristianos”.
Samaritan’s Purse y nuestra iglesia colaboradora están firmemente comprometidas a seguir ayudando a esta ciudad en cooperación con el gobierno local. “Nunca hemos tenido esta oportunidad”, dijo el capellán Danylo. “Hoy tenemos puertas abiertas para las Buenas Noticias, y debemos entrar”.
“Vemos esta necesidad y queremos servir”, dijo. “Predicamos, oramos y nos conectamos con la gente”.
*Los nombres se han cambiado por motivos de seguridad.
- Ora que Dios traiga la paz.
- Pide por protección para nuestro equipo y las muchas iglesias colaboradoras y por su valiente testimonio para el Señor Jesucristo.
- Ora por acceso continuo de ayuda a estas áreas destruidas por la guerra. Samaritan’s Purse ha estado trabajando en toda Ucrania para proveer comida, agua, cuidado médico, estufas, lámparas solares, materiales de construcción, Biblias y mucho más, todo el año pasado.