Un equipo de Samaritan’s Purse ayudó a una familia de duelo por la pérdida de sus seres queridos de origen ucraniano, los cuales huyeron de la guerra y luego perdieron la vida cuando el huracán Helene se llevó por delante su casa.
Nada ha quedado en el lugar donde estaba la casa de su hermana. No hay muebles, ropa ni platos en la cocina. Anna Wiebe y su esposo, Ryan, permanecieron en silencio mientras miraban la extensión del agua que ha consumido la propiedad de la familia. No sabían qué decir.
“Me quedé paralizada, incrédula. No podía creer que eso estaba sucediendo”, dijo ella.
“Le dije a Ryan que se habían ido. Esa noche, lloramos hasta que nos quedamos dormidos”.
Apenas unas horas antes, Anna había llamado a su hermana, Anastasia, que vivía al otro lado de la calle. En casa de su hermana, todos estaban sanos y salvos. Pero, ahora, toda evidencia de su existencia ha sido borrada por las furiosas correntadas del huracán Helene.
La tragedia golpea inesperadamente
Hace dos años, la hermana, la madre, el cuñado y el sobrino de Anna huyeron de la guerra en Ucrania y se instalaron cerca de Anna, Ryan y sus dos hijos adolescentes en Burnsville, Carlonia del Norte.
Anna, quien se mudó de Ucrania a Estados Unidos hace unos veinticinco años, se sentía aliviada porque sus familiares habían podido escapar del país asolado por la guerra. Pensó que podrían estar a salvo en las montañas hermosas y serenas de Carolina del Norte occidental, y tenerlos cerca significaba que Anna podría ayudar a su hermana a cuidar de su madre, que estaba enferma y confinada a su hogar.
El día de la tormenta, cerca de las 6:30 de la mañana, Anna le dijo a Anastasia que no podía ir a su casa a ayudarla con su madre porque las orillas del río ya se habían desbordado y estaban cubriendo la carretera. La casa de Anna y Ryan nunca se había inundado, ni siquiera en el subsuelo, y esperaban que pronto dejara de llover; pero no sucedió.
“Fue cada vez peor. Antes de que nos diéramos cuenta, el agua estaba entrando en casa”, relató Anna. “Yo seguía pensando en mi familia ucraniana. Intenté llamarlos, pero los teléfonos habían dejado de funcionar”.
Anna y Ryan metieron a las apuradas algunas cosas en las mochilas, como las billeteras y los documentos importantes, sacaron a sus hijos de la casa y los llevaron a un terreno más alto. No había tiempo que perder. “Cruzamos los bosques. Había árboles caídos por todas partes, y se venían abajo alrededor de nosotros”, dijo Anna.
Lograron llegar a la casa de Ryan, no muy lejos de allí. Los chicos se quedaron, mientras Ryan y Anna regresaron a buscar a Anastasia y su familia. “Cuando fuimos, no vimos su techo ni nada de la casa”, contó Anna. Todo era agua.
Más tarde, ese día, regresaron al lugar una vez que el río empezó a retroceder y los vientos se calmaron. “Yo ya sabía que la casa no estaría”, dijo Anna. “Sabía que ellos ya no estaban”.
Los voluntarios ofrecen ayuda y esperanza
A pesar de que los Wiebe estaban afligidos por la familia ucraniana de Anna, tuvieron que ser fuertes por sus hijos, y también debieron ocuparse de las cosas de su casa, que había sido terriblemente golpeada durante la tormenta.
“Fue como si una avalancha de agua entrara por un costado de la casa y saliera por el otro. Aquí tenía unos escalones que subían al porche, pero ahora tengo una entrada diferente”, dijo Ryan, mostrándole a un equipo de voluntarios de Samaritan’s Purse el hueco enorme donde alguna vez hubo una pared.
VOLUNTEER IN WESTERN NORTH CAROLINA
Ryan y Anna se mostraron aliviados y agradecidos cuando nuestro equipo llegó para ayudarlos en el nombre de Jesús.
“Esto es asombroso. El trabajo que están haciendo los voluntarios no es fácil”, dijo Anna. “Estoy sobrecogida por la tragedia, pero también, abrumada por el apoyo de la gente”.
Nuestro equipo manifestó el amor de Dios a la familia, trabajando duramente en distintas tareas. Cargaron un balde tras otro con el lodo espeso que cubría un cuarto de atrás. Sacaron los muebles arruinados y las pertenencias personales, y usaron una minicargadora para despejar los escombros del patio.
“Muchas manos a la obra hacen el trabajo mucho más liviano”, dijo Ryan.
Con compasión y sensibilidad, nuestro equipo lavó cuidadosamente los objetos del hogar que la familia quería probar y salvar. Extendieron los objetos sobre lonas, en el patio, para que ellos los revisaran, porque sabían que no eran solo “cosas”; sus pertenencias representaban recuerdos familiares.
“Eso era de mi papá”, dijo Ryan cuando vio que un voluntario lavaba una taza de café que perteneció a su padre.
“Ella puede plantarla de nuevo”, dijo, sonriéndole a Anna cuando un voluntario trajo una plantita que había sobrevivido.
Anna se alegró mucho cuando vio que una integrante del equipo desempolvó una foto enmarcada que su madre había bordado.
Ahora que su familia ucraniana no está, estos recuerdos son aún más preciosos.
En la medida que Ryan y Anna salían adelante, recibieron el aliento de nuestros voluntarios y de los capellanes del Rapid Response Team, quienes oraron con ellos. Además, recibieron una Biblia de estudio en una presentación especial, luego de la finalización del trabajo del día.
Te rogamos oración por la familia Wiebe, quienes están de duelo por haber perdido a sus seres queridos. Sigue orando por las muchas familias devastadas por el huracán Helene mientras tratan de salir adelante. Por favor, ora por los equipos de Samaritan’s Purse que sirven a lo largo del oeste de Carolina del Norte.
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).