Calentarse en Koyuk
El personal de Samaritan’s Purse y los voluntarios construyeron una iglesia en la villa remota de Koyuk durante el verano del 2023. Visita la aldea y la iglesia en este lugar tan especial en el norte de Alaska.
El país'de Dios
En el norte de Alaska, donde los bosques y la tundra pueden devorar dos estados del tamaño de Texas, hay una pequeña aldea en la ribera del poderoso río Koyuk. Ahí, cerca de la península de Seward, unos 144 kilómetros al este de Nome —mientras el cuervo vuela—, el río desemboca en la bahía Norton, luego al estrecho del mismo nombre, y finalmente al mar Bering.
En esta aldea, casi 300 nativos de Alaska viven a su manera. Es decir, sobreviven de la tierra y el agua, temporada tras temporada, y agradecen lo que obtienen en las estaciones establecidas por Dios. Huevos de pato, salmón ahumado, filetes de alce, arándonos, aceite de foca y más.
Hace 60 años era diferente, porque ahora los hogares tienen electricidad, drenaje e incluso congeladores grandes. E incluso hay una tienda en la ciudad con grapas y delicias de otras partes, como dulces y papas a la francesa congeladas.
Sin embargo, aunque los tiempos cambian, los nativos de Koyuk se enorgullecen de su cultura, pues la mayoría son de la tribu Inupiat, y se alegran de sus elecciones y dónde viven. La mayoría vive de la cacería y la pesca, y de la recolección de la tierra. Aunque algunos a veces viajan, Koyuk está lejos de las carreteras, y el transporte aéreo es, en general, muy costoso. Nadie puede acceder a la ciudad sin bote o avión. Koyuk es donde estas personas radican y donde tendrán éxito o fracasos.
Algunas partes de la Alaska rural están hundidas en ciénegas lodosas interminables. La aldea es un lugar hermoso con árboles y colinas y rocas en el fondo. Puedes ir a la playa en minutos y mirar cómo el agua dulce y salada se combinan, cuando el río y sus tributarios se encuentran con el mar. En el verano, escucharás a los cuervos, los chillidos de las gaviotas y la melancólica voz de las grullas. Es una tierra bendecida con recursos naturales.
“Mi padre solía llamarle el país de Dios”, dijo Wallace ‘Wally’ Otton, el antiguo alcalde, gerente del aeropuerto y residente por décadas.
Abunda la caza y Koyuk tiene hermosos escenarios, pero el único edificio para una iglesia en 2022 no lucía nada bien, de hecho, estaba a punto de caerse. La fe viene por el oír la palabra del Evangelio, y es la iglesia –el pueblo de Dios—el que proclama estas Buenas Nuevas a todas las edades. Y para que se puedan reunir y predicar en esta comunidad tan especial, en medio de la nada, significa que la iglesia necesita un lugar seguro y cálido para adorar juntos. Pero no había suficientes recursos en la comunidad para reparar la dilapidada estructura.
Una cita divina
Cuando Luther Harrison, del personal de Samaritan’s Purse fue a Koyuk para evaluar los daños que el tifón Merbok provocó en la costa en septiembre de 2022, esperaba encontrar casas con daños. Identificó algunas, pero se repararon a final de cuentas. Pero, el presidente de North American Ministries pronto descubrió una necesidad más grande.
He met resident Grace Morris and soon knew that Koyuk would be the site of the next major Samaritan’s Purse construction project in Alaska. Why? Her impassioned request was simple: We really need a new church building.
Grace, de 72, tiene una sonrisa contagiosa, una risa divertida y un amor abundante por el Señor Jesucristo. Lleva 30 años como miembro de la iglesia, y estaba preocupada por si la estructura existente colapsaba en cualquier momento. Recuerda haberle dicho a Harrison: “Más vale que nos construyan una iglesia. Necesitamos una; revise adentro”.
Harrison lo hizo. Una nueva iglesia era la única solución. “Encontrarme con Grace mientras caminaba fue una cita divina de parte del Señor”, dijo.
El estado de ese edificio de cuatro décadas era terrible. El congelamiento y descongelamiento había destruido sus cimientos. Parte del techo podía caerse. Había grietas en el suelo. Tomaba un día o más calentar el edificio, con un costo alto, así que las reuniones entre semana se hacían en otro lado. Los domingos invernales, aún con la calefacción, seguían tan fríos adentro que podías ver tu aliento. Debido a las temperaturas frígidas, se debía desconectar el agua.
“No nos sentíamos bien al respecto”, dijo el pastor Don Cross. “No era seguro. Muchos sentían aprehensión de que los niños estuvieran en el viejo edifico”.
El encuentro de Harrison con Grace desencadenó un proceso que terminó de manera bella en los meses de 2023: desde demoler el viejo edificio a finales de la primavera a construir nuevas instalaciones a principios de otoño. El personal de Samaritan’s Purse llegó en abril para construir una barraca dormitorio, una cocina, un cuarto de herramientas, acceso a internet y más para los equipos de voluntarios que vendrían durante 15 semanas, de finales de junio a principios de octubre. Más de 100 individuos viajaron de Lower 48, y todos debían ir y venir en vuelos en el interior de Alaska por nuestros servicios misioneros aéreos. Los aviones de Samaritan’s Purse hicieron más de 50 vuelos redondos de Soldontna a Koyuk en 2023, transportando personas y materiales en vuelos de dos horas de vuelo sencillo.
Los miembros del personal de Samaritan’s Purse y los voluntarios —se quedaran una semana, dos, o meses—, trataron de servir rápidamente a la aldea de Koyuk, aprender de sus ancianos y fieles cristianos, y señalar a otros a Jesucristo.
Además de que lograron vencer los desafíos de logística y construir la iglesia, nuestros equipos eligieron servir a la ciudad de diferentes maneras. Por ejemplo, el porche de Wally se reparó y se niveló su piso. “Fue una linda sorpresa. Todos se dieron cuenta de inmediato”, dijo.
Nuestro equipo hizo otras reparaciones, fuera de ventanas, escaleras, contenedores y más en sus meses de servicio. “Repararon muchas casas”, dijo Frank Kavairlook, de 72, presidente de Koyuk Native Corporation. “Samaritan’s Purse hizo mucho por nosotros. Dios bendiga a estos caballeros y a estas damas”.
“Repararon muchas casas; detuvieron su proyecto e hicieron lo que tenía que hacerse”.
Frank dijo que tomó nota del compromiso de Samaritan’s Purse para ayudar donde fuera necesario. Cuando el barco pesquero de una viuda se hundía en la playa, porque alguien olvidó destaparlo antes de irse, nuestro equipo ayudó para traerlo a la orilla y sacarle el agua. “Detuvieron su proyecto e hicieron lo que tenía que hacerse”, dijo.
En otra ocasión, esto implicó reparar la llanta ponchada de un residente en la pista de aterrizaje de la ciudad. En otro momento, un equipo ayudó a un hombre a darle vuelta a su recién pintado bote, algo que solo se puede lograr con brazos fuertes. El compromiso de hacer más allá incluía trabajar con equipo pesado para el pueblo, algo muy apreciado por los líderes locales.
Las personas de Koyuk miraron con atención mientras Samaritan’s Purse construía su nueva iglesia de junio a octubre. Vieron cómo 180 000 kilos de materiales llegaban por el río y vieron cómo manos y pies lo transformaban en un nuevo centro de adoración. El pueblo observó la calidad de los materiales y del trabajo de los voluntarios. Vieron actos de servicio ocurrir ese verano, día a día. El amor abundó.
Un honor servir y compartir
Un equipo de voluntarios de Samaritan’s Purse de Lincolnton, Carolina del Norte, sirvió una semana en Koyuk en agosto. Su experiencia es solo un ejemplo, solo unos días entre meses de trabajo.
Vieron al pueblo en acción mientras pescaban salmón y lo ahumaban, y guardaban el alce cazado por locales para rellenar sus congeladores para el invierno venidero. Por supuesto, el grupo pasó casi todo su tiempo completando un número de tareas intensivas de construcción, como poner paredes y techo en la iglesia, entre otros proyectos. Pero, también usaron su tiempo sabiamente al invertir en las familias de la comunidad.
Ya sea de visita en las únicas dos tiendas del lugar, o al jugar baloncesto o estar ahí, fueron intencionales en empezar conversaciones sobre la iglesia y Jesucristo. “Invitamos a la gente a venir a la iglesia para compartir con ellos”, dijo el voluntario Scott Mann, pastor de New Vision Ministries en Lincolnton. “Si haces la diferencia en una persona, vale la pena”.
El equipo de Carolina del Norte pasó tiempo de calidad en el parque con docenas de niños del lugar, mientras los largos días y las buenas temperaturas en agosto permitían que los niños estuvieran fuera hasta tarde.
“Me encantó venir aquí y construir la iglesia y enseñar a estos niños sobre Jesús, incluso a sus padres”, dijo el voluntario Dalton Christopher, quien ha servido en varios proyectos de construcción en Alaska.
“Es un honor poder mostrar a otros a Cristo”, dijo Kristin Holben, gerente de nuestros proyectos de Alaska. Ella pasó meses en Koyuk sirviendo a nuestros equipos el año pasado y dice: “Las personas se abren más con nosotros a veces, que con su propia familia”.
Palabras de los ancianos
Además de trabajar y testificar, los voluntarios y el personal de Samaritan’s Purse tomaron tiempo para escuchar y aprender de los residentes de Koyuk, en especial de los más ancianos. “La fortaleza de la iglesia está en los más fieles”, dijo el pastor Don.
Entre los ancianos estaba Melvin “Duma” Otton, el hermano de Wally de 73 años. Duma casi muere en un accidente de construcción hace unos 25 años. Fue llevado en avión al hospital en Anchorage donde pasó varios días en coma. Dios le habló durante este tiempo, y poco después, en una reunión de Pascua, reconoció sus pecados y le dio su vida a Jesucristo.
“Nunca sabes cómo Dios obrará en las personas”, dijo. “Dios trabajó en mí. Yo era uno de los peores aquí”.
El propio testimonio de Duma ayudó a que todos se enfocaran en el objetivo del proyecto de construcción. “Lo más importante no es solo atraer a más personas aquí (a la iglesia), sino que más conozcan a Cristo”, dijo Duma. “Cuando empiezas a atraer a las personas y a mostrarles que Dios es real, esto cambia las vidas de las personas. Cambió mi vida, así que sé que es verdad”.
Otra persona de tercera edad digna de conocer fue Grace, por supuesto. Ella conoció de Dios en la madurez, en 1993, y agradece que Dios ahora guía sus pasos. “Agradezco a Dios por cambiar a la persona más vil del mundo”, dijo. “Debes apoyarte en Dios para que dirija tu vida, para ayudarte, para todo. El hombre no es la respuesta, sino Dios”.
“Nunca sabes cómo Dios obrará en las personas. Dios trabajó en mí. Yo era uno de los peores aquí”.
Años después de ser salva, cuando necesitaba consuelo y ánimo, el Señor la fortaleció de una manera especial mientras recogía arándanos un día caluroso de verano en 2004. Terminó de rodillas, orando y dando gracias a Dios que la llamara Su hija y la usara como Su vasija para amar a otros. “Me aseguró que nunca estaría sola, y que Él estaría conmigo”, dijo.
Esta seguridad la ha visto superar muchas cosas en años recientes, pues ha perseverado en medio de la enfermedad y se dolía por las muertes de varios familiares cercanos. “No cambiaría esto por nada, pues sé que el Señor es bueno”, dijo Grace.
Para otros con Samaritan’s Purse, visitar a Oscar Anasogak Jr. fue vital para comprender el ministerio en esta aldea rural. Oscar podría considerarse un anciano, aunque es nuevo en la fe cristiana. Recibió al Señor Jesucristo este verano por el testimonio de uno de nuestros voluntarios, y el personal de Samaritan’s Purse fue fiel en visitarlo con frecuencia. También empezó a asistir a los servicios de adoración.
“Mi salud se ha deteriorado desde el año pasado”, dijo el hombre de 57 años. “Tuve un infarto en septiembre (2022). Me hizo empezar a pensar en dónde iré y que estoy haciendo”.
¿Qué piensa de Jesucristo ahora? “Creo que es maravilloso y no lo pues expresar con palabras”, dijo. “Es como un hermoso atardecer en que no puedes nombrar todo color”.
Había escuchado a otros pastores antes y no dudaba sus palabras, pero sabe que ahora debe poner su fe en práctica y vivirla. “Será un largo camino para mí”, dijo. “Algunos días son muy buenos, y otros no tanto”.
Aunque pasó una década en prisión, Oscar no muestra amargura. “Si no hubiera ido a prisión con mi estilo de vida juvenil y salvaje, quizá hoy no estaría aquí”, dijo. Cinco años desde su libertad, Oscar vive en una yurta en el este de la ciudad. Ahora busca ayudar a otros, tener amigos y disfrutar la belleza a su alrededor. “En la mañana, cuando hay sol” dijo, “salgo y escucho el canto del as aves, que transmite mucha paz”.
Cultura singular, desafíos comunes
Para comprender Koyuk, es útil entender un poco de la cultura Inupiat y cómo se entremezcla con el ambiente. Wally conoce el terreno local tan bien como nadie. Al ir con él en un bote con sus dos hijos en medio del verano, contó a los visitantes sobre el río Koyuk y sus tributarios, las montañas y los mares.
Comparte recuerdos de su niñez, a finales de los 50s y 60s. “Crecí acampando. Extraño acampar. Acampábamos por meses”, dijo. “Colgábamos pescado, recogíamos frutillas y disfrutábamos el sol en el verano en el norte de Alaska. Tal vez andábamos por Corral Creek y cabalgábamos los domesticados caribú como en un rodeo”.
Mucho ha cambiado desde entonces. Los caribúes se han ido y acampar es parte del pasado. Pero Wally quiere seguir sembrando estos principios en sus hijos, el estilo de vida de los Inupiat. Cuando mataron las primeras focas, dieron carne a un hombre de la tercera edad en el pueblo. Comparten de la caza con abuelos y abuelas, tíos, viudas y los menos afortunados. La carne es muy valiosa en esta cultura de subsistencia, pero una comunidad que se cuida es invaluable. El respeto por el medio ambiente, la preocupación por los más ancianos y un espíritu de gratitud son fundamentos que unen a la aldea.
Muchos se preocupan de perder estas cosas.
“Lo que hemos aprendido de los más ancianos es oral”, dijo Frank Kavairlook. Pero hoy, los jóvenes “no saben que deben absorber estas cosas” de sus padres, abuelos y otros. Siempre están viendo sus teléfonos, dijo Frank, y viendo televisión.
“La joven generación está tan atrapada en la tecnología que olvidan las buenas cosas de la vida”, se quejó Oscar. “Tienen más respeto por su mundo virtual que el mundo alrededor, y la compañía”.
El pastor Don reconoce los desafíos, pero dijo: “Hay un sentido de comunidad aquí todavía intacto. Las personas se ayudan unos a otros”.
Enfoque en la juventud
Aunque los líderes están muy agradecidos por el edifico, ven muchas nuevas posibilidades de ministerio. “Mi esperanza es que otros se unan a nosotros en la iglesia. Tendremos más alumnos de Escuela Dominical”, dijo Grace.
Alcanzar a todos los niños en el pueblo es el objetivo de la congregación.
Los más fieles de la iglesia tienen un deseo, un “corazón” por alcanzar a los jóvenes. Esto incluye a Rosemary Weston, la esposa de Duma. “La vida no es fácil en la aldea”, dijo. “Aquí debes aprender cómo sobrevivir”. Debes saber qué comer, qué no comer y cómo cuidar la carne. “Debes ser muy cuidadoso”, pues cazar y pescar no es para novatos.
Además, hay un nivel más de dificultad en la vida diaria. “Ellos (los jóvenes) se quedan en la aldea y se aburren”, dijo Rosemary. Esto resta a la cultura de subsistencia. Para seguir viviendo de la tierra, la aldea debe ser pequeña, porque incluso un lugar como Koyuk solo tiene suficientes animales para cierto número de cazadores. Con una población de 300, la ciudad solo puede ofrecer a sus jóvenes unas cuantas carreras legítimas.
Una falta de esperanza, especialmente cuando se combina con otros temas comunes a la Alaska rural como abuso doméstico, abuso de sustencias y enfermedad mental cobran un precio en los jóvenes. El suicidio es una tragedia frecuente. Duma y Rosemary perdieron un hijo hace unos años. “Todavía lo extraño”, dijo, y por eso se ha comprometido a ayudar a cualquier joven que los busque, incluso a medianoche. “Después que hablan con nosotros, se sienten mejor”, dice. “Sabemos que las personas andan por todos lados, pero queremos escucharlos.
“Le digo al liderazgo de la iglesia que se detenga y hable con los que necesitan ayuda”, dijo Rosemary. “Quizá salven la vida de alguien al hacerlo. La vida es demasiado preciada para perderla”.
Entre los sueños y los planes que tiene la nueva iglesia está el formar un grupo de jóvenes, un programa de alimentación, un ministerio para varones, otro femenil y más clases de Escuela Dominical para niños. Sin problemas de calefacción, se podrá abrir la iglesia toda la semana, y no solo el domingo.
“Dios traerá a su pueblo a la iglesia”, dijo Beda ‘Bim’ Prentice. Ella y su esposo John, a quien le dicen ‘Bucky’, tienen siete hijos y sirven en el liderazgo de la iglesia. Comparte su corazón para ayudar a los más ancianos y jóvenes de su comunidad nativa.
“Debemos traer a los más jóvenes a Cristo”, dijo. “Son los líderes del futuro”.
“Los trabajadores han conectado con nuestro pueblo a nivel personal, y vemos gente nueva en la iglesia, lo que nos emociona”.
Mientras la iglesia se edificaba, un tiempo de avivamiento y renovación empezó en Koyuk. Durante la construcción, la asistencia a los servicios aumentó, aunque todavía se reunían en el centro municipal, de 30 a 70 personas. El personal de Samaritan’s Purse y los voluntarios constantemente invitaban a las personas a la iglesia y compartían el Evangelio.
El pastor Don dijo: “Los trabajadores han conectado con nuestro pueblo a nivel personal, y vemos gente nueva en la iglesia, lo que nos emociona”.
La congregación se regocijó cuando 14 personas se bautizaron en septiembre, justo antes de que la edificación terminara. “Debemos mantener esa chispa, para que otros conozcan al Señor”, dijo Grace, quien se bautizó también.
Día de celebración
Tenemos 28 grados, pero se siente mucho más frío por el viento norte”, dijo, admitiendo también que el río Koyuk ya está parcialmente congelado.
Así es la situación del clima un poco antes del mediodía del 7 de octubre, 2023, y la conversación se dirige al gran evento, la dedicación de la nueva iglesia por Samaritan’s Purse.
“¿Está cálido ahí?”, preguntó alguien.
“Bien cálido, está agradable”, dijo Duma.
Y por eso se construyó el edificio, para proveer un lugar seguro para personas que se reúnan y proclamen el Evangelio. El calentar el viejo edificio fue como tratar de encender un calentador en tu auto en un día muy frío, con todas las ventanas abiertas, dijo Corey Lynch, director de proyectos en Alaska para Samaritan’s Purse. Estaba helado dentro del viejo edificio en invierno, y el invierno es aquí muy largo. El edificio solía quedarse sin usar.
Por supuesto, algunas almas fieles asistían al servicio de los domingos, con o sin un techo a punto de derrumbarse, pero aún ellos admitían que las oraciones eran por algo mejor. Esas plegarias finalmente se contestaron con el primer servicio en su nuevo edificio, un día de dedicación a Dios.
“Nuestros sueños se hicieron realidad”, dijo Gabriel Dewey (78), anciano de la aldea y líder de la iglesia por muchos años.
El nuevo edificio, un regalo de Dios
Curtis Ivanoff, el superintendente de la Conferencia de Alaska de la Iglesia Evangélica Covenant, habló en la dedicación y señaló que el ministerio de Samaritan’s Purse en Koyuk fue mucho más allá de la construcción.
“Creo que había un esfuerzo real e intencional para ir más allá de las paredes y bendecir a la comunidad”, dijo. “He oído vez tras vez cómo Samaritan’s Purse bendijo a la comunidad. Eso me anima”.
Mientras Corey Lynch dirigía la audiencia de dedicación, recalcó el mensaje que hay detrás de la labor, así como el amor del equipo de Samaritan’s Purse.
“Todo tiene que ver con Jesús”, dijo él. “Quiero construir un edificio que dure cien años… [y] el único propósito es para el Evangelio de Jesucristo. Es una historia que debe continuar porque cambia las vidas”.
El miembro del equipo de Samaritan’s Purse, Russ Richardson, habló brevemente después de Lynch y volvió a enfatizar que la obra se trata de mucho más que un edificio. “La iglesia puede durar 100 años, pero cuando alguien invita al Espíritu Santo para que entre en su vida, ese impacto es eterno”, dijo. Ha habido varias salvaciones en Koyuk este verano y la concurrencia a la iglesia se ha incrementado.
Richardson, que pasó el principio de la primavera al otoño en Koyuk, le dio las llaves del nuevo edificio al pastor Don que predicó sobre el salmo 122, Juan 4 y Hebreos 10. Mientras el pastor leía la historia de la mujer samaritana y Jesús, dio una invitación a la comunidad. “Las puertas de esta iglesia están abiertas a todos, donde estén”.
Hubo un gozoso canto en inglés y en Inupiaq durante la dedicación, y hubo muchas lágrimas y muchos abrazos. Luego empezó la fiesta, y cerca de 160 personas disfrutaron pollo frito y otras delicias, incluyendo frutillas, estofado de caribú y muktuk (piel y grasa de ballena). Wally y Dumay Frank y sus familias estaban allí. Oscar estaba allí. Grace quiso estar allí, pero tuvo que ir con su esposo fuera pues tuvo un accidente.
El nuevo edifico tiene un cimiento que consiste en una plataforma sobre la tierra. Este sistema mantiene el nivel del edificio del hundimiento que provoca el ciclo de congelación y descongelación de la región. Los materiales sólidos y un mejor aislante implican que no será un problema calentar el lugar. Además de que pueden estar ahí más de 130 personas, cuenta con un santuario, cocina, salón de usos múltiples, despensa y más.
El pastor Don Cross dijo: “Es una gran bendición tener una nueva iglesia”.
Las festividades se llevaron a cabo unas semanas después de los bautizos. Annie Adams, la directora del coro de niños, se bautizó y tuvo un papel importante en el servicio de dedicación. Este verano pasó tiempo con el equipo, compartiendo con ellos las comidas. Espera muchas más reuniones en la semana con su nueva familia en la fe en el nuevo edificio.
“Podemos tener un lugar caliente y acogedor para reunirnos y adorar y tener comunión en el invierno”, dijo en la dedicación. “Podemos usarlo para estudios bíblicos y oración. Nos podemos renovar al reunirnos durante la semana”.
Más trabajo por delante
Desde 2006, Samaritan’s Purse ha concluido 35 proyectos en Alaska, la mayoría en zonas remotas, alejadas de la red de carreteras. La estructura de Koyuk es la 13.a iglesia que hemos terminado de reedificar. Más de 3 500 voluntarios han servido hasta ahora.
“Hay más de 250 aldeas aquí, en el estado de Alaska. Solo tenemos que seguir adelante y encontrar iglesias que estén dispuestas”.
El grupo de creyentes en Koyuk ahora tienen un lugar hermoso y con energía suficiente para seguir adorando y ministrando a su comunidad en los años venideros, dijo Harrison.
“Este edificio será un lugar donde Su Palabra se predique, Su Palabra se proclame”, dijo. “Queremos asegurarnos de que la siguiente generación tenga un lugar seguro donde puedan seguir y tener una relación y caminar con Cristo”.
“Damos gracias a Dios por los voluntarios y donantes que hicieron esto posible”.
¡A Dios sea la gloria!
Por favor, mantén a la iglesia en Koyuk y las personas en tus oraciones. Ora que muchos residentes pongan su fe en Cristo y que los creyentes sean fortalecidos y tengan valor para brillar en medio de la oscuridad.