LA HISTORIA DE UNA PAREJA

Sorprendidos por la gracia de Dios

Tripp y Katie Butusov experimentaron el perdón y la nueva vida en Jesucristo.

Tripp y Katie Butusov llegaron a Samaritan Lodge Alaska en una crisis de fe.

"Pensé que Dios me odiaba", dijo Katie. Había perdido a seres queridos y se culpaba a sí misma. También tenía una larga lista de oraciones sin respuesta.

El soldado Tripp trajo sus propias dificultades. Una docena de despliegues entre 2002 y 2010, algunos de ellos con intensas situaciones de combate, le dejaron un severo estrés postraumático. "He estado en explosiones varias veces", dijo. "No te das cuenta de cómo te afecta hasta que vuelves a estar entre, digamos, 'gente normal'. Mis reacciones no iban de acuerdo a las situaciones".

El regreso a la vida civil fue un camino difícil, incluso con su comprensiva esposa, quien había pasado 12 años en la Infantería de Marina. La ira de Tripp, que escalaba por su estrés, afectó a todos a su alrededor. "Ahora mi mente sufre. Y otros sufren por ella", dijo.

Experiencias previas en la iglesia dejaron a Tripp con la sensación de que constantemente incumplía los estándares de Dios. "Cada vez que llegábamos a los últimos 15 minutos... pensabas: "¡Dios mío, otra vez estoy fallando! Estuve aquí la semana pasada, hice algunas mejoras, pero aquí estoy de nuevo".

Ambos acudieron a Operation Heal Our Patritos con escepticismo. Sentían que les impondrían el cristianismo. Katie se preguntaba si ya estaba tan lejos del amor de Dios que no había vuelta atrás.

Justo cuando comenzaba su semana en Alaska, el capellán Dan Stephens pidió a la pareja un momento para conversar. Aquí viene, pensaron. Pero no fue lo que imaginaban.

Dan empezó con una ilustración sencilla, y sacó un billete de dos dólares. Se lo ofreció a cada uno. La pareja se debatió sobre recibir algo que no se habían ganado.

“Este es el amor de Dios por ustedes”, les dijo Stephens. “No tiene condiciones. Está ahí si lo aceptan. Así que simplemente deben aceptarlo”.

Les ayudó a comprender aquello contra lo que habían estado luchando durante décadas: la gracia, que es el favor inmerecido de Dios.

Tripp y Katie habían llegado a Alaska con la esperanza de calmar el tormento interior y encontrar el perdón. La sencillez del Evangelio los asombró.

“Había estado rechazando este aspecto de mi vida”, dijo Tripp. “Y ahí estaba, ofreciéndome ese billete de dos dólares. Pensé: ¿Puedo aceptarlo? ¿Dejarlo todo y aceptarlo?”

Un poco antes de las 11 de la noche del día 2 de junio recibieron a Jesucristo como Señor y Salvador.

La transformación fue inmediata. Katie, quien se describe a sí misma como una "marine malhablada", dijo que ahora habla más limpio. Cuando llamó a sus padres, estaban "llorando a mares... no reconocemos a la persona que nos está hablando".

El viernes por la mañana, la pareja, que ahora camina con Jesucristo, renovó su compromiso matrimonial con Dios y se bautizó en Lake Clark. Por favor, ora por los Butusov mientras comienzan su andar con el Señor.