DESPUÉS de las CAJAS DE REGALO…
La Gran Aventura comienza

Querido amigo,

Mientras escribo esto, más de 11 millones de cajas de regalos de Operation Christmas Child han comenzado su recorrido para cruzar océanos, montañas y desiertos, y así deleitar a los niños en más de 100 países alrededor del mundo. Damos gracias a Dios por todos los que oraron y empacaron estas cajas, y alabamos a Dios porque usará cada caja para Su gloria.

Pero mientras estos niños recién sus regalos, comienza otro recorrido. En el siguiente año, muchos de ellos serán parte de La Gran Aventura--nuestro programa de discipulado diseñado especialmente para niños que han recibido cajas de regalos de Operation Christmas Child.

En los últimos 30 años, más de 50 millones de niños se han alcanzado a través de estas lecciones de discipulado, que incluyen a 25 millones que oraron para recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. Samaritan’s Purse capacita a maestros voluntarios y les provee de materiales en 91 idiomas. También damos a cada graduado un Nuevo Testamento. Hasta ahora, se han entregado 36 millones de Nuevos Testamentos a los niños a través de las iglesias colaboradoras. Únase y pida a Dios que levante un ejército de jóvenes evangelistas, preparados y dispuestos para compartir el Evangelio con amigos y familiares.

Quiero compartir algunas historias de cómo Dios usa La Gran Aventura.

En Mongolia, muchos niños crecen en culturas animistas y nunca han escuchado que Dios creó al mundo. Una de nuestras maestras dijo: “La primera lección de La Gran Aventura siempre es emocionante de enseñar porque es una idea muy diferente de cómo el mundo fue creado por Dios”. Un estudiante llamado Munkhbold dijo que aprendió que era especial a los ojos de Dios por medio de Génesis 1:27: “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios; hombre y mujer los creó”. Munkhbold invitó a un amigo a la clase, y ahora ¡ambos siguen a Cristo!

Un niño asiático llamado Khalid dijo que sus amigos lo convencieron de que Dios no existía. Se dio cuenta de lo contrario después de que su primo lo invitó a la iglesia donde repartían cajas de regalo de Operation Christmas Child y donde enseñaron La Gran Aventura. “Sentí esperanza que nunca había experimentado”, dijo. “Empecé a comprender el significado de la vida y quién es Dios. Lamenté haberlo rechazado”. No solo Khalid aceptó a Cristo como Señor y Salvador, sino que fielmente estudia la Biblia y comparte su fe con familiares y amigos.

En un evento de distribución de cajas de regalos en Bolivia, una niña llamada Rosa se preguntó por qué alguien que no la conocía le enviaría un regalo. Entonces comprendió el amor de Dios por medio de La Gran Aventura, donde memorizó las Escrituras, aprendió alabanzas y recibió su primera Biblia. “Ahora puedo leer la Biblia”, dijo, “pero lo mejor es que mi familia también puede aprender de Jesús. Estoy muy feliz porque ahora tengo a Jesús como amigo, pero también como mi Salvador”.

En Brasil, una madre no quería dejar que su hija asistiera a las lecciones, así que la maestra las visitó en casa y le dio clases personales. La niña se pudo graduar con sus compañeros.

En el Medio Oriente, Amira no solo le entregó su corazón al Señor por medio de La Gran Aventura sino que llevó a sus hermanos a la fe en Cristo y ahora es una maestra que dirige nuestras clases de discipulado en un orfanato.

Alabamos a Dios por el impacto eterno de Operation Christmas Child y La Gran Aventura. Dios ha usado las cajas de regalos para romper la dureza espiritual y preparar el camino para el Evangelio. “Pero el que fue sembrado en tierra buena, éste es el que oye y entiende la palabra; el que también da fruto, y produce cual a ciento por uno, cual a sesenta, y cual a treinta por uno” (Mateo 13:23).

Por favor, únase a mí para orar que Dios siga usando La Gran Aventura para transformar las vidas de millones de niños. Al empezar un nuevo año, agradecemos sus donaciones y oraciones para Samaritan’s Purse, y trabajamos en el nombre de Jesucristo para salvar vidas, aliviar el sufrimiento y compartir la esperanza del Evangelio.

Cordialmente,
Franklin Graham