Una cometa en una caja de regalos ayuda a iniciar el camino en la fe de una niña
Cuando una adolescente de Asia Central recibió una caja llena de regalos de Operation Christmas Child, el Señor la usó para guiarla a la comunidad cristiana y al discipulado.
Saliha* disfrutó de una sorpresa que superó cualquier otra cosa imaginable cuando abrió su caja de regalos de Operation Christmas Child. La adolescente levantó la tapa de su caja rebosante de regalos para descubrir toda clase de cosas divertidas, inclusive su objeto favorito: ¡una cometa! No veía la hora de hacer volar su nuevo tesoro para verlo lanzarse a toda velocidad y serpentear alto en el cielo, pero lamentablemente no tenía a nadie cerca con quien pudiera compartir su alegría.
Saliha nació en una familia tradicional de Asia Central, y sus padres se divorciaron cuando era muy pequeña. La mayor parte del tiempo, su madre trabajaba fuera del país para mantenerlos a ella y a su hermano menor; por eso, Saliha vivía con su tía.
Durante una época difícil, Dios usó esa cometa de la caja de regalos de Saliha para demostrarle que Él no la había olvidado.
“Después de que recibí el regalo, empecé a ir todas las semanas a la iglesia”, dijo Sahila. “Creo que acepté inmediatamente a Cristo en mi corazón. Sucedió muy rápido; no tuve ninguna duda”.
En poco tiempo, las personas que le presentaron a Saliha a su nuevo Salvador se volvieron sumamente queridas para ella. Ya no se sentía sola.
“Puedo afirmar que la iglesia se ha convertido en mi hogar”, dijo Saliha, siendo consciente de que había encontrado una segunda familia. “Podía ir a la iglesia y pedir ayuda, hablar con alguien y tener amigos. Y así sucedió. Encontré muchos amigos nuevos y buenos en la iglesia”.
Saliha llegó a amar a sus hermanos en la fe y a las canciones alegres. Como su cometa, empezó a subir vertiginosamente como persona, danzando alegremente con los vientos del Espíritu Santo y con el amor de Dios.
“Me di cuenta de que Él me amaba y quería ser mi Mejor Amigo. Yo sabía que estaba desesperadamente necesitada de amor y de amistad”, dijo ella.
Aprender a enseñar la Palabra de Dios
Un año después, Saliha se sumó al equipo del ministerio de niños de su iglesia y recibió una capacitación para enseñar el curso de discipulado La Gran Aventura, especialmente desarrollado para receptores de las cajas de regalos, como ella. Cuando los futuros maestros recorrieron las 12 lecciones bíblicas que les enseñarían a las niñas y a los niños, Saliha disfrutó particularmente de la séptima lección, que resalta la historia de Lucas 5 sobre las personas que a través de un techo bajaron a su amigo paralítico, frente a Jesús. El Señor no solo sanó al hombre acostado sobre la esterilla, ¡además perdonó sus pecados!
“Siempre me emociono cuando leo y veo una historieta de este relato”, dijo Saliha.
También valora mucho la historia de David, incluida su heroica derrota a Goliat, y las palabras que expresó en el Salmo 23. Saliha dijo que este último la ha ayudado a atravesar sus problemas muchas veces, especialmente, cuando estaba enferma.
Además de aprender a compartir la Palabra de Dios con los niños, Saliha descubrió, mediante la capacitación de La Gran Aventura, que también tenía el llamado a ser madre y maestra. Hoy, con 22 años, es una esposa y una madre feliz, y está en el tercer año de sus estudios universitarios.
Capacitar a la próxima generación
Ella está agradecida por la forma en que Dios cautivó su corazón para el ministerio de los niños, comenzando con el programa de discipulado de Samaritan’s Purse.
“Aún recuerdo a una de mis primeras alumnas de La Gran Aventura, una niña de 8 años llamada Ryana”*, contó Saliha. “Era muy especial para mí, aunque no lucía especial en absoluto. Era dócil y obediente, y me recordaba a mí misma cuando era pequeña”.
Ryana siguió hasta completar las doce lecciones del curso de discipulado de La Gran Aventura y recibió su propio ejemplar de la Palabra de Dios cuando se graduó.
Sin embargo, luego de que terminó su curso, Saliha no volvió a ver a Ryana durante un tiempo. Pero todo eso cambió cuando ingresó en su período de prácticas en una escuela pública.
“Ryana estaba en mi clase,” dijo Saliha. “Me puso muy contenta encontrarla otra vez. Me reconoció y se emocionó mucho”.
Saliha ora para que Ryana siga creciendo en el Señor y para que, algún día, incluso ella también llegue a ser una maestra.
La historia de la transformación de Saliha comenzó cuando alguien empacó con devoción una cometa en una caja de regalos. No obstante, este objeto creativo fue solo el comienzo. El programa de discipulado La Gran Aventura la ayudó a crecer en Jesucristo y a compartirlo con otros. Como maestra, ella ha ayudado a muchos niños a hacer lo mismo.
Desde 2009, más de 35 000 000 de niños se han inscrito en La Gran Aventura entre los cuales 17 000 000 de niños y niñas han tomado una decisión por Cristo. Ora para que estos niños se fortalezcan en la fe, así como los 1 700 000 maestros que los dirigen.
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