Entrar en una zona de guerra con cajas de regalos y comestibles
Los voluntarios de Operation Christmas Child demuestran el amor de Dios a niños necesitados.
En una ciudad de Asia, el combate despiadado dejó en ruinas viviendas y negocios, y causó la muerte de decenas de ciudadanos.
Cuando un equipo de Operation Christmas Child que estaba en una zona menos afectada supo de la devastación, rápidamente entró en acción. En los días posteriores, viajaron para entregar 100 cajas llenas de regalos para extender el consuelo y el amor de Dios a niños y niñas traumatizados que están en el corazón de la zona de conflicto. Con cada caja empacada en oración y de manera exclusiva por personas bondadosas de todo el mundo, procuraron demostrar el amor de Dios a estos pequeños que han sufrido tanto. Este equipo asociado dio un paso más y reunió fondos entre los creyentes locales para comprar 100 paquetes de comida para distribuir junto con las cajas de regalos.
Entrar en una zona en conflicto
"Encontramos apenas unos pocos autos mientras pasábamos por las casas destruidas. Mi corazón se llenó de angustia y del anhelo por compartir el amor de Dios.”.
Siete voluntarios dirigidos por el coordinador nacional de Operation Christmas Child formaron una caravana de dos autos y un camión para llevar las provisiones a la zona en conflicto. Sabían que sería peligroso, no solo por la violencia, sino porque el país tiene una mínima población cristiana. La mayoría es insensible al Evangelio o nunca lo han escuchado.
“La policía nos preguntó sobre el propósito del viaje. Sentí que sucedía algo muy grave”, dijo el coordinador del equipo. “Revisaron minuciosamente los autos y el camión. Yo mostré los papeles expedidos por el gobierno, y nos dejaron pasar”.
A medida que el equipo avanzó en el viaje, sus corazones se entristecieron más al asimilar todo cuanto los rodeaba.
“Las calles estaban vacías”, relató el coordinador. “Encontramos apenas unos pocos autos mientras pasábamos por las casas destruidas. Mi corazón se llenó de angustia y del anhelo por compartir el amor de Dios”.
Servir a la comunidad
"En la ciudad no hay refugios antiaéreos, porque nadie pensó que era posible un bombardeo aquí”.
Cuando llegaron al lugar de la explosión, los voluntarios tuvieron la sensación de que las casas en ruinas parecían esqueletos desechados. Junto a las edificaciones escalofriantes había cimientos desolados, único vestigio de construcciones que alguna vez rebosaron de vida. Había flores y juguetes colocados en memoria de los niños perdidos por la tragedia esparcidos en las cenizas.
“En la ciudad no hay refugios antiaéreos, porque nadie pensó que era posible un bombardeo aquí”, dijo un voluntario de 18 años.
Infinidad de mujeres y de niños han evacuado la ciudad, pero muchos hombres se quedaron porque no querían abandonar su territorio, aunque eso significara vivir en una carpa. Incluso entre este remanente, Dios los guio a los 100 niños que él quería bendecir.
Estos esfuerzos por servir a los jóvenes ministraron también a otros en la comunidad. Una mujer anciana que presenció su generosidad se acercó al equipo para pedir oración. Hacía varias noches que no podía dormir. Dos voluntarios, que eran pastores, con alegría llevaron sus necesidades ante el Padre celestial.
Ministramos sin impedimentos
"Mientras distribuíamos las cajas de regalos en la zona, pudimos ver y escuchar explosiones a lo lejos”.
Aunque los cristianos son una pequeña minoría en este país, los voluntarios tuvieron la libertad de compartir las Buenas Nuevas mientras distribuían las cajas de regalos y los alimentos. Un puñado de creyentes que viven en la ciudad tomaron nota de ello y se sumaron a servir a la comunidad en su momento de necesidad. Alabamos a Dios porque, juntos, el equipo ampliado siguió ministrando para las necesidades físicas y espirituales.
“Mientras distribuíamos las cajas de regalos en la zona, pudimos ver y escuchar explosiones a lo lejos”, contó un voluntario. “Cuando nos fuimos, los caminos estaban bloqueados en dirección a esa ciudad. Los camiones de bomberos y las ambulancias corrían con sus sirenas encendidas”.
Decidido por todo lo había pasado, otro voluntario dijo: “Nuestros planes son ministrar en esas ciudades que han sido particularmente afectadas por el conflicto. El Señor nos ha llamado a llevar paz y restauración a los sitios donde la guerra trajo destrucción”.
Por favor, ora por todos los niños preciosos que recibieron las cajas con regalos. Pídele a Dios que ministre sus corazones jóvenes, dándoles paz a ellos y a sus familias a través de la relación con Jesucristo. Ora también para que Dios ponga fin al conflicto.
Desde 1993, Samaritan's Purse ha bendecido a 220 000 000 de niños en 170 países y territorios con una caja de regalos de Operation Christmas Child y las Buenas Nuevas del amor de Dios. ¡Tú puedes ayudar a hacer esto posible para otro niño u otra niña y empacar una caja de regaloshoy!
“Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.
Mateo 5:9