El huracán Helene convirtió al río Cane (normalmente, de doce metros de ancho) en un gigante desbordado y furioso que devoraba casas, autos, postes de electricidad y enormes porciones de tierra en ambos lados de su recorrido insaciable, a medida que se recargaba aguas abajo.

Cuando la tormenta se extendió por las colinas y los valles del oeste de Carolina del Norte a fines de septiembre, al principio a Victoria Hensley no le pareció gran cosa —en un primer momento. Se preocupó un poco más cuando Little Creek, el riachuelo habitualmente suave que corre detrás de su propiedad, se desbordó y se filtró un poco de agua en el interior de su casa. Y, desde luego, se quedó sin electricidad, lo típico durante una lluvia torrencial en los confines del condado de Yancey.

"Me di cuenta de que estábamos completamente aislados. No había forma de salir o entrar".

Victoria Hensley

Sin embargo, una vez que paró el chaparrón y ella limpió los charcos de sus pisos, ella, su esposo Justin y sus dos hijos pequeños condujeron calle abajo hacia el río Cane, que atraviesa su comunidad agreste y montañosa. No podían creer lo que veían.

“Me di cuenta de que estábamos completamente aislados. No había forma de salir o entrar”, relató Victoria. Los caminos a ambos lados del río habían desaparecido. El puente estaba derribado. Vimos pasar flotando el techo de la casa de alguien”.

"El agua llegó hasta las ventanas de la casa”.

Stacey Randolph

Otro habitante de Little Creek, Stacey Randolph (64 años), observó cómo se desarrolló todo parada frente a la lluvia torrencial, en lo alto de una colina detrás de la casa blanca de tablas de madera que sus padres compraron en 1952. La casa, que abrazaba la orilla del río, es donde Stacey nació y ha vivido la mayor parte de su vida.

“El agua llegó hasta las ventanas de la casa, y destrozó los cimientos. Toda la parte de atrás de la casa está levantada”, dijo. “Adentro, todo está arruinado. Tapado por el barro. También perdí la camioneta. El agua vino, la dio vuelta y la arrastró hacia el río”.

Pasaron tres días hasta que la crecida retrocedió. Varios hombres de la comunidad usaron sus tractores, un volquete y una excavadora para despejar un camino rudimentario y fangoso de un solo carril a lo largo de una angosta franja de tierra al lado del río. Les llevó cuatro días. Es el único acceso que ahora tiene la comunidad, donde residen muchos ancianos, si necesitan irse a trabajar, para las visitas médicas o para comprar provisiones.

La inundación barrió con las carreteras, todos los postes y cables de electricidad que alimentaban a Little Creek, y el suelo sobre el que se erigían los postes. Por lo tanto, la zona podría estar sin electricidad hasta seis meses. Lo primero es reparar y recuperar la infraestructura, y el suelo mismo. Ya ha caído nieve, y los habitantes saben que probablemente seguirá nevando, lo cual podría hacer que su improvisado camino se vuelva intransitable.

"Eso fue la mano de Dios en esta pequeña comunidad”

Victoria (39 años) es una de las habitantes más jóvenes de Little Creek. Rápidamente, se dio cuenta de que una de las mayores necesidades de su comunidad eran los grupos electrógenos. Para muchos de sus vecinos, podría ser cuestión de vida o muerte. Sin los grupos electrógenos, no habría calefacción, electricidad para hacer funcionar los bombeadores para el agua de los pozos ni luces.

Victoria se enteró de Samaritan's Purse a través de uno de sus primos, que había estado atendiendo un sitio de abastecimiento que instalamos en la cercana Big Creek. El primo la buscó y la puso en contacto con nosotros. Ella pidió 50 grupos electrógenos. Respondimos rápidamente, y transportamos por vía aérea 52, porque vienen embalados de a cuatro por palé. ¡Y fue la cantidad exacta que necesitaban! “Eso fue la mano de Dios en nuestra pequeña comunidad”, dijo ella.

Siguieron más aerotransportes (nueve en total, incluidos los seis repartos realizados por helicópteros Chinooks de la Guardia Nacional del Ejército), que llevaron calefactores eléctricos y de propano, agua, comida, ropa de invierno y mantas, combustible, dos vehículos todo terreno, entre otras cosas. Victoria, una maestra de Ciencias de octavo grado, ahora supervisa el acopio los siete días de la semana, que se almacena en varias carpas grandes resistentes a la intemperie provistas por Samaritan’s Purse. Ella entrega las provisiones en la medida que se necesitan. Espera seguir haciéndolo hasta que vuelvan a comenzar las clases, probablemente, alrededor del primero de año.

"Ha sido un salvavidas”

Los residentes dicen que los grupos electrógenos y los calefactores han sido un regalo del cielo. “El grupo electrógeno y el calefactor son una bendición, de eso no hay duda; especialmente, con el clima realmente frío que está llegando”, dijo Stacey. Después de la tormenta, nos mudamos a la cabaña de un amigo, que tampoco tiene electricidad. Pero está agradecido. “Dios está obrando. Él está haciendo el trabajo”.

Jack Stark, de 72 años, está especialmente agradecido por no tener que seguir viviendo a oscuras. “Si no tienes luces encendidas en casa, es como que tienes la moral por el piso”, dijo. “Puede llevarte a la depresión”. Y Jack agradece particularmente que haya sido Samaritan's Purse que proveyó gran parte de la ayuda para Little Creek, ya que se completa el círculo de la conexión que tiene con el presidente de la organización, Franklin Graham. Stark contó que, hace 30 años, él entregó su vida a Jesús cuando vio al padre de Franklin, Billy Graham, predicando por televisión. “Fue a través de Billy que yo llegué al Señor”, dijo. “No sé qué me hizo encender la TV ese día, pero lo hice, y acepté a Cristo. Billy fue el mejor evangelista que ha existido”.

"Es un alivio saber que están abrigados por las noches”.

Nina King

Cuando terminaron el camino improvisado, Nina King (66 años), se fue a vivir con su hija por dos semanas. Cuando se enteró de que Samaritan’s Purse tenía un grupo electrógeno para ella, volvió a su casa. “Ha sido un salvavidas”, aseguró. “¡Doy gracias porque ahora puedo lavar un poco de ropa!”. También recibió un calefactor. El grupo electrógeno y el calefactor son de gran bienestar, porque dos de sus nietos viven con ella, y trabaja en el segundo turno de un proveedor de maquinaria comercial. “Es un alivio saber que están abrigados por las noches, mientras yo trabajo”.

Dirigimos una respuesta sin precedentes

Debido a que el daño de Helene fue tan grande y catastrófico, Samaritan's Purse respondió a una escala sin precedentes por todo el oeste de Carolina del Norte y el este de Tennessee. También brindamos socorro a la costa del Golfo de Florida y al sur de Georgia.

Dado que hubo tantas carreteras y puentes que fueron arrasados en las zonas a lo largo de la cordillera Azul, coordinamos una flota de 10 helicópteros, incluidos los Chinooks de la Guardia Nacional del Ejército, tres Blackhawk que pertenecieron al Ejército y varios helicópteros privados para transportar por aire provisiones a 23 condados afectados por la tormenta. Llevamos a cabo 359 vuelos y realizamos más de 240 misiones en tierra.

Ya hemos repartido más de 500 000 litros de agua; 24 666 cajas de comida; 17 339 lámparas solares; 3847 grupos electrógenos; 7768 calefactores, y miles de prendas de abrigo y mantas. También montamos centros médicos, instalamos decenas de dispositivos satelitales Starlink para restaurar las comunicaciones, y pusimos en funcionamiento filtros de agua en pueblos donde la red municipal de agua fue destruida. Por otra parte, planeamos proveer más de 500 casas rodantes y construir cientos de casas para quienes perdieron la suya por Helene. Probablemente, estaremos trabajando en el oeste de Carolina del Norte durante los próximos tres años, o más.

Pusimos rápidamente manos a la obra

Tan pronto como pasó Helene, pusieron manos a la obra. Nuestros voluntarios de camisetas naranja (cerca de 30000 solo en el primer mes) cortaron árboles, palearon barro, cubrieron techos con lonas, acarrearon escombros y oraron con los sobrevivientes.

"Ustedes han hecho un trabajo increíble al ocuparse de nuestro vecindario. Podremos reconstruir con la gracia de Dios”.

Kelly Owensby

En Asheville, Jerry Owensby y su esposa, Kelly, apenas lograron escapar de su cuarto antes de que un árbol atravesara su techo. Días después, se sintieron aliviados cuando decenas de voluntarios de Samaritan's Purse llegaron para limpiar el barro y retirar el árbol de su casa. “Ustedes han hecho un trabajo increíble al ocuparse de nuestro vecindario”, dijo Kelly. “Podremos reconstruir con la Gracia de Dios”.

"El amor y la compasión, el cuidado y la preocupación por cada cosa que hicieron fueron asombroso. Nunca he experimentado el amor de Dios de esa manera”.

Monnie Roten

Otra propietaria de Boone, Monnie Roten, se echó a llorar cuando vio llegar a los voluntarios que limpiarían su casa. “Cuando vi que los de las camisetas naranja entraron en la propiedad, realmente no había llorado hasta que los vi bajar de ese camión”, dijo ella. “El amor y la compasión, el cuidado y la preocupación por cada cosa que hicieron fueron asombrosos. Nunca he experimentado el amor de Dios de esa manera”.

En Creston, Carolina del Norte, Joshua Jones también se expresó agradecido por los voluntarios que ayudaron a limpiar su propiedad, pero agradeció más aún cuando un miembro de nuestro personal compartió el Evangelio con él. “Estábamos hablando de Dios y de cómo Él es una persona sorprendente”, relató Joshua. “Aprendí que si sabes que Jesús está en tu corazón, Dios puede estar allí para ti en todo momento. Fue realmente hermoso”. Luego, Joshua oró para recibir a Cristo como su Señor y Salvador. Es uno de las más de 350 personas que, hasta ahora, han puesto su fe en Jesús durante nuestra respuesta a las tormentas Helene y Milton.

Alabamos a Dios por las decenas de miles de voluntarios que se han puesto una camiseta naranja y han actuado como las manos y los pies de Jesús en el oeste de Carolina del Norte y el este de Tennessee para ayudar a más de 5000 personas y familias.

Dios está obrando

"Estamos tan agradecidos por Samaritan's Purse. Llegaron a lo profundo de un valle al que nadie podía llegar, y vinieron a cubrir nuestras necesidades de una manera poderosa. Dios está obrando. Él ha sido muy bueno”.

Victoria Hensley

A pesar de toda la devastación y la adversidad, Victoria de Little Creek dice que vio a Dios obrar y vio el bien que resultó de ello. “En primer lugar, ahora conozco a todos mis vecinos y esto nos ha hecho más unidos”, dijo. “Dios dispuso todo esto. Él tiene un plan para estas cosas. Y nosotros estamos sumamente agradecidos por Samaritan’s Purse. Ellos llegaron a lo profundo de un valle al que nadie podía llegar, y vinieron a cubrir nuestras necesidades de una manera poderosa. Dios está obrando. Él ha sido muy bueno”.

Por favor, continúa orando por aquellos afectados por el huracán Helene y por nuestros voluntarios, quienes están sirviendo como las manos y los pies de Jesús.

Samaritan's Purse reconstruirá cientos de casas y reemplazará cientos de viviendas prefabricadas para las familias cuyos hogares quedaron inhabitables a causa de la tormenta. Para saber más, visita la página web del Programa de Reconstrucción de Samaritan's Purse.

Español
Quantcast