Ayudamos a los sobrevivientes del terremoto en Myanmar

Samaritan's Purse desplegó un equipo de respuesta para asistencia en caso de desastres inmediatamente después de que un devastador terremoto de magnitud 7,7 sacudiera la nación del sudeste asiático de Myanmar. El terremoto cobró la vida de más 3500 personas y provocó muchos heridos.

Nuestro avión DC-8 y un avión de carga 747 transportaron más de 100 toneladas de suministros de ayuda, incluyendo unidades para filtrar el agua, material para refugios de emergencia y un hospital móvil de emergencia. Este centro médico, con varias tiendas de campaña, alberga una sala de urgencias, sesenta camas para pacientes, una farmacia, un laboratorio y dos quirófanos para apoyar al sistema de salud local en la capital, Naipyidó. También contamos con un tercer quirófano instalado en un contenedor de envió reconvertido. Los centros de salud están actualmente desbordados debido al terremoto. Nuestros médicos y enfermeras trabajan arduamente para realizar cirugías de fracturas y otros casos ortopédicos urgentes mientras decenas de víctimas esperan su turno.

Algunos de los pacientes del hospital móvil de emergencias están recibiendo atención por afecciones anteriores al terremoto. A un niño llamado Myat* se le volcó una olla de agua hirviendo encima cuando tenía un año y medio de edad. Este accidente le quemó la mano derecha a tal punto que la piel de sus dedos se fusionó, impidiéndole moverlos. La familia de Myat esperó durante años encontrar un hospital que pudiera ayudarlos a recuperar el uso de su mano. “Ha sido una larga espera”, dijo Myat. “Pero hoy, con este vendaje, mi pulgar tiene movimiento”.

“Queremos que cada paciente sepa que Dios lo ama y que no está solo. Por favor, ora por todos los afectados y por nuestro equipo de respuesta para asistencia en caso de desastres, que atiende a quienes sufren en el nombre de Jesús”.

Nuestros especialistas en respuestas ante desastres también instalaron un sistema de filtrado en un templo budista, ubicado en una zona rural donde previamente debían hervir lo que extraían de su deficiente suministro de agua. Ellos capacitaron a los miembros de la comunidad monástica acerca de cómo mantener el sistema y oraron por ellos antes de irse. Un miembro del DART dijo: “Después de que oré en el nombre de Jesús, el abad adjunto se mostró lleno de gratitud y seguía diciendo: ‘Muchas gracias, muchas gracias’”.