Una pareja militar se acerca a Dios y estrechan más su relación en Alaska.
El especialista del ejército Jason Tyson estaba en Fort Bragg, North Carolina, cuando conoció a la maestra Jodina. La primera vez que Jodina lo visitó en la base trajo galletas hechas en casa y “fue amor a primera mordida”, dijo Jason. “Supe que éramos el uno para el otro”.
Jodina también supo que después de la primera cita había encontrado a alguien especial: “Por fin conocí a alguien que hablaba más que yo”.
Solo llevaban juntos algunos meses cuando Jason recibió órdenes para un despliegue en Afganistán. Entonces, durante un regreso breve, la pareja se casó en una sencilla ceremonia. Unos días después, Jason se despidió de su nueva esposa y regresó a la guerra.
Los siguientes años de su joven matrimonio, Jason se desplegó a Irak y luego otra vez a Afganistán. No esperó que su tiempo en combate sacudiera su vida y amenazara su matrimonio con tal profundidad.
Más herramientas
Jason escuchó un fuerte estallido y supo que no era bueno. El vehículo había pisado un explosivo. Dos de los soldados en el camión murieron ese día en Afganistán.
No solo Jason perdió amigos cercanos, sino que la explosión lo dejó con heridas que todavía lo atormentan. Diariamente sufre de dolor en la espalda por discos degenerados, una condición que ha reducido su altura por más de una pulgada. Además, no hay un día en que no le duelan las rodillas.
Sin embargo, estas heridas no se comparan con las heridas invisibles, como el dolor y la culpa por estar vivo cuando los otros dos murieron.
“Los demás me ven caminar y hablar y piensan que estoy bien, y que no pasa nada malo”, dijo Jason.
La culpa del sobreviviente lo abruma, así como una herida en el cerebro que hace que se le dificulte verbalizar sus pensamientos y controlar sus emociones. La herida en el cerebro también intensifica los síntomas del estrés post-traumático, lo que trae destellos de ira. Ha espantado a su esposa y a sus hijos con estos arranques.
“Me siento quebrantado todo el tiempo. Como si un switch no sirviera y no hubiera modo de arreglarlo”, dijo. “Tengo que aprender a manejar todo esto y no esperar que desaparezca”.
Los Tyson aplicaron para Operation Heal Our Patriots porque no querían renunciar a su matrimonio.
“Ha estado fuera del ejército por mucho tiempo, pero es muy difícil”, dijo Jodina. “Venimos a encontrar las herramientas para resistir. Necesitamos mejores herramientas”.
En Alaska, la pareja comenzó a aprender y a poner en práctica herramientas de comunicación y estrategias para resolver conflictos en casa. a la luz de lo que Dios ha empezado a hacer en sus corazones en Alaska. Nuestros capellanes los animaron a comprometerse a empezar de nuevo.
“No puedo vivir en el pasado, porque si sigo así, no voy a avanzar”, dijo Jason. “No puedo cambiar el pasado. Pero puedo cambiar al avanzar”.
Comprometidos a un nuevo comienzo
El viernes re-dedicaron sus vidas a Jesucristo, y a su matrimonio delante de Dios. Cuando regresen a casa, piensan bautizarse en presencia de sus hijos y su iglesia.
“Fue un paso en la dirección correcta. Un paso para reparar lo que sentía que por tanto tiempo me había dañado”, dijo Jodina. “Era algo especial. Esta semana nos fortaleció”.
En otro paso importante, Jason honró a los soldados que murieron ese día años atrás en Afganistán. En una ceremonia especial conducida por nuestros capellanes y veteranos, Jason puso un brazalete de metal que ha traído consigo durante muchos años.
Fue la segunda vez en la semana que tuvo que confrontar sus emociones al recordar a sus hermanos caídos. Días antes descubrió otro nombre conocido entre los brazaletes. Los recuerdos lo bañaron. Fue un soldado con el que entrenó, un joven que murió el mismo día de ese terrible estallido.
“Me golpeó con fuerza”, dijo al describir cómo lloró mientras hacía un saludo. Cada experiencia de esta semana los trajo más cerca de la sanidad y de hacer la paz con el pasado.
“Seguiremos avanzando para ser una mejor pareja”, dijo Jodina.