A través de nuestro programa Safe Haven (lugar seguro) en la República Democrática del Congo, la capacitación ocupacional fortalece a las comunidades y las guía a Jesucristo.
En un cuarto pequeño con espejos en Mungwalu, en la República Democrática del Congo, media docena de estilistas llenan el espacio con risas y conversación. Entre el grupo alegre está una mujer llamada Bagambe, que sonríe y conversa mientras se concentra en su labor.
Trabaja con habilidad en el cabello largo de una jovencita para hacerle trenzas apretadas, un estilo popular que hace las mañanas más manejables. Para Bagambe, el trabajo ha creado horas significativas para conectar con otras mujeres mientras aprende un oficio que puede alimentar a su familia.
Cuando su padre murió hace unos años, Bagambe dice que todo se paró por completo.
“Después de eso, no teníamos dinero para pagar mi escuela”, dijo. “Perdí la esperanza. No podíamos encontrar comida”.
Bagambe vino con su mamá a Mungwalu para poder empezar de nuevo, y la joven conoció de Samaritan’s Purse a través del programa Safe Haven.
A través de este proyecto, damos a las poblaciones vulnerables, muchas con niños y mujeres, lugares seguros para encontrar consuelo, conectar el uno con el otro y aprender habilidades útiles para satisfacer las necesidades de su familia.
Durante el programa de seis semanas, Bagambe y otras estilistas aprenden las habilidades necesarias para cortar el cabello, hacer presupuestos de sus ingresos y tener su propio negocio. Sobre todo, se les enseñan las Escrituras, y cómo estudiarla y orar, así como oportunidades para recibir a Jesucristo como Señor y Salvador.
“No sabía cómo orar, pero ahora he comenzado”, dijo. “No me llevaba bien con mis vecinos, pero ahora tengo una buena relación con ellos. Ahora cuando escucho o leo la Palabra de Dios, tengo emociones que no tenía”.
Y a través de esta labor de peinar, especialmente hacer estas trenzas tan sofisticadas que requieren atención, Bagambe tiene la oportunidad de bendecir a otros con el amor de Jesús que ella también ha decidido abrazar.
“Quiero ser una mujer virtuosa”.
Ahora desea seguir una vida con Dios en todo lo que hace.
“Quiero ser una mujer virtuosa”, dijo. “Mi versículo bíblico favorito es Proverbios 31:10. Una mujer virtuosa es bendecida por Dios”.