Después de muchos años de sufrimiento, una mujer experimenta gozo en Jesucristo.
A la edad de 69 años, Aguek ya había sobrevivido a todos sus hijos. Su hijo mayor murió durante la guerra, tres de sus otros hijos murieron de la enfermedad del sarampión, uno se ahogó en un río cercano, otro por la picadura de una serpiente y su hija perdió la batalla contra la neumonía.
El esposo de Aguek la abandonó desde hace años y ella desarrolló una parálisis súbita en la parte derecha de su cuerpo. Aguek se había convencido desde hace mucho tiempo que los dioses que adoraba estaban enojada con ella y le habían puesto una maldición.
Aguek estaba convencida que tenía una maldición.
Aguek eventualmente empezó a beber y a pedir limosna en los mercados locales. No tenía esperanza. "No había nadie que se preocupara por mí", dijo ella. "Sentía que la vida no tenía sentido. Quería morirme para dejar de sufrir".
Recibiendo el amor de Dios
Un grupo de mujeres cercanas a su villa hablaron con Aguek recientemente. Estas mujeres habían participado en el programa basado en las iglesias "Iniciativa de Discipulado" de Samaritan's Purse, que ayuda a los cristianos a aprender a identificar y responder a las necesidades de su comunidad sin esperar ayuda de afuera.
Las mujeres le hablaron a Aguek sobre el amor de Dios para ella y la esperanza de la salvación eterna que solo se puede encontrar el Jesucristo. Pero después de todas las pruebas y dolor que ella había enfrentado, Aguek se cuestionaba si Jesús podía realmente cambiar su vida. El mensaje del Evangelio se veía muy bueno para ser real.
Pero las mujeres de la iglesia cercana no se dieron por vencidas. Continuaron visitando a Aguek, motivándola y compartiendo la Biblia con ella. También le regalaron dos cabras.
Aguek empezó a entender que estas mujeres realmente se interesaban en ella. La compasión que le demostrada por estas testigos fieles hicieron una diferencia eterna en la vida de Aguek al decidir confiar en Jesucristo como su Señor y Salvador.
"Un cambio ocurrió en mi vida, me dio esperanza otra vez y abrió mis ojos para ver al Señor y recibirlo en mi vida", dijo Aguek. "Ahora soy libre de los malos pensamientos y las malas acciones del pasado".
"Un cambio ocurrió en mi vida y abrió mis ojos para ver al Señor".
Aguek sanó de su parálisis. Asiste a la iglesia y participa en los eventos de evangelización con las mujeres, compartiendo su historia de cómo Jesús la salvó y la hizo una nueva criatura.
"Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!" (2 Corintios 5:17).