Los Carbullido aprendieron en Alaska que invitar a Dios en sus debilidades los ayuda a crecer más fuertes en su fe, matrimonio y familia.
Por muchos años, las experiencias de combate de los Carbullido continúa siendo un misterioso torbellino bajo la superficie de su matrimonio. El Sargento Mayor de las Fuerzas Aéreas, David Carbullido, ha considerado su obligación guardar esos momentos en un rincón oscuro de su mente. Él lo consideró una necesidad absoluta para poder concentrarse en su trabajo que tenía que hacer durante sus desplazamientos de combate.
Su esposa, la Sargento y Técnica de las Fuerzas Armadas, Sarah Carbullido, lo consideró un acto de fortaleza y coraje de su parte. Por lo que fue bastante temeroso para ella entender que, las cosas que él carga desde su tiempo en combate, juegan un papel en la tensión que viven ahora en su hogar.
Estacionados en Alemania al mismo tiempo con un equipo de evacuación en el campo, su esposo fue enviado a Irak donde su batallón sufrió bajas de soldados que tuvieron que regresar a casa. Ella pudo observar que los que regresaban muertos o heridos provenían de la región en Irak donde Davis estaba trabajando.
"Me imaginé lo que él estaba viendo allá por lo que yo estaba viendo después", dijo Sarah. "Fue mucho para mí el ver a los soldados heridos venir, pero a la vez hizo real el peligro que imaginaba él estaba viviendo".
David perdió amigos en Irak debido a dispositivos mortales de guerra, que se habían convertido en tema común, cuando se discutía sobre los artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés); bombas suicidas y la utilización de insurgentes como civiles para emboscadas de soldados en las ciudades, aldeas o a lo largo del camino.
Una muerte silenciosa
Los Cabullido son cuidadosos al hablar sobre la guerra. Han sido entrenados para mantener un decoro y disciplina sobre la información que brindan. Además, David aún está en servicio activo en Las Fuerzas Armadas y se le requiere que mantenga discreción en algunos temas, aún por parte de su esposa.
Pero ninguno de ellos se daba cuenta de cuánto los estaba afectado el mantenerse en silencio, para su matrimonio y una sensación de paz para sus hijos.
David dijo, que en muchos casos, él no quería admitir a él mismo y otros que sus servicios militares lo habían afectado.
"Todo lo boxeé y lo enterré", dijo David. "El hacer esto ha impactado todas las áreas de nuestras vidas, mi relación con Jesús y la relación con mi esposa".
Sarah dijo que cuando David regresó de sus servicios militares intentó vivir como si los meses anteriores de la guerra habían sido imaginaciones.
"Él regresó y se comportó como si nada hubiera pasado", dijo ella. "Al inicio, yo pensé que él era fuerte y que no le había afectado, pero conforme pasaron los años y los recuerdos le traían todo a su mente, él se mantenía en silencio. Entonces me di cuenta que su silencio le traía dolor y sufrimiento que no podía manejarlo solo".
Palabras sanadoras
El tiempo de David y Sarah en Alaska fue una invitación de Dios para que derribara las paredes que habían construido en su matrimonio, familia y en su relación con Jesús. Las excursiones naturales, las clases de enriquecimiento matrimonial con base bíblica y las conversaciones con los capellanes, todo sirvió para catalizar y dejar que Dios trabajara.
Para David significó mucho aprender lo que el Apóstol Pablo expresó en 2 de Corintios 12:10: "porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte".
"El servicio militar te enseña a ganar a todo costo y para mí eso significaba no mostrar debilidad", dijo David. "Pero he aprendido ahora que el precio de mantenerme en silencio era más grande que mi debilidad".
Lo que David consideraba debilidad, Dios lo usó como una oportunidad para demostrarle Su poder para sanar las cosas que David y Sarah estaban enfrentando en su matrimonio.
"Creo que siempre supimos que estaban ahí, pero teníamos miedo de enfrentarlos y arreglarlos", dijo Sarah. "Nuestros problemas de comunicación y la falta de respeto por cada uno, por años se fueron profundizando. Ahora, le estamos permitiendo a Dios que tome control y queremos aprender a no esconder nuestras dificultades, pero a enfrentarlas".
Invitar a Dios en las áreas de sus vidas que duelen, le ha dado a David un mayor libertad y ahora comparte con Sarah algunas de las cosas que él ha sufrido en silencio. Ella aprendió cosas de él en Alaska que él había mantenido en silencio por años. Ellos dicen que su tiempo en Alaska también les reveló una forma más saludable de relacionarse el uno con el otro y con sus hijos.
"Aquí yo redescubrí el amor incondicional de Dios", dijo David. "Fue duro para mí admitir que tenía debilidades hasta que vine aquí. De hecho, le agradezco a Operation Heal Our Patriots por ello. Alaska nos ha ayudado a cortar un poco del ruido que tenían nuestras vidas y descubrir cosas de las que no nos dábamos cuenta, durante el ajetreo y bullicio de todo. Esto nos ha permitido fortalecer el compromiso del uno con el otro y con nuestro matrimonio".