Una aldea aislada en Filipinas es transformada por el Evangelio de Jesucristo luego de escuchar el mensaje a través de Operation Christmas Child y de la Gran Aventura.
El pastor Rick y su equipo sabían que sería difícil (física y espiritualmente) llegar a la aldea por la cual ellos habían elevado oraciones. Para compartir allí las Buenas Nuevas de Jesucristo, el grupo tuvo que escalar montañas empinadas, cruzar ríos plagados de rocas y piedras, y abrirse paso a través de la densa vegetación y los bambúes. Su viaje a lo profundo de las junglas filipinas fue caluroso, extenuante, fangoso y resbaladizo.
“Es un compromiso llegar hasta aquí. Es sumamente difícil”, dijo Mary Ann, miembro del equipo de la iglesia. “Si no tienes el deseo de compartir el Evangelio, no habría razón para decidir venir hasta aquí”.
Al principio, el grupo del pastor Rick estuvo casi un año yendo y viniendo a la aldea, y viendo escasos frutos espirituales. “Estábamos desanimados y llegamos a cuestionarnos si debíamos seguir viniendo”, dijo él.
Pero las cosas comenzaron a cambiar después de un evento evangelístico con cajas de regalos. “Operation Christmas Child fue el momento decisivo en la participación de nuestra iglesia. Fue lo que nos abrió las puertas: todo cambió para nosotros”, dijo el pastor Rick.
Las oportunidades para evangelizar continuaron durante La Gran Aventura. De las lecciones bíblicas no solo participaron los niños y las niñas, sino que sus madres también empezaron a venir. El pastor Rick inició un estudio bíblico para las madres mientras Mary Ann y otros maestros dirigían a los niños a lo largo de La Gran Aventura.
“Operation Christmas Child fue el momento decisivo en la participación de nuestra iglesia. Fue lo que nos abrió las puertas: todo cambió para nosotros”.
Fe salvadora, fe multiplicadora
Noel fue una de las niñas que recibió una caja de regalos de Operation Christmas Child y participó de las clases de discipulado de La Gran Aventura. También asistió a la iglesia fundada por el pastor Rick.
“Todas las cosas que recibió en la caja la hacían muy, muy feliz”, contó la madre de Noel, Rosemarie. “Ponía los objetos en una bolsa y la llevaba consigo dondequiera que iba”.
Ni Rosemarie ni su hija pequeña habían escuchado jamás el Evangelio, hasta que el pastor Rick y los miembros de su congregación fueron a la humilde comunidad agrícola. Ambas llegaron a la fe salvadora en Jesucristo.
Luego, Noel se enfermó y murió. Fue devastador.
Mientras lloraba la muerte de su hija, a Rosemarie la consoló saber que su hijita estaba en el Cielo. Pero también tuvo que soportar las burlas de la gente del pueblo, que cuestionaban su fe constante en Dios luego de una pérdida tan terrible. A pesar de que Rosemarie era creyente desde hacía poco tiempo, se aferró a su fe aun mientras otros dudaban. “Al principio, no podía aceptar la muerte de mi hija”, dijo. “Pero aprendí que si le entregaba mis pruebas a Dios, Él me ayudaría. El Señor me ayudó a superar mi tristeza y mi dolor”.
Muchas vidas fueron transformadas por el Evangelio porque Rosemarie decidió mantenerse fiel a Dios durante las épocas más oscuras de su vida. Entre ellas, el esposo de Rosemarie. Sus cuatro hijos. Sus Hermanos. Sus nietos. Sus sobrinos. Su tía.
“Rosemarie es un miembro precursor de esta iglesia nueva y fue una de las primeras en bautizarse”, dijo el pastor Rick. “Su testimonio realmente animó a otros a confiar en Dios”.
La oración del pastor
Los niños y los adultos ahora tienen ganas de asistir a la iglesia y de aprender más de Dios.
“Yo creo que la prédica y la enseñanza constantes de la Palabra de Dios transformarán vidas. Es lo que visualizo para las personas de este lugar”, dijo el pastor Rick.
Está entusiasmado por seguir adelante con ellos en su camino de fe. “Quiero que sigan el plan de Dios porque Dios dice que Sus planes son darnos una esperanza para el futuro”.
“Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).