Dos médicos militares vuelven a dedicar sus vidas a Jesucristo y encuentran esperanza en su matrimonio a través de Operation Heal Our Patriots.
Los dos médicos militares estaban listos para renunciar a su matrimonio y no podían recordar por qué decidieron aplicar para ir a Alaska con Samaritan’s Purse. Unas semanas antes de que los sargentos militares Jason Smith y la especialista Amy Smith fueran a Operation Heal Our Patriots, les dieron las malas noticias a sus hijos.
Los Smith vuelven a dedicar su matrimonio a Dios y el uno al otro.
“Les dijimos que nos íbamos a divorciar”, dijo Amy. “Sí, tan mal estábamos en esos meses en que nos aceptaron para Alaska”.
Al final, decidieron escuchar el consejo de una amiga. Amy le dijo a Jason: “Vamos a Alaska. Debemos ir. Intentémoslo por nuestro matrimonio”.
El alcohol había sido un problema. Así como vivir en dos ciudades diferentes.
“Era una locura”, dijo Amy. Ella cuidaba de sus niños en un estado. Él cuidaba de sus hijos en otro estado. Ambos tenían hijos de matrimonios previos.
“Es muy difícil combinar familias”, dijo Jason. “Como muchos militares, no vivíamos en el mismo lugar”.
También tenían peleas y discusiones que escalaban, como contó Amy.
Emociones atrapadas
Amy se unió al ejército para encontrar dirección.
“Vengo de un pequeño pueblo en New Hampshire y de un contexto difícil”, dijo. “Sabía que necesitaba empezar de cero. Pensé que el ejército sería un buen lugar para hacerlo. No tenía dinero para la universidad. No me gustaba estudiar. No sabía qué hacer. Así que hablé con un reclutador”.
Las clases de matrimonio les ayudaron a aprender como reconectar y cómo conducir a su familia bien.
Jason se unió por razones parecidas. No sabía qué hacer después que murió su padre.
“Buscábamos hongos cuando murió”, dijo. Su padre sufrió un infarto en el bosque. “Me perdí después de eso. Empecé a beber.
“Debía salir de mi pueblo y la situación en la que estaba, y hacer algo. Tener una vida mejor. Por eso me uní”.
Vieron heridas en ambos lados del océano; Jason en combate, Amy en un hospital del estado donde trató a soldados heridos en las batallas en que Jason estuvo.
Durante sus despliegues, tanto a Irak como Afganistán, Jason sirvió como un médico adjunto a una unidad de reconocimiento. También sirvió en Liberia durante una misión humanitaria durante la crisis del ébola en 2014. Trató a víctimas de explosiones durante patrullajes. Presenció los horres de las víctimas del ébola en África oriental.
Vio a muchos morir, algunos mientras los atendía. En años recientes, perdió a dos amigos cercanos por suicidio y sobredosis.
La pareja honró a los soldados caídos en una ceremonia especial en Samaritan Lodge Alaska.
Cuando Amy y Jason se conocieron, habían ahogado sus emociones. Eso les enseñó el ejército.
“Como seres humanos probablemente no estamos hechos para ver lo que observas en el ejército”, dijo Amy. “Pero hay un sentido de propósito. Recibimos el dolor para que otros no lo sufran. Hacemos cosas difíciles para proteger a los demás.
“En el ejército se te enseña a enterrarlo”, dijo Amy. “Sea lo que experimentes, la misión está ahí. Así que sigues trabajando. Avanzas”.
Por supuesto, todo surge después. A veces de formas incorrectas y la tendencia es seguir reprimiendo las emociones. Ambos lidiaron con ellas mediante la bebida. En sus matrimonios previos, todas esas emociones resguardadas los apartaron de sus exparejas.
Ahora volvía a pasar en su matrimonio.
Encontrar la sanidad de Dios
En las semanas después de ser aceptados en Operation Heal Our Patriots, tocaron fondo. Otra vez estaban bebiendo. Se apartaron de la iglesia.
La pareja disfruta remar en kayak en el lago Clark.
“Estábamos perdidos en nuestra fe. No sabíamos qué hacer. Veíamos cómo los cristianos actuaban dentro de la iglesia y fuera de ella. Pensamos: ‘No queremos ser así’”, dijo Amy. Ya entonces la pareja vivía separada. Peleaban constantemente. Decidieron cancelar el viaje a Alaska. “Es una locura”.
Luego se arrepintieron. Días después volaban a Anchorage.
En Samaritan Lodge Alaska, durante las clases bíblicas para matrimonios, vieron el otro lado de la vida cristiana.
“Las personas son auténticas”, dijo Amy. “Aquí parece que nadie se preocupa de lo que el otro piensa. Están aquí para lidiar con sus propios problemas, por lo que muchos hablan de cosas complicadas en este lugar”.
Los Smith pudieron lidiar y platicar sobre las dificultades que enfrentan. En las clases, en la consejería personal con nuestros capellanes, encararon las dificultades y su fe tambaleante. En Alaska, Dios les ayudó a recodar.
“Solíamos poner a Dios en primer lugar. Solíamos poner primero nuestro matrimonio. Dijimos que nunca hablaríamos de divorciarnos”, dijo Amy. “Todo eso lo olvidamos”.
Los Smith disfrutaron caminar por las cascadas de Tanalia y ver osos en el parque nacional Katmai, así como pescar en las aguas cristalinas del lago Clark. Experimentaron la sanidad de Dios en medio de la hermosa naturaleza que creó.
Pasaron el día juntos viendo osos pescar salmón en el parque nacional de Katmai.
“Es fácil pasar por alto la creación de Dios y olvidarnos de Él cuando estás en una selva de concreto. Tenía muy poca fe al venir aquí, pero sabía que la necesitaba. Venir aquí nos ha ayudado a desacelerar”, dijo Amy. “Hemos decidido no renunciar. Queremos dar a nuestros hijos un matrimonio que puedan modelar. Queremos que digan: ‘Mamá y papá tuvieron momentos duros, pero no renunciaron. Podemos ser como ellos’. Venir aquí ha restaurado nuestra fe en las personas y en Dios”.
Jason dijo que se ha renovado su sentido de propósito como hombre, esposo y padre de familia.
“Nuestra sociedad se ha apartado de la idea de tener hombres fuertes guiando a las familias; yo quiero ser un ejemplo fuerte para ella y nuestra familia”.
Un viernes de agosto, alabamos a Dios porque la pareja volvió a dedicar su matrimonio a Dios, sus vidas a Jesucristo y se bautizaron en al lago Clark.
Ahora, después de una semana enfocada en su matrimonio en Samaritan Lodge Alaska, la pareja busca cambiar lo que pudo haber sido una tragedia. Quieren salvar su relación y proteger a su familia mixta, con la gracia y ayuda de Dios.
