En Alaska, Lorenzo y Kesha Richardson experimentaron una esperanza renovada a través de Jesucristo, tanto para su vida como para su matrimonio.
Incluso desde su juventud, Lorenzo Richardson había soñado con convertirse en músico, o al menos unirse a la banda de su escuela secundaria en Albany, Georgia.
Luego, dos grandes inundaciones azotaron su ciudad natal, y en ambas ocasiones obligaron a su familia a evacuar.
Los Richardson llegaron a Alaska con la esperanza de que su matrimonio pudiera comenzar a el camino a la sanidad.
“Tras la inundación de 1994, tardamos cuatro años en recuperar nuestra casa. Cuando llegó la inundación de 1998, acabábamos de mudarnos de nuevo”, dijo, comenzando a explicar cómo sus primeros sueños de ser un músico se remplazaron por sus deseos de defender la nación.
“Así que una de las cosas que nos ofrecieron y que podíamos pagar era el ROTC Junior de la Fuerza Aérea. Así fue como conocí a un teniente coronel y a un sargento mayor y me enamoré de la vida militar en noveno grado”.
Luego, justo cuando iba a comenzar la universidad, se unió a la Guardia Nacional del Ejército. Casi de inmediato fue enviado a Bosnia. Después de que los atentados del 11 de septiembre desencadenaron la invasión de Afganistán, lo enviaron allá.
Empezó como cocinero y luego se convirtió en intendente. En Afganistán, dirigió operaciones de apoyo y logística, lo que implicaba convoyes regulares de larga distancia y la recuperación nocturna de vehículos en el desierto afgano
“Nos disparaban constantemente. Había artefactos explosivos improvisados. Donde estábamos, a veces dormíamos bajo las estrellas escuchando de todo por la noche. Morteros. Tiroteos”, dijo. “Los vehículos que enviábamos por la mañana regresaban destrozados por la noche”.
Algunos hombres de su base no regresaron.
“Vi muchas cosas en ese despliegue”, dijo.
Las clases de matrimonio dirigidas por el capellán ayudaron a los Richardson a ver su relación entre ellos y con Dios con nuevos ojos.
Se le llenaron los ojos de lágrimas al contar esta parte de su historia. Las bajas y las secuelas del ataque lo acompañaron mucho tiempo. Esto y mucho más lo llevó de regreso a su matrimonio con Kesha, quien lo conoció años después.
A finales del año pasado, se encontraron en un matrimonio tambaleante y al borde del colapso.
Kesha estaba a punto de darse por vencida. En enero de este año, oró: “Señor, te lo entrego. No puedo más. Y por fin, encontré paz”.
Lorenzo descubrió Operation Heal Our Patriots, el proyecto de Samaritan's Purse para veteranos heridos y sus cónyuges, en una búsqueda desesperada en Google de cualquier cosa que pudiera ayudar.
Comenzar de nuevo con Dios
Al ser aceptados en el programa, viajaron a Alaska este mes. En Samaritan Lodge, la pareja aprendió a disfrutar el uno del otro sin distracciones. Fueron de excursión a pescar a las cataratas Tanalian. Navegaron juntos en expediciones de pesca en el lago Clark. Tuvieron la oportunidad de ver osos pardos en el Parque Nacional Katmai. Y forjaron nuevas amistades con otras parejas militares durante la semana.
Lorenzo experimentó el perdón de Dios. Empezó a seguir a Jesús como su Señor y Salvador y fue bautizado por los capellanes.
Lo más importante fue que experimentaron a Dios de nuevas maneras, y aprendieron cómo Él veía el futuro de su matrimonio. A través de clases de enriquecimiento matrimonial con bases bíblicas y consejería que tomaron con los capellanes, Lorenzo dijo que comenzó a descubrir lo que faltaba en su vida y su matrimonio.
“No he podido amarla como siento que necesita ser amada”, dijo. “Sabía que la había descuidado y que había traicionado su confianza”.
Para amarla bien, necesitaba recibir el amor y el perdón de Dios. En respuesta a nueve años de oraciones de su esposa, Lorenzo recibió a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida y matrimonio.
El viernes, la pareja se unió a otras cinco parejas para re-dedicar sus matrimonios a Dios. Poco después, Lorenzo se unió a otros siete participantes para el bautismo. Cuatro personas más recibieron a Jesucristo como Señor y Salvador esa misma semana.
“Dediqué mi vida a Jesús el 17 de julio”, dijo a las parejas, el personal y los voluntarios reunidos alrededor del lago Clark para celebrar su profesión de arrepentimiento y fe. “Esta ha sido una semana que me ha abierto los ojos. Creo que todos fuimos traídos aquí con un propósito. Lo creo de verdad. Para mí, sin duda ha sido esclarecedor. Esta semana fue una bendición de Dios”.
Kesha dijo que Dios también obró en su corazón, enseñándole a perdonar a Lorenzo por lo que había estado guardando. También agradece un nuevo comienzo.
“Me di cuenta de que tenía que soltar cosas. Para poder aceptarlo y encontrarme con él donde está”, dijo. “Aprendí que tengo que perdonarlo de verdad. No puedo simplemente decir ‘te perdono' y seguir albergando algo. Así que estoy aprendiendo a perdonar y hoy nuestro triángulo finalmente está completo porque tenemos a Dios y podemos empezar de nuevo”.
La pareja volvió a comprometer su matrimonio con Dios y tiene esperanza en su futuro que ha construido sobre el fundamento de Jesucristo.
