Samaritan’s Purse camina al lado de los migrantes en Colombia para ayudarles a reconstruir sus vidas en un nuevo país.
Hubo un tiempo en que Natalia estudiaba para cumplir su sueño de ser enfermera. Pero tuvo que dejar la escuela y dedicar su tiempo a trabajar cuando empezó el colapso de la economía en Venezuela. Las familias vivieron el desabasto, los cortes de electricidad y un sistema de salud fallido. A final de cuentas, tuvo que tomar la difícil decisión de dejar su hogar y huir a Colombia con sus hijos.
Después de un viaje estresante, la familia pasó la noche en un refugio de Samaritan’s Purse en La Donjuana, Colombia, cruzando la frontera, que provee a los cansados migrantes de una comida caliente, un baño y un lugar seguro para descansar.
Después de viajar dentro de Colombia, Natalia y sus hijos durmieron en un parque. Trabajó en las cocinas de varios restaurantes, pero no ganaba lo suficiente para sostener a su familia.
“Cada día pienso en mis hijos y sus necesidades”, dijo.
Al pensar en el cuidado que recibió en nuestro refugio, Natalia se emocionó cuando escuchó que Samaritan’s Purse trabajaba con migrantes en y alrededor de Bucaramanga en el norte de Colombia. Aplicó para participar en nuestro proyecto que provee de capacitación en negocios pequeños y recursos para montarlos.
Como resultado, Natalia empezó a vender artículos caseros como ropa de cama, cortinas y toallas para obtener un sustento. Aprendió las mejores prácticas para comprar y vender, y a cómo manejar con efectividad sus ingresos.
Ahora, Natalia finalmente puede pagar los gastos escolares de sus hijos. Sabe que es muy importante que ellos permanezcan en la escuela para tener la oportunidad de un mejor futuro.
Natalia dijo que agradecía que el Señor ha sostenido a su familia en medio de las dificultades.
“Dios está conmigo en este viaje. He caminado con Él, y he visto cómo Dios da fuerzas y levanta a individuos y a sus familias”.
Crear una nueva comunidad
María Alejandra es una migrante venezolana que, como Natalia, estaba desesperada por dar una nueva vida a su familia en Colombia. Primero, construyó una pequeña casa hecha de piedra, metal y madera en una colina en un área donde otros migrantes se establecieron. La colina se llama “Nueva Alianza”. María Alejandra explicó que el nombre da la gloria a Dios por protegerlos y ayudarlos a empezar de nuevo.
Nueva Alianza es muy especial para María Alejandra. Agradece por las celebraciones compartidas donde familias que están lejos de sus seres amados se juntan para disfrutar Navidad y otras festividades. “Tengo una familia muy grande, la familia de Nueva Alianza”, dijo.
Al ir creciendo, María Alejandra y otros migrantes se dieron cuenta que si trabajaban juntos podían ayudarse en lugar de tratar de luchar solos en nuevo país. Quisieron crear una comunidad unida para apoyarse mutuamente.
Sin embargo, los migrantes no sabían cómo empezar a construir sus nuevas vidas. Agradecieron que Samaritan’s Purse les ayudar a aprender cómo desarrollar una comunidad creciente y auto sustentable que prepare a la nueva generación para el éxito.
Sara Choque, desarrolladora del programa de Samaritans’ Purse en Colombia, dijo que su personal trabajó para ayudar y animar a la comunidad a sentirse empoderados para tomar decisiones y trabajar unos con otros.
Proveemos capacitación para iniciativas de mejora, desarrollo de liderazgo, inicio de pequeños negocios y manejo financiero. Ofrecimos clases de evangelismo y discipulado y tuvimos eventos especiales como comidas comunitarias y un concierto cristiano. Nuestros equipos también ayudaron a facilitar el ingreso a las escuelas, para no abrumar a los padres.
Además, Samaritan’s Purse renovó cerca de 50 casas en la comunidad al corregir temas estructurales para hacer casas más seguras.
Con lo que aprenden de nuestra capacitación y la guía y el ánimo de nuestro personal, las familias migrantes de Nueva Alianza han empezado a echar raíces. Han construido escaleras para conectar los hogares en la colina, puesto un sistema de drenaje y han comenzado a construir un camino. Desean construir una iglesia, un jardín comunitario y un restaurante.
“Samaritan’s Purse nos unió como comunidad”, dijo María Alejandra.
Después de trabajar de cerca con las familias de Nueva Alianza, Sara dijo que fue increíble ver su unión. “Fue como ver un poco del reino de Dios en la tierra”, dijo.
“Me bendijo grandemente ver cómo los miembros de la comunidad experimentaron el amor de Jesús”.