Los voluntarios están ayudando en el nombre de Jesús en el este de Kentucky que enfrenta un camino largo para recuperarse de las tormentas devastadoras.
Ronnie y Holly Banks se apilaron en su sala con sus niños y sus perros para ver la poderosa tormenta cruzar Breathitt County, Kentucky, el 28 de julio. Los relámpagos iluminaron el campo crecido de un auto-cinema del otro lado.
Cuando se durmieron, seguía lloviendo, y cuando despertaron seguía lloviendo. Los truenos sacudían todo. Y siguió lloviendo durante horas.
“Era como si alguien lanzara cubetas por todos lados”, dijo Ronnie. “Cubetas y más cubetas”.
Ronnie, un guardia nacional, recibió textos de su unidad para reunirse a las 0500 para prepararse a ayudar, lo que esperaban debido a una situación similar en las inundaciones del año pasado.
Lo que no esperaban era que el arroyo Troublesome, un canal angosto debajo de su hogar, se elevaría a niveles peligrosos en su calle. Al irse Ronnie, los arroyos todavía estaban un poco bajos.
“No me preocupé”, recuerda. “Pensé que solo llegaría a once kilómetros. El año pasado llegó un poco más y no tocó estos hogares. Así que me fui a trabajar como siempre”.
Pero no recibió actualizaciones de las inundaciones desde la mañana. Sin servicio celular en el área, el último mensaje de Ronnie fue unirse a su unidad, pero no vio nada grave.
Solo unas horas más tarde, antes de la salida del sol, el agua empezó a entrar a su casa.
Cuando oyó las noticias, que el agua había subido y estaban rescatando gente de ese lado de la ciudad, no pudo volver a casa. Le bloqueaba el agua y la policía y no había modo de comunicarse con su esposa.
“Pensamos que teníamos más tiempo. Cuando oí que se estaba inundando cerca de nuestra casa, el agua ya estaba muy alta. No podía llamar o mensajear a Holly”, dijo Ronnie. “Solo podía orar. Puse a mi familia en las manos de Dios”.
Para entonces, un vecino vino y ayudó a que su familia subiera a una colina cercana. Una hora después, un guardia y amigo de Ronnie llegó a ese vecindario en una canoa para buscar a personas varadas.
Su hogar, al que recién se habían mudado, estaba bajo un metro de agua.
¿Necesitan ayuda?
“Cuando finalmente regresamos a casa, no pudimos abrir la puerta”, dijo Ronnie. “La inundación tiró todo en la casa. Los sillones y el refrigerador bloqueaban la puerta trasera. Había casi un metro de lodo. Era un desastre”.
La pareja empezó a encontrar posesiones que sobrevivieron y empezaron a limpiar lo que pudieron, viendo que los vecinos necesitaban también ayuda. En un día o más de su regreso, se sorprendieron por los vehículos que entraron y por la pregunta del conductor.
“Hacíamos lo que podíamos para salvar la casa cuando vi a Samaritan’s venir en camino”, recuerda Ronnie. “Se detuvieron enfrente de nuestra casa y uno dijo: ‘¿Tienen quién los ayude?’”
Los Banks aceptaron y uno de los equipos voluntarios salió a trabajar. Su familia estaba entre las demás que necesitaban limpieza profunda: remover posesiones a la calle, remover paredes de techo a piso y quitar el piso también.
Nuestro personal y voluntarios han estado ayudando a los propietarios en Breathitt y Floyd desde un poco después de la tormenta. Nos quedaremos por semanas, ofreciendo ayuda física y espiritual en el nombre de Jesús.
Escenas que rompen el corazón
Las inundaciones de 2022 fueron las peores en el este de Kentucky en la historia de la región. Cobró 39 vidas e inundó cientos de hogares bajo el agua.
Tristemente, justo el año pasado, en 2021, otras terribles inundaciones devastaron el área. Samaritan’s Purse y sus equipos respondieron a ese desastre con semanas de limpieza, seguidas por reconstrucción, que apenas se completó este verano. Nuestro equipo recién había salido con una pieza pesada de equipo cuando las nuevas tormentas llegaron.
Ahora, los voluntarios están otra vez siendo las manos y los pies de Cristo en el este de Kentucky. El voluntario Phil Miller, un pastor jubilado, dice que le rompe el corazón al ver la destrucción.
“Fue sorprendente ver capas de lodo en los hogares y ver sus posesiones, todo lo de adentro de sus casas, apilados afuera”, dijo Miller, mientras quitaba la barandilla dañada de una de las seis casas afectadass junto a la carretera.
“Es también un privilegio hacer algo tangible para ayudar y servir a otros. Me bendice poder ayudar a esta gente y conocerlos y experimentar su fe en medio de tanta pérdida”.
Más de 700 voluntarios se han unido a nuestros esfuerzos donde cientos de propietarios han pedido ayuda.
Fe resiliente
Después de tres días de trabajo, los voluntarios quitaron los escombros y el lodo de la casa de los Bank. Las posesiones que se rescataron se empacaron y pusieron a secar. Los equipos rociaron para prevenir moho y limpiaron con agua con presión el subsuelo de la casa.
Cuando los Banks vieron su hogar por primera vez después de la inundación, los niños se quedaron sin habla y caminaron alrededor de donde sus cuartos solían estar.
Cuando la tormenta los golpeó, la familia todavía desempacaba por su recién mudanza. Ahora están contentos de regresar, pues el moho y la humedad no son una amenaza. Y ven esto como una oportunidad para crecer en su fe y enseñar a sus hijos a confiar en Dios y buscar a Dios en toda situación.
“Todavía estamos aprendiendo de todo esto”, dijo Ronnie. “Solo ver a estos voluntarios y cuánto han hecho. Es maravilloso. Nos ayudará a mantener la casa. Y estamos aprendiendo sobre la calma después de la tormenta y Dios nos está mostrando lo que quiere que veamos en la tormenta”.
“Me recuerda a la historia en la Biblia cuando le preguntan a Jesús sobre un hombre nacido ciego. ¿Era por su pecado o el de sus padres? Jesús dijo que ninguno de los dos. Era para la gloria de Dios. Y es lo más importante: sin importar las circunstancias, Dios debe darle la gloria”.
Por favor, ora por los que se duelen en Kentucky y por nuestros equipos para que ministren en diferentes formas en el nombre de Jesús.