El nuevo edificio de la iglesia, construido por Samaritan's Purse, fue dedicado al Señor en Koyuk el 7 de octubre.
Los casi 300 habitantes de Koyuk, una aldea principalmente iñupiac ubicada en el límite oriental de la península Seward de Alaska, marcan el año según los dramáticos cambios estacionales.
El invierno es largo, frío y oscuro, pero las almohadas polvorientas que cubren la tierra permiten viajar en motos de nieve, una oportunidad liberadora que no es posible en ninguna otra época. La primavera corta implica el derretimiento y el regreso ruidoso de los pájaros grandes y pequeños: patos, cisnes y grullas. El verano es caluroso y atareado con la constante recolección de los frutos del bosque, la pesca y la caza de alces, cuando inicia el 1 de agosto.
Sin embargo, no existe el otoño.
“No tenemos otoño, solamente heladas”, dijo Melvin “Duma” Otton, un aldeano habitante de toda la vida y miembro de la iglesia Koyuk Covenant.
“Tenemos 28 grados, pero se siente mucho más frío por el viento norte”, dijo, admitiendo también que el río Koyuk ya está parcialmente congelado.
Esa es la situación climatológica un ratito antes del mediodía del 7 de octubre, mientras la conversación rápidamente gira al gran acontecimiento del día: la dedicación de la flamante iglesia construida por Samaritan’s Purse.
“¿Está cálido ahí?”, preguntó alguien.
“Bien cálido, está agradable”, dijo Duma.
¿Qué tiene que ver el clima con el nuevo edificio de la iglesia? Mucho. El edificio viejo, demolido al comienzo de esta primavera, no tenía ni 40 años de antigüedad, pero estaba al borde de desplomarse y costaba mucho dinero calefaccionarlo. Calentar el edificio viejo era como hacer andar la calefacción del auto en un día muy frío, con todas las ventanillas bajas, dijo Corey Lynch, director de los proyectos de Alaska para Samaritan’s Purse. En invierno podías ver el vapor de tu propio aliento dentro del edificio, y aquí es invierno la mayor parte del año. Cuesta más ir a la iglesia si tienes miedo de que el techo se derrumbe y si sabes que las cañerías interiores han sido desconectadas por temor a que revienten los caños. La mayor parte de la semana, el edificio no se usaba.
Desde luego, unas pocas almas fuertes y fieles sí asistían al servicio dominical, pero hasta ellos reconocían que sus oraciones hacía mucho tiempo eran por algo mejor. Esos ruegos finalmente fueron respondidos con el primer servicio en su edificio nuevo, el día de la dedicación al Señor del sábado pasado.
“Nuestros sueños se hicieron realidad”, dijo Gabriel Dewey (78), anciano de la aldea y líder de la iglesia por muchos años.
El nuevo edificio, un regalo de Dios
La aldea ha observado al personal de Samaritan’s Purse y a los voluntarios mientras construían la nueva iglesia desde junio. La dedicación a comienzos de octubre fue la culminación de las 15 semanas de trabajo voluntario hecho por muchos más de 100 individuos que fueron a servir desde los 48 estados del país.
Observaron la calidad de los materiales y el trabajo que se utilizó en la construcción, y la calidad de los voluntarios mismos. Observaron mientras nuestro personal dedicado forjaba relaciones profundas y ayudaba de muchas maneras a los habitantes: escuchando y aprendiendo, reparando un neumático pinchado, rescatando un bote hundido, reparando ventanas, nivelando un porche inclinado, etcétera. El amor abundó.
Curtis Ivanoff, el superintendente de la Conferencia de Alaska de la Iglesia Evangélica Covenant, habló en la dedicación y señaló que el ministerio de Samaritan’s Purse en Koyuk fue mucho más allá de la construcción.
“Creo que hubo un esfuerzo real e intencional de ir más allá de estas paredes y bendecir a la comunidad en general”, dijo. “He escuchado una y otra vez cómo Samaritan’s Purse bendijo a la comunidad. Y eso fue muy alentador”.
Mientras Corey Lynch dirigía la audiencia de dedicación, recalcó el mensaje que hay detrás de la labor, así como el amor del equipo de Samaritan’s Purse.
“Todo tiene que ver con Jesús”, dijo él. “Quiero construir un edificio que dure cien años… [y] el único propósito es para el Evangelio de Jesucristo. Es una historia que debe continuar porque cambia las vidas”.
Luego enumeró una lista de pecados y males, pero ofreció esta esperanza: “La única cura que hay ahí afuera es la cruz y la resurrección de Jesucristo”.
El miembro del equipo de Samaritan’s Purse, Russ Richardson, habló brevemente después de Lynch y volvió a enfatizar que la obra se trata de mucho más que un edificio. “La iglesia puede durar 100 años, pero cuando alguien invita al Espíritu Santo para que entre en su vida, ese impacto es eterno”, dijo. Ha habido varias salvaciones en Koyuk este verano y la concurrencia a la iglesia se ha incrementado.
Richardson entregó las llaves del nuevo edificio al pastor Don Cross, quien predicó sobre el Salmo 122, Juan 4 y Hebreos 10. Cuando leyó la historia de la mujer samaritana y Jesús, extendió una invitación a la comunidad: “Las puertas de esta iglesia están abiertas para todos, dondequiera que usted se encuentre”.
En la dedicación cantaron con alegría himnos en inglés y en iñupiac, y hubo muchas lágrimas y abrazos. Luego, comenzó el festín, en el que más de 160 personas disfrutaron de pollo frito y exquisiteces locales, incluidos los frutos del bosque y la carne de animales de caza.
Todo esto sucedió apenas un par de semanas después que la iglesia celebró 14 bautismos en el centro municipal, donde se habían reunido durante la construcción. Los bautismos se realizaron en un gran contenedor de pescados, y usaron un plástico para proteger el piso.
Annie Adams, la líder del coro de niños de la iglesia, estuvo entre los que fueron bautizados. Este verano confraternizó con nuestro personal y nuestros voluntarios, ya que solían compartir juntos las comidas. Ella espera con ansias reunirse muchas veces por semana con su iglesia familiar en el edificio nuevo.
“Podemos tener un lugar abrigado y acogedor para reunirnos, alabar y tener comunión todo el invierno”, dijo ella en la dedicación, mientras las personas saboreaban la sopa de caribú con fideos y el escabeche de muktuk (piel y grasa de ballena). “Podemos usarlo para el estudio bíblico y para el grupo de oración. Podemos renovar nuestra mente cuando nos reunamos durante la semana”.
Bob Walters de Shelbyville, Kentucky, estuvo entre los voluntarios de Samaritan’s Purse que sirvieron en el último despliegue en Koyuk, limpiando el sitio de la obra. La dedicación fue una experiencia memorable para él y para todos los que tuvieron el privilegio de estar presentes.
Sus pensamientos resumen el ánimo tanto de nuestro personal como de los voluntarios que pasaron meses en este proyecto: “Nosotros servimos al Señor. Estamos aquí por una razón. Hicimos lo mejor que pudimos, y es una sensación gratificante saber que estás haciendo la obra del Señor”.
Hay más trabajo por hacer en la Alaska rural
Desde 2006, Samaritan’s Purse ha concluido 35 proyectos en Alaska, la mayoría en zonas remotas, alejadas de la red de carreteras. La estructura de Koyuk es la 13.a iglesia que hemos terminado de reedificar. Más de 3 500 voluntarios han servido hasta ahora.
“Dios nos ha bendecido con un avión para poder llegar a las aldeas”, dijo Luther Harrison, vicepresidente de Samaritan’s Purse North American Ministries. Los aviones transportan tanto personal como materiales a esas regiones. “Hay más de 250 aldeas aquí, en el estado de Alaska. Solo tenemos que seguir adelante y encontrar iglesias que estén dispuestas”.
Sobre la iglesia nueva en Koyuk dijo: “Este va a ser un edificio donde su Palabra será predicada, su Palabra será proclamada… Queremos asegurarnos de que la nueva generación tenga un lugar seguro donde puedan imitar y tener esa relación y ese caminar con Cristo”.
¡A Dios sea la gloria!